Eso es lo que teníamos anoche Ana y yo después de haber pasado 15 esclusas. Habíamos salido de Rennes dispuestos a ello. Por cierto, fijaos lo que tienen en Rennes para los ciclistas: unas torres de reparación de bicis con las herramientas, el soporte para levantarlas y el inflador, todo gratis.
Como os decía, acabamos un poco hartos de pasar esclusas. Venían una detrás de otra casi sin darte tiempo de anotar nada en el cuaderno ni de beber un trago. Y mañana nos espera una escalera de 11 seguidas. Las esclusas siguen siendo pequeñas, para uno o dos barcos, pero el desnivel de agua ya va siendo de 2-3 metros. Todas son con esclusero o esclusera, y como están tan cerca el mismo esclusero está a veces encargado de dos. Todo es muy del pasado: no usan la VHF, no hay semáforos para ver de lejos el estado de la esclusa, y aunque ayer os dije que se abrían a manivela, ahora resulta que algunas no tiene ni manivela. La puerta está prolongada por una viga enorme y se abre empujando directamente la viga:
A ver lo que nos encontramos más al Norte.
Y me despido con la vista del mar de humos (más bien "río de humos") que he tenido esta mañana al despertarme. Y después del calor de estos días he tenido que ponerme hasta los calcetines de lana.
Con cuidado, navegantes.
Que envidia me dias con que haga fresquito por la mañana, buena proa libre de algas. Un abrazo.
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