Hola navegantes.
Ayer Ana se estrenó en este viaje con una etapa larguísima. Salimos de Nantes con la pleamar con idea de descender el río y volver a quedarnos en Pornichet, como a la ida. Fuimos viendo las mismas cosas sorprendentes y alguna curiosidad más. Por ejemplo, a mitad del río aparece lo que te imaginas que es un faro, justo enfrente de la casa sumergida:
Pero ¿qué pinta un faro en un río?. Claro, no es un faro, es la Torre del Plomo. Es una torre de base circular, de 69 metros de alto, uno de los últimos edificios industriales de la zona. Se llama así porque allí se fabricaban perdigones hasta 1.988. Se fundía el plomo y, en estado líquido, se dejaba escurrir desde arriba a través de una criba. Por el aire se redondeaba las gotitas y caían en un baño de agua fría, donde se solidificaban, y ya se habían convertido en perdigones. ¡Qué inventiva!.
La primera mitad del río la hicimos tranquilamente con un viento suave, pero luego se levantó un NW que se encajonaba en el cauce, y en todos los recodos nos venía de cara. A pesar de ello, con la mayor y el motor, y gracias a la corriente, no bajábamos de 5-6 nudos, y a veces vimos en el GPS hasta 8.
Cerca de la desembocadura se produjo el efecto viento contra corriente tan típico, y se formaron olas de un metro muy incómodas. A pesar de ello llegamos a la altura de Pornichet a las 13.50 h, y como curiosamente el mar estaba más tranquilo que el interior del río, decidimos seguir hasta La Turballe.
La navegación por la tarde fue teniendo siempre en el horizonte, a babor, el campo de molinos eólicos marinos, que es impresionante de grande (unas 10 millas) y en el que la navegación esta muy reglamentada.
Cada molino está implantado a 1.000 del siguiente, y se puede navegar entre ellos sin acercarse a 50 metros de la base, a 200 metros de los postes eléctricos, a 25 metros de otros barco, y navegando a menos de 12 nudos. Además hay que llevar el AIS en emisión (el Corto Maltés no tiene) salvo en buenas condiciones meteorológicas y de visibilidad, que aquí en Bretaña son la excepción más que la norma. En resumen, que mejor no meterse.
Al final de la tarde tuvimos que dar otro de esos rodeos desesperantes. El último cabo antes de La Turballe vuelve a tener una zona de escollos, en este caso de casi 2 millas, que hay que rodear obligatoriamente, aunque ya estés viendo tu puerto de destino accesible en línea recta. Os aseguro que no apetece mucho cuando ya llevas, como ayer, 54 millas en la estela.
El puerto de La Turballe es uno de los pocos de aguas profundas en esta costa, o sea, en los que su entrada no depende de la marea. Procuro elegirlos así para no estar condicionado en la hora de salida y de entrada por el nivel del agua. Aunque he estado más veces al entrar no le reconocía. Claro, han ampliado el espigón y creado un nuevo plano de agua con pantalanes a estribor, unas 50 plazas de atraque, que estrenarán en julio.
Al bajar la vela mayor nos encontramos con la desagradable sorpresa de que tiene varias zonas de desgaste y un pequeño desgarro. Es una vela nueva y ha ocurrido en las zonas donde roza con los obenques en las empopadas:
En estas navegaciones largas (este verano, más de 2.000 millas) usamos el barco más que la mayoría de los navegantes en toda su vida, y lógicamente se acumulan en pocos meses los desgastes de varios años. Lo hemos resuelto con los medios de a bordo, a ver lo que dura. Y a partir de ahora me propongo no largar tanto la escota en las empopadas, aunque me obligue a hacer rumbos menos directos.
Hoy intentaremos llegar a la desembocadura del Río Vilaine, y si es posible pasar la megaesclusa que le separa del mar.
Con cuidado, navegantes.
Buen estreno de temporada para Ana!, aunque no haya sido una etapa cómoda, tampoco ha sido rutinaria, lo que has sabido aprovechar para hacer una rica crónica...
ResponderEliminarBuenos vientos!...
Tendrias que ver como esta mi mayor, cuando rife encargare otra, por cierto he visto barcos que llevan unos protectores en los obenques, como boyas de corchera de piscina de plastico, a lo mejor te valen. Saludos, Daniel.
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