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domingo, 18 de junio de 2023

Llegamos a Nantes.

 Hola navegantes.

Ayer salimos de Pornichet un poco antes de la bajamar. La estrategia era estar en la desembocadura del Loira en la bajamar, para coger la corriente de marea río arriba (que ya dije que serían 8 horas en vez de 6) y poder llegar a Nantes en una sola marea.

La salida de Pornichet con la marea aún bajando significó navegar entre los escollos mirando la carta con la lupa, y encontrarnos con la corriente en contra, con la desesperación de ver a veces cero nudos, o 0,5, con el motor casi al máximo. 

En el tramo hasta la desembocadura del Loira hay varios casoplones a los que un argallo ha dejado con los cimientos en el aire, con el riesgo de que la casa entera se despeñe:



Perdonad por el formato de la foto. Es una técnica chapucera de conseguir un gran zoom haciendo la foto con el móvil a través de los prismáticos. Viene muy bien para hacer fotos de la costa desde el barco. Como veis, han reforzado el argallo con hormigón. A ver lo que les dura.

Al poco de entrar en el río se invirtió la marea, y como soplaba un vientecito del Oeste que nos entraba por el través o por la aleta de estribor, pudimos hacer toda la navegación a vela, y en las horas centrales de la marea a más de 7 nudos.

Hasta el puerto de Saint Nazaire hay mucho tráfico de mercantes, y nos cruzamos con 6 u 8. En la siguiente foto dejando pasar a uno de esos bicharracos, justo en el puente de Saint Nazaire. Fijaos también en la marca del cono negro que pusimos en el balcón de proa. En esta zona de mucho tráfico comercial hay que ser estricto con los reglamentos, y al embocar el río, hasta Saint Nazaire, íbamos aún con el motor arrancado.


Después de Saint Nazaire el río transcurre por paisajes campestres y empiezan las sorpresas de Alicia en el País de las Maravillas, como la casita encima de la chimenea:


El velero derretido encima de una esclusa:

La casa sumergida:


El gusano rojo:


El oso:


Y otras sorpresas que no pudimos fotografiar.

A las 18 h. , justo en la pleamar de Nantes, llegamos al Pontón Belém, en pleno centro. Se llama así porque es el puerto base del velero Belém, un barco de madera construido en Nantes en 1896, que ahora es buque escuela, de 58 metros de eslora, que cuando no está aquí se usa para los veleros de tránsito. Como veis, estaba vacío.


Y aquí Miguel y yo satisfechos de haber finalizado con éxito la primera etapa de esta navegación. Gracias, Miguel. Ahora se incorpora Ana para otros 15 días.


Y me despido con una foto del Corto Maltés en Nantes.


Con cuidado, navegantes.

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