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domingo, 27 de septiembre de 2020

El barómetro a bordo.

 Hola navegantes.

La proliferación de aplicaciones y páginas web que nos dan el pronóstico del tiempo con precisión milimétrica nos hacen, por una parte, creernos demasiado esas predicciones acompañadas de vídeos que parecen irrefutables, y por otro lado prescindir de los sistemas clásicos, como el barómetro.

Pero a veces se nos olvida que si salimos de la zona de cobertura del teléfono nos quedamos huérfanos de la información,  y que puede haber fenómenos locales (que no recogen las predicciones de zonas amplias) o imprevistos (como las galernas) que sólo podemos predecir con el barómetro de a bordo. Sorprendentemente el barómetro no está en la lista de equipamientos obligatorios en un barco, y sin embargo sí lo está, para las navegaciones oceánicas, un cronómetro, que se usa para medir bien el tiempo en los cálculos de la posición en longitud.

La presión atmosférica normal, a nivel del mar, es de 1013 mb ó 760 mmHg. Esta presión disminuye con la altura (cuanto más alto, menos pesa la columna de aire) a razón de 1,333 mb ó 1 mmHg por cada 10 metros. Por eso lo primero que hay que hacer al comprar un barómetro es calibrarlo al nivel donde va a ser usado, ya que normalmente se ha calibrado en la fábrica, que puede estar a muy distinta altitud. En los analógicos se calibra con un tornillo en su parte posterior, y en los digitales con teclas específicas.

La utilidad del barómetro a bordo es que la presión atmosférica experimenta variaciones asociadas con los cambios meteorológicos, precediéndolos.

Como regla general, la presión alta corresponde a un anticiclón, una zona de aire frío, estable y estacionario generalmente asociado a buen tiempo. En la navegación corresponde a una zona de calmas, es decir, sin vientos, ya que el aire frío y pesado desciende lentamente en sentido circular y comienza a girar, por el efecto Coriolis, casi imperceptiblemente en sentido horario en el hemisferio Norte y antihorario en el hemisferio Sur.

Por el contrario la presión baja suele corresponder a una borrasca, una zona de aire caliente y por eso inestable (tiende a ascender, produciendo cambios en la superficie al rellenarse su vacío con aire circundante), que se desplaza de Oeste a Este arrastrando frentes, nubosidad y lluvia, o sea, lo que la gente entiende por "mal tiempo". Y en nuestra zona (centro y Este del Cantábrico) también se asocia a las galernas, temporales súbitos y violentos con fuertes ráfagas del Oeste al Noroeste (pueden superar la fuerza 10: más de 50 nudos  o 100 Km/h) en primavera y otoño, que se caracterizan precisamente por su aparición brusca en los días muy calurosos, por una marcada bajada del barómetro, y por la dificultad de predecirlas. Por todo eso no suelen aparecer en los partes meteorológicos, y a lo sumo se dice que "puede haber" galernas pero no la hora, ni el lugar, ni la intensidad.

Atendiendo a esos criterios generales, en los barómetros la zona de la izquierda, que es la de bajas presiones, suele estar rotulada como "lluvia o viento" o "mal tiempo", la intermedia como "variable", y la derecha, que es la de altas presiones, como "buen tiempo". Y hay que recordar que se refiere al tiempo que hará en las próximas horas o días, no al tiempo actual.


 Pero esta rotulación vale sólo para la información casera de los que no navegan. A nosotros nos da igual que llueva o que haga sol, lo que nos interesa de verdad es su asociación con la fuerza del viento y con el hecho de que los cambios en el barómetro preceden a los cambios meteorológicos, de manera que te permiten prepararte. Lo usamos como una medida de seguridad, no para ir a la playa.

Yo anoto cada hora en el cuaderno de bitácora la presión atmosférica,  sobre todo de cara a predecir los fuertes vientos. Con carácter general memorizo la siguiente regla:

  • Una bajada de 1 mb/hora durante 2-3 horas significa que viene fuerza 6 (25 nudos).
  • Una bajada de 3 mb en 1 hora significa que viene fuerza 8 (40 nudos, o sea, temporal).
  • Una bajada de 5 mb en 1 hora significa que viene fuerza 10 (50 nudos, o sea, temporal duro).
(no sólo la memorizo sino que la llevo cerca del barómetro en una chuleta).

 Cualquiera de esas circunstancias te obliga, si estás en puerto, a no salir, y si te pilla navegando a buscar el puerto de refugio más cercano si tiene fácil acceso, y si no lo tiene o está demasiado lejos para alcanzarlo, a preparar el barco y prepararte tú para lo que se avecina (tomar rizos en la mayor, sacar el tormentín, ponerse el chaleco, el arnés y la ropa de aguas, preparar un termo con bebida caliente y preparar comida, calcular la ruta de huida, trincar todo a bordo, etc).

En la vida real, me he encontrado algunas veces con bajadas de 1 ó 2 mb/hora que, efectivamente, se han asociado a fuerza 6 (o algo más) muy pocas horas después, y he podido defenderme gracias a estar avisado. Normalmente han sido galernas, o mejor dicho, "galernitas". Alguna de las que recuerdo fue una con Luis, camino de Francia, con la suerte de que pudimos refugiarnos a sotavento del Monte Buciero (donde nos encontramos a un barco de guerra de la armada española fondeado buscando el desvente del monte, como nosotros) y otra vez volviendo de Bayona (la de Francia) a Hondarribia con Ana.

Recientemente he decidido cambiar en el Corto Maltés el barómetro analógico clásico, el de aguja, por uno digital. Tiene la ventaja de que memoriza el histórico de las presiones en una gráfica (lo que tiene especial utilidad si te has olvidado o no has podido apuntarlas) y el inconveniente de que no puedes hacer toc-toc con la uña en el cristal para ver si empieza a subir la aguja, la estampa tópica del marino preocupado:

 
A la derecha del barómetro, en la bolsa de las chuletas, veis la de las luces de navegación y la del barómetro. Los barómetros analógicos tienen también una aguja loca que mueves tú con la mano (en la primera foto, la dorada) en teoría para dejarla sobre la otra marcando la lectura anterior, pero con los pantocazos del barco esa aguja no se mantiene en su sitio, y no te sirve.
 
Yo os aconsejo vivamente que llevéis un barómetro a bordo, y que os acostumbréis a interpretarlo.
 
Con cuidado, navegantes.

sábado, 26 de septiembre de 2020

Dibufirma del Gwenole.

 Dibufirma del Dheler 25 "GWENOLE", de nuestro amigo Borja, que nos hizo de anfitrión en Armintza. 



jueves, 24 de septiembre de 2020

El paso de Gois no es simpático.

 Hola navegantes.

En la navegación a Bretaña con el Corto Maltés uno de los sitios más curiosos de conocer fue el paso de Gois (lo conté en la entrada del blog de 29-6-15). Es un tramo de la carretera departamental nº 948 que en pleamar está cubierto por el mar y cuando baja la marea queda expuesto al aire y se puede circular por él, y que une la isla de Noirmoutier con el continente. Se tiene conocimiento de este paso desde 1700 aunque se le han ido haciendo mejoras progresivas. En 1840 se estableció una línea regular de paso con carromatos tirados por caballos, en 1924 se hicieron las rampas de acceso y se pavimentó la calzada, y en 1939 se asfaltó. Actualmente está en algunos trozos pavimentado y en otros asfaltado. 


Existen otros pasos así en el mundo,  pero la particularidad del de Gois es su longitud (unos 5 kilómetros) y la altura del agua que le cubre con la marea alta (entre 1,30 y 4 metros) que permite navegar sobre la carretera. Antes de 1971, en que se construyó el puente sobre el paso de Fromentine, era la única vía de comunicación de esa isla con el continente.

Mi sobrina Alicia y yo fuimos a conocerlo con las bicis y nos tuvimos que hacer 25 kilómetros a primera hora de la mañana, para llegar con la bajamar. En los últimos kilómetros fuimos viendo algunos carteles de tráfico que nos iban poniendo en situación, y no debe haberlos en muchas partes del mundo. Se veía un coche con el agua por el capó que decía “Peligro. Calzada sumergible”, y cien metros más adelante el agua ya había tapado al coche y decía “Riesgo de ahogo”. 

 



 Y más adelante, ya a la vista del paso, un enorme cartel con los horarios de mareas iluminados y las horas en que se podía pasar ese día. Estos carteles tan útiles y curiosos se pusieron por primera vez en 1830 para evitar los accidentes por desconocimiento. Finalmente, en el mismo paso, un cartel atemorizante mostraba la inundación progresiva de la carretera, que había engullido a un coche:

 

Como Alicia y yo llegamos justo en bajamar la zona estaba llena de coches de pescadores y de gente mariscando. Todo lo que abarcaba nuestra vista estaría dentro de poco unos cuatro metros por debajo del nivel del mar. Había un camión-grúa circulando de arriba abajo por las inmediaciones para resolver imprevistos (un simple problema de arranque se salda con un siniestro total si te alcanza la marea). 

Vimos cosas sorprendentes, como señales de tráfico que dentro de unas horas sólo se verían buceando:

 

 y tramos de carretera con señalizaciones marítimas, como marcas cardinales, para los barcos que se aventuran a cruzar sobre la carretera:

Cada quinientos metros más o menos la carretera tiene unos refugios por si a alguien le sorprende la subida de la marea que tenga donde guarecerse. Los más sencillos son unos simples postes de madera con una escalinata, y los más complejos un balconcillo encima de un poste:

 


 

Poco después todo lo que habíamos visto al llegar estaba bajo el agua, y la siguiente foto es una hora después de la primera:


A pesar de lo pintoresco del paso, en realidad pone de manifiesto la limitación de las obras públicas cuando se construyó (lo normal hubiera sido hacer un puente, o un paso que sobrepasara el nivel de la pleamar, evitando riesgos e inconvenientes). 

 

Pero lo han convertido en un reclamo turístico y siempre me sorprendió (y más al verlo de cerca)  que los franceses mantengan estas infraestructuras tan peligrosas abiertas. Por ejemplo, la isla de Noirmoutier es ahora accesible por un puente de carretera a sólo 4 km del Paso de Gois, un "rodeo" ridículo que evita totalmente el riesgo. Pero claro, allí no quedan bien los selfies.

 Viene todo esto a cuento porque en el famoso paso acaba de fallecer ahogada una mujer. El día 21 Salvamento Marítimo de Francia recibió una llamada comunicando que un coche había quedado atrapado en el paso por la marea, que ese día era de las de coeficiente más alto del año. Enseguida se radió un Mayday dirigido a todos los barcos de la zona y se enviaron dos lanchas rápidas y algunos vehículos por tierra. En el coche iban 5 ocupantes. Cuatro de ellos fueron recuperados a salvo por los bomberos, pero el quinto, una mujer de 66 años, fue arrastrada por la marea, que al subir barre la carretera como un río caudaloso, no se puede con ella y arrastra hasta los coches. Fue encontrada sin vida más tarde por un helicóptero de la marina. Seguro que a sus familiares ya no les hace tanta gracia ese paso.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Más sobre los barcos que vuelan.

 Hola navegantes.

En la entrada del 9-11-19 os hablé de los veleros sin quilla, esos que tienen unos apéndices como esquíes acuáticos (se llaman "foil")  y que en realidad vuelan sobre el agua, y de sus peligros. Os recomiendo volver a leerla, pero se resumen en que navegan a 30-40 nudos entre otros veleros que no pasamos de 3-5 nudos, con un apéndice levantado que es como una guillotina. Aquí podéis ver a uno de ellos, e imaginaros si esa cuchilla que lleva levantada por barlovento se cruzase con un barco en su camino:

Clic aquí

(Al ver el vídeo tened en cuenta que la mayoría está a cámara lenta; sólo al final se aprecian unas imágenes con la velocidad real).

Por si fuera poco, resulta que el Trimarán gigante "Gitana 17", dotado de foils y que va a intentar batir el récord de la vuelta al mundo, ha contratado para su tripulación a dos pilotos de avión en vez de a dos marinos. Sí, lo habéis oído bien, a dos pilotos de avión, lo que da idea de cómo consideran los responsable a este "vehículo".


Es el trimarán volante más rápido del  mundo y va a salir a primeros de noviembre, aprovechando la mejor ventana meteorológica, para intentar batir el récord de la vuelta al planeta, que está en poder de Francis Joyon desde 2017 con 40 días y 23 horas. 

Aunque comprendo a los fanáticos de la tecnología, creo que en estos veleros han ido demasiado lejos. Mientras no hagan para ellos circuitos náuticos cerrados y separados de las demás embarcaciones, es como dejar correr a un Fórmula 1 por las carreteras normales, corriendo a una velocidad 10 veces superior a los demás coches y encima con un alerón cortante sobresaliendo de la carrocería. Una locura. Y eso sin hablar de los peligros para los propios tripulantes, aunque vayan, como veis en el vídeo, con casco y ropa de protección como la de los motoristas. En mi opinión eso no es navegar a vela, es volar bajo, y eso es otro deporte. Aunque por supuesto no es más que una opinión y puedo estar equivocado. Pero si me cruzo con uno de ellos desde luego me apresuraré a quitarme de su camino, aunque con  mi velocidad no creo que pudiera hacer nada.

Con cuidado, navegantes.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Dibufirma del Sausalito.

 Dibufirma del Puma 26 "SAUSALITO":



domingo, 20 de septiembre de 2020

Balance de la navegación por Euskadi.

Tiempo empleado: 14 días (5 a 18 de septiembre).

Millas navegadas: 213.

Pernoctaciones en marinas: 40 % de los días.

Coste por persona y mes: 474 euros. Es menos que en en la mayoría de los viajes anteriores por la facilidad de amarrar fuera de las marinas deportivas en Euskadi. Cuando se navega a vela, no a motor, las marinas son el gasto principal.

Coste de las marinas: desde 14,42 € (la mayoría de las de Euskadi) a 28 € (Laredo) por noche, para un barco de seis metros. 

Consumo de gasolina: 28 litros. Ello supone que hemos hecho a motor, sólo o en combinación con las velas, el 26 % del recorrido, el resto sólo a vela.
 
Lo mejor: haber podido entrar en Armintza y conocido ese precioso pueblo y su entorno.

Lo peor: haber tenido que acelerar la vuelta por un tema relacionado con la Covid. El calor aplastante la mayoría del viaje (en la cabina cerrada el termómetro llegó a marcar 45 ºC).

A continuación una comparación con las navegaciones anteriores:


 Con cuidado, navegantes.


sábado, 19 de septiembre de 2020

Un final fabuloso.

 Hola navegantes.

Ayer salimos de Laredo para llegar a Santander, y fue un día digno de un final de viaje. Nada más salir tuvimos un viento del SE que nos permitió llegar en unas 3 horas al Cabo de Ajo con la mayor y el génova, y el viento por el través, el mejor rumbo para un velero.

Habían pronosticado para la mitad del día "viento variable de fuerza 1 a 4", o sea, como querer definir el color del camaleón, cualquier cosa, y eso nos encontramos en el entorno del Cabo de Ajo. Tres horas entre calma total con las velas muertas, y vientos de Sur de fuerza 4 con rachas de 5 que nos hicieron pensar incluso en tomar rizos, pero duraba tan poco que no lo hicimos. Y finalmente se estableció un viento del E al NE que nos permitió llegar a Santander en un solo bordo casi desde Ajo, con puntas de más de 7 nudos.


Llegamos a Puerto Chico a las 17 horas con un calor como el del desierto de Sahel, hasta dolía la cabeza del calor, algo inaudito en estas tierras lluviosas.

Ahora queda descansar, madurar las experiencias de este verano y cruzar los dedos para que el verano que viene podamos intentar la retrasada vuelta a Italia. Mañana haré un balance técnico de esta navegación por Euskadi.

Con cuidado, navegantes.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Toda la cornisa cantábrica de ida y vuelta en un verano.

 Hola navegantes.

A diferencia de ayer, hoy ha sido un día de pura vela. Salimos de Bermeo temprano y hemos llegado a Laredo, 33 millas en 11 horas. Nuestro destino inicial era Santurce, pero salió un viento tan bueno del este que nos dio pena desaprovechado y decidimos alargar la etapa.


Como veis en el trak, un trayecto casi tirado con un boli en paralelo a la costa. Esas rarezas frente al Cabo Villano obedecen a un desgraciado incidente. Se nos calló un cojín al agua cuando estábamos preparándonos para vaciar el WC, y con el lío se vertió una pequeña parte del depósito de negras en la bañera. Ya os imagináis el Cristo que se montó hasta que limpiamos todo e intentamos recuperar el cojín, que finalmente fue imposible porque le pedimos de vista.

Hemos llegado a Laredo a punto de cerrar las oficinas, y tan cansados que ni hemos ido al pueblo. Nos hemos limitado a ducharnos y cenar a bordo, y nos iremos a la cama a la hora de las gallinas, que ayer dormimos muy mal en Bermeo.

Mañana probablemente lleguemos a Santander, y con eso el Corto Maltés habrá navegado este verano, con Covid y todo, toda la cornisa cantábrica, hacia el Oeste en julio y hacia el Este en septiembre. No es lo mismo que haber dado la vuelta a Italia pero nos ha quitado el mono. A ver el año que viene qué nos depara.

Con cuidado, navegantes.


Noche toledana en Bermeo.

 Hola navegantes.

Ayer hicimos la etapa San Sebastián-Bermeo. Fue un día más que veraniego, sahariano, con un sol de plomo y nada de viento. Hicimos toda la etapa a motor y sólo pusimos las velas para dar sombra.

En Bermeo nos hemos quedado en los ataques de tránsito que siguen siendo una tortura. Por alguna extraña razón de las corrientes dentro del enorme puerto, los pantalanes no paran de moverse y las amarras no paran de dar tirones, haciendo crujir las cornamusas e impidiendo cualquier intento de conciliar el sueño. Ya me pasó en ocasiones anteriores o sea que no es algo que se deba a las mareas o las corrientes de hoy. Debe ser algo inherente a la circulación del agua en este puerto, lo mismo que pasa en el de Ribadeo. Ahora mismo estoy sufriendo oyéndolas crujir y temiendo que alguna se arranque.

Hemos recibido la triste noticia de que el ballenero Aitea Guria, del que os hablé en la entradas de 3 y 16 de abril y 2 de mayo de 2017 porque me invitaron a presentar allí la vuelta a España en el Corto Maltés, está destrozado y en dique seco. Al parecer un temporal lo ha desarbolado y le ha destrozado el casco, que es madera, así como la roda y la quilla, y la reparación va a ser de aúpa. Da mal rollo verle allí en el varadero, junto a otros barcos que llevan su restauración parada desde hace años, y mucha pena por nuestros amigos de la asociación Galerna Taldea que tantos esfuerzos han hecho por mantener viva esta reliquia de los balleneros vascos que iban a vela hasta las costas de América a cazarlas.¡Ánimo chicos!.


Mañana continuaremos hacia el oeste, posiblemente a Santurce.

Con cuidado, navegantes.

lunes, 14 de septiembre de 2020

Zarauz y la senda costera.

 Hola navegantes. 

Hoy hemos ido a Zarauz, conocido sobre todo por su playa para el surf. Para los navegantes por ser donde se construyó la nao Victoria, con la que Elcano dio la vuelta al mundo. En su fotogenia siempre está presente el ratón de Guetaria. Tiene una pasarela peatonal sobre las dunas que termina en el biotopo de Iñurritza, un paraje natural en la desembocadura del río en la playa.

 Navegando nunca me he acercado a Zarauz porque la guía Imray es disuasoria. Menciona su puertecito más bien como una piscina y no lo consideran un sitio para barcos de crucero. Está en el extremo oeste de la playa y, realmente, es minúsculo, no creo que se pueda entrar. Tiene dos minidársenas, la primera no tiene ni norays y es como un vestíbulo para pasar a la segunda:


El paso a la segunda no llega a dos metros de ancho y está limitado en altura por una escalera. Allí solo había 5 barcas y 2 motos de agua, y el sistema de amarre es lo más raro que he visto en mi vida. En lugar de echar las amarras al fondo, a un muerto, las echan por el aire a unas cadenas que cruzan el puertecito por arriba, como antes en Santander los cables del trolebus. 

Por supuesto son otro obstáculo infranqueable para un velero. Al parecer cuando alguien quiere acercar su bote a la escalera le echa un lazo como los vaqueros a las vacas y lo acerca. Qué pena no haberlo visto. Nos lo ha contado un vecino que salía el bote con su abuelo, y ya entonces se usaba ese sistema. Ahora los que pueden se van al vecino puerto de Guetaria, que es más cómodo y te permite salir al mar todos los días (en Zarauz no se puede en cuanto hace mal tiempo, y además el puerto se seca en bajamar). 


Después de comer hemos seguido con las bicis la senda costera hasta Guetaria. Se ha construido sobre las rompientes con unos bloques voladizos que podrían utilizarse en cualquier carretera, un sistema original que ha motivado que la placa de la inauguración se haya puesto en uno de ellos convertido en monumento:

Hemos recorrido otra vez Guetaria, donde hoy unos alumnos de alguna escuela de arte estaban haciendo prácticas, y había allí como 30 chicos y chicas tomando medidas y pintando en sus cuadernos una escalera. Luego entramos en la iglesia de San Salvador, para encontrarnos con la sorpresa de que el suelo está inclinado, bastante cuesta arriba hacia el altar:


Bueno, pues mañana se acaba esta pausa, Ana se vuelve a Santander y se incorpora mi amigo Miguel para la navegación de vuelta.

Hasta mañana, navegantes.

domingo, 13 de septiembre de 2020

Calor sahariano en Donostia.

 Hola navegantes.

Hoy el día ha estado marcado por el calor y las regatas de traineras.

El campo de regatas abarcaba el interior de la bahía de la Concha y unas balizas situadas fuera, y necesitaban todo el espacio al Este de la isla de Santa Clara, que es la entrada única a la bahía. Así pues, el puerto se cerró a partir de las 9, y unos minutos antes todos los barcos que querían seguir el espectáculo salieron en tromba. Un vecino de pantalán, un francés que se dirigía a Hendaya, no pudo salir a tiempo y le hicieron volver, retrasando medio día su travesía. Una faena, pero es que era de los confiados. Yo le advertí de que cerraban el puerto a las 9, y él que seguro que le dejaban pasar. Aún no conoce a nuestra Guardia Civil.

Muy temprano empezaron a botar las traineras. Lo hacen con la grúa del puerto en vez de a hombros por una rampa, como en Santander.


 Luego intentamos ir a ver la competición desde el paseo marítimo, pero era imposible porque según los guardias "no se podía estar en estático", o sea, parados, y sólo se podía circular. Eso por culpa del Covid. Así que nos fuimos directos al monte Higueldo.

Se accede por un funicular de un siglo de antigüedad. Arriba hay un parque de atracciones pequeñito pero con toda la ternura de haber sobrevivido un siglo, aunque comparado con los actuales resulta como comparar el dominó con la videoconsola. Lo principal son las vistas impresionantes que se disfrutan de San Sebastián y su bahía.



También divisamos desde arriba una cala diminuta y batida por las olas, que resultó ser la cala Tximistarri.


Si algún donostiarra sabe para qué se construyó que nos lo aclare, porque a mí no se me ocurre. Desde luego allí no se puede entrar con un barco ni borracho, pero esa obra tuvo que tener alguna utilidad.

Luego fuimos a ver la escultura de Chillida "El peine de los vientos" que a mi espíritu pragmático le sigue pareciendo una colección de tenazas de dentista para sacar muelas

 y a aguantar como pudimos, a la sombra y con los pies en el agua, el calor sahariano que ha hecho hoy en el Norte.

Hasta mañana, navegantes.

sábado, 12 de septiembre de 2020

La capital de Euskadi.

 Hola navegantes.

A la espera de las regatas de traineras de mañana en San Sebastián, hoy hemos ido a conocer Vitoria en autobús.

La ciudad tiene un centro histórico y monumental que llaman "la almendra" y un pasillo verde periférico que une varios parques, de 30 km, que no nos dio tiempo a visitar aunque debe ser precioso (uno de los parques tiene estanques y zonas inundadas, y hasta ciervos; lo veremos en otro viaje).

Nos llamó la atención la visita a la catedral vieja, que está en proceso de restauración desde hace años y se calcula que no terminará hasta 2040. La catedral se estaba cayendo y se cerró al culto por el temor de que se derrumbara encima de los fieles en una misa. Es en la que basó Ken Follet la novela "Un mundo sin fin", y como agradecimiento a la publicidad que hizo de ella tiene una escultura de tamaño natural junto a la entrada.

Se visitan hasta los cimientos y el subsuelo, donde empezó la restauración reforzando los pilares y sus zapatas, y de allí hacia arriba hasta el tejado.

Por el contrario la catedral nueva, de principios del siglo XX, aunque esta terminada y nuevecita, no puede presumir de nada porque a mitad de la construcción se quedó sin financiación y se terminó con menos un tercio del volumen del proyecto original. Se proyectó así:


y de quedó así:


Estaban ordenando a un sacerdote y era un lío, por la procesión de curas que se formó dentro, y porque el culto y las canciones eran en euskera, en castellano y en latín. Menudo lío.

Hicimos la ruta de los murales, fachadas enteras pintadas no por grafiteros sino por los propios vecinos organizados en torno de talleres de arte. Son magníficos y hacen muy entretenida la ciudad, pues te los encuentras detrás de cualquier esquina:


En mitad de la ciudad hay una antigua "nevera". Es una excavación enorme que servía para almacenar nieve y usarla como refrigerante para distintos usos, de las que se conservan algunas en Cantabria y otras provincias del Norte pero en mitad del monte. Aquí la de Vitoria:


Hasta mañana, navegantes.


viernes, 11 de septiembre de 2020

Llegamos a San Sebastián.

 Hola navegantes.

Hoy salimos de Guetaria renunciando a la ducha para la que teníamos cita previa porque nos interesaba llegar pronto a San Sebastián. Por un lado para que Tito llegara bien a coger un blablacar de vuelta a Santander, y por otro porque este fin de semana hay regatas de traineras en San Sebastián y nos preocupaba que no hubiera atraque. Sólo tiene 5 plazas de visitantes, no se pueden reservar anticipadamente, y queríamos coger una de ellas.

El viento no acudió a su cita y tengo que reconocer que hicimos toda la etapa a motor. Pero llegamos temprano y conseguimos un atraque.

Dicen que todos somos iguales en el mar, pero en los puertos está claro que unos son más iguales que otros. Fijaos el barco que tenemos de vecino de pantalán:

Por la tarde llegó Ana para pasar conmigo este largo puente, ya que el martes es festivo en Santander.

Con cuidado, navegantes.

jueves, 10 de septiembre de 2020

La cuna de Elcano.

 Hola navegantes. 

La navegación de hoy ha sido maravillosa, un día veraniego con una brisa portante del Norte al Noroeste que nos ha permitido hacer un rumbo directo a Guetaria. La primera mitad con el viento por la aleta con la mayor y el espí, y la segunda en empopada con el génova y el espí en orejas de burro. En total 16 millas en unas 5 horas.


En Guetaria he parado muchas veces y cada vez me gusta más. En primer lugar su aproximación es preciosa, con su imagen típica del "ratón" formada por el monte San Antón y la colita que es la unión artificial de la antigua isla con el continente, detrás de la que se encuentra el puerto.


En segundo lugar por ser la cuna de Juan Sebastián Elcano, el primer hombre que dio la vuelta al mundo, aunque luego se ha demostrado que en realidad fue el segundo, ya que el primero fue un esclavo de Magallanes llamado "Enrique el Negro" (ver entrada del blog de 14.11.2019).

Y el tercer lugar por la belleza del pueblo. Hoy hemos dedicado la tarde a subir en la bici al monte San Antón, o sea al ratón de Guetaria, donde está el faro. Es una subida entre bosques y con vistas al mar y al pueblo, hasta alcanzar primero el faro


y luego una atalaya o mirador desde donde antiguamente se avisaban las ballenas, y que tiene vistas desde el Cabo Higuer, antes de Hondarribia, al Cabo Machichaco, antes de Bilbao.


Por el camino un escultor anónimo ha tallado en la piedra arenisca unas esculturas curiosas, la última es un hombre barbudo con alas de águila que nosotros pudimos encontrar gracias a una señora de 72 años que todos los días sube andando al monte y nos lo señaló, porque en realidad está entre unos arbustos, casi inapreciable.



Al bajar se disfruta de una vista general del pueblo y del tómbolo artificial con que se ha unido la isla al continente:


En el capítulo de las anécdotas, hoy hemos tenido la más curiosa de todo el viaje. Aquí hay que pedir cita previa para usar la ducha. Cada barco tiene derecho a 20 minutos, independientemente de la tripulación que lleve, y sólo está abierta una ducha.  Por ejemplo una tripulación de 8 tendría dos minutos y medio cada persona, y entrarían uno tras otro, hombres y mujeres, a la misma. A continuación se desinfecta para el siguiente barco. Un sistema sorprendente. Tampoco dejan afeitarse.

Mañana saldremos para San Sebastián.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

A Lekeitio con la brisa de 95 octanos.

 Hola navegantes.

Hoy salimos de Elantxove sin prisa para una etapa corta, hasta Lekeitio. De hecho, desde un pueblo se ve el otro (desde el mar). Casi no hubo viento y tuvimos que resignarnos a ir a motor, y hoy la vela sirvió sobre todo para darnos sombra, poco más, y lo agradecimos porque hacia un sol de derretirlo todo, como los que pintan los niños. Probamos todas las combinaciones de velas para resignarnos a que así no pasábamos de un nudo.

La llegada a Lekeitio es preciosa, contorneado la Isla de San Nicolás, que está unida a tierra firme por una calzada sumergible (se ve a la derecha):


Yo estuve en Lekeitio hace unos años, y es una pena porque casi toda la isla era un pinar, y ahora ya veis en lo que se ha convertido. Aún así sigue siendo preciosa.

Nos quedamos en el muro en pleno paseo marítimo:


Como llegamos pronto hemos dedicado la tarde a recorrer el pueblo y los alrededores con las bicis. Por supuesto lo primero fue la isla de San Nicolás antes de que subiera la marea:


Esa calzada sumergible es una fuente de emociones fuertes,  ir con la marea baja y arriesgarte a no poder volver, o tener que hacerlo nadando. 


Ahora la Cruz Roja avisa de los horarios de mareas y de la hora segura para iniciar la vuelta:


Recorrimos sus playas, el río Lea, que es el que desemboca en la playa de Karraspio y el que me imagino que motivó la construcción de la calzada, para que sus sedimentos no colmataran el puerto:


y los atractivos del pueblo, la Basílica de la Asunción, grande como una catedral y con medio pueblo a su sombra, y el Palacio Abaroa, que sólo pudimos ver por fuera... 

Como podéis deducir de las fotos, otro pueblo maravilloso en el que debe resultar fácil vivir feliz.

Mañana seguiremos hacia el Este, probablemente hasta Guetaria, para poder llegar el viernes a nuestra cita en San Sebastián para el cambio de tripulación.

Con cuidado, navegantes.

Corrección: por la mañana hablamos con Borja, un navegante de Lekeitio, que nos dijo que los pinos de la isla los están quitando adrede para devolverle su aspecto original, además de estar haciendo excavaciones para sacar a la luz un antiguo fuerte en la cima y un lazareto en la base. También nos confirmó que la calzada sumergible es para contener los sedimentos del río y que no colmaten el puerto de arena.

martes, 8 de septiembre de 2020

Elantxove, otra joya de esta costa.

 Hola navegantes.

Hoy nos levantamos en Armintza con la cubierta llena de unos pececitos de los que estaba el puerto lleno, creo que chicharritos, y que estaban pescando toda la noche los pescadores para usar de cebo. Se ve que en aquella nube de pececitos los más saltarines llegaron a nuestra cubierta y ya no pudieron volver al mar:


Luego salimos siguiendo el trak de la entrada de ayer, sin problemas. Hemos tenido un viento del Nordeste que esta vez nos venía de cara, y además una corriente contraria en el entorno del Cabo Machichaco que hacía desesperante el avance, porque con las velas bien impelidas no hacíamos ni 2 nudos. Muchos ratos nos hemos apoyado con el motor:


Hemos pasado por las peculiaridades tan curiosas que tiene este tramo de costa, que ya os he contado en otros viajes: la central nuclear de Lemoniz, un despropósito a pocos kilómetros de Bilbao que no llegó a funcionar y ha  quedado abandonada sin uso:


La ermita de la isla de San Juan de Gaztelugatxe, superconocida y que no necesita presentación, aunque tal vez no sepáis que han descubierto que está poblada por una especie de lagartijas procedentes de Ibiza, donde están en peligro de extinción (¿cómo habrán llegado?):


La plataforma Gaviota, de extracción de gas, la única plataforma de la costa cantábrica española, con su barco de vigilancia que viene a advertirte si te metes en su zona de exclusión:


El Cabo Machichaco, típico con sus dos faros inconfundibles, el antiguo, abandonado, y el moderno:


La isla de Izaro, frente a Bermeo, que era el logotipo de la productora "Izaro films" y que vimos tantas veces al empezar una película, la reserva de la Biosfera de Urdaibai, y otras. Una etapa bien curiosa.

Finalmente nos hemos quedado a dormir en Elantxove, para mi gusto uno de los pueblos más fotogénicos del Cantábrico, con sus casitas en una ladera empinadídima y las vistas aéreas que se tienen desde arriba:


(El Corto Maltés es el velero pequeño abarloado a otro mayor en el muro):


 Con cuidado, navegantes.