Visitas al blog:

lunes, 14 de julio de 2025

Ahora el riesgo de incendios.

Hola navegantes.

Hoy salimos de Cassis con intención de llegar a Embiez. Por el camino íbamos a pasar por la Isla Verde, frente a La Ciotat, una de las que queremos conocer en este viaje. Es una isla deshabitada ocupada por un pinar, con un diámetro de 600 metros.


 Tiene un pequeño desembarcadero en su esquina NE con fondos de unos 2 metros. Cuando ya estábamos frente al desembarcadero pasó una Zodiac con dos guardias de la reserva marina, y me dijeron que hoy no se podía desembarcar por el riesgo de incendios. En condiciones normales sí se puede, utilizando el lado izquierdo del pantalán.


La islita está justo bajo el famoso pico de águila que da forma y su nombre al Cabo del Águila,  justo antes de La Ciotat.


Mientras eso ocurría se levantó un viento maravilloso, primero del Sur y por la tarde del Oeste, que nos permitió navegar a vela a una velocidad impresionante, y decidimos no desaprovecharlo. Así que cambiamos de planes y decidimos llegar a Porquerolles, el siguiente archipiélago, y dejar las Embiez para el viaje de vuelta. En total 36 millas en unas 9 horas, pero contando en ese tiempo todo el rollito de la Isla Verde.

Por el camino cruzamos el Cabo Sicié, uno de los más altos de esta costa, y que por eso mismo suele haber aceleraciones del viento a su altura. En su extremo se encuentra un edificio que parece de ciencia ficción, especialmente cuando ves coches en su entorno sin ninguna carretera ni camino que acceda al edificio. 


Es la estación de depuración del agua de Toulon, y su acceso es por un túnel que perfora la montaña que tiene detrás.

Los próximos días recorreremos las islas del archipiélago de Porquerolles y aquí ya daremos media vuelta, porque no nos da tiempo a llegar a las dos últimas islas de Francia, Santa Margarita y San Honorato, frente a Cannes. Nos separan 50 millas desde aquí, 100 entre la ida y la vuelta, más dos días para recorrerlas y algún imprevisto hacen toda una semana. Nadie es perfecto.

Con cuidado, navegantes.



domingo, 13 de julio de 2025

Una sucursal de Benidorm.

Hola navegantes. 

Hoy salimos de Frioul para llegar a las Embiez con una estrategia muy clara. Hasta las 11 iba a haber viento del NE, y como la primera parte de nuestra navegación, hasta la Isla Maire, iba a ser hacia el Sur, teníamos que salir a las 8 para aprovecharlo. Después iba a rolar al SE o al Sur con fuerza 4-5, y como entonces nuestro rumbo iba a ser Este, esperábamos poder llegar en un solo bordo de ceñida no muy cerrada hasta Embiez.

Muy chula la teoría. En la práctica a las 8 ya estaba soplando del SE, o sea que nos venía de cara, y cuando logramos rebasar la Isla Maire se paró casi por completo y no hacíamos a vela ni dos nudos. En esa encalmada nos acercamos a la Isla Riou, una de las que queríamos visitar en este viaje. Pero la Cala Monasterio, la única playa donde se puede desembarcar, estaba así: 


Obviamente no nos quedamos. Entonces decidimos cambiar de planes y ver las calanques de Marsella, que inicialmente pensábamos haber visto a la vuelta. Son unos fiordos entre acantilados de roca que terminan en playas blancas. La más bonita es Port Miou, que tiene unos atraques curiosos con la proa a una boya y la popa a una anilla en el acantilado. En la orilla los restos de una antigua cantera.



Aquí pasamos una noche al volver de la Isla de Elba, y aunque parece muy bucólico, en la práctica, como no tenemos anexo, supuso ir a tierra nadando con la ropa seca en un bidón, cambiarnos al llegar a tierra, y al volver por la noche repetir el proceso. Hoy no nos apeteció.

El siguiente puerto es Cassis. Nos habían hablado muy bien de él y de su puerto pintoresco, pero nos habían advertido que no conseguías atraque si no hacías la gestión por Internet algunos días antes. Yo llamé por teléfono y me pasó lo de siempre: lo primero que el puerto estaba lleno, pero al decirle mi eslora y mi manga me dijo que sí, que fuera. Y me han hecho un hueco entre las barcas de pesca locales, las típicas que veis al fondo,  al pie del castillo:



Lo malo, que parece una sucursal de Benidorm, y hasta es posible que nos "amenicen" la noche con un concierto, porque hemos oído preparar la megafonía. Será muy bonito, pero yo si lo sé no vengo.

Mañana seguiremos hacia las Embiez, a ver si allí reencuentro lo que tanto me gustó en el viaje anterior.

 Con cuidado, navegantes.

POSTDATA: no ha sido uno sino varios conciertos, en varios restaurantes y hasta una charanga por la calle, todos compitiendo por el silencio disponible. 

NOTA: debido al gran número de personas que se han suscrito a este blog, agoto el número de correos electrónicos disponibles a mitad de mes. Es posible que los últimos días de cada mes no os lleguen las entradas ni los comentarios a vuestro correo electrónico, y tengáis que entrar directamente al blog.


sábado, 12 de julio de 2025

Islas If y Pomègues.

Hola navegantes.

Hoy nos hemos quedado en las Frioul para conocer las otras dos islas, If y Pomègues.

Por la mañana hicimos uno de los mantenimientos habituales del velero: recortar las drizas. Se les quita un trozo para que las poleas y las mordazas no rocen siempre en el mismo sitio y acaben por romper el cabo, lo que siempre ocurre en el peor momento. Por eso conviene comprar las drizas con uno o dos metros de más. A la larga te sale más barato que comprar una nueva cuando se rompe.


A la isla de If no se puede ir en tu propio barco, o sea que tuvimos que ir en una navette.


 Está ocupada en su práctica totalidad por el castillo y el faro. El castillo fue durante años una prisión, y las paredes están repletas de grafitis de los que vivieron allí largos años con un número en la pechera. 


También hay graffitis de los visitantes, y para mantener la costumbre sin estropear el monumento han puesto una pared para hacer grafitis espontáneos.


El castillo tiene un pozo donde se recogía el agua de lluvia: 


y la que se supone que fue la celda del Conde de Montecristo (en la ficción) cuando a la sociedad su situación le importaba un bledo. Desde todo el perímetro del castillo se tienen unas vistas magníficas de la isla de Frioul, donde nos esperaba el Corto lamentándose por no haber venido, y de Marsella.




Por la tarde fuimos a recorrer Pomègues. De las dos que están unidas por el muro es la del Sur. Fuimos andando porque las pistas de Pomègues son más abruptas y con el suelo peor que las de Ratonneau y es muy difícil pedalear por ellas. Visitamos el puerto de cuarentena original, el que se usaba antes de construir la escollera
de unión de las dos islas. 


Todavía se ven las muescas en las rocas para amarrar las cadenas de los barcos y usar la propia roca como noray.  


En la ensenada se ha instalado una granja de cultivo marino,
la única actividad económica de la isla aparte del turismo. En todo el perímetro de la isla hay bonitas calas y buenos fondeaderos, más que en su vecina del Norte.


Fuimos hasta el extremo Sur, donde está el faro y el fuerte de Los Caballos, éste también en ruinas como el de Ratonneu.





Las Frioul nos han encantado, aunque están despobladas de
vegetación porque es uno de los sitios más secos de Francia. Los pinos se podrían contar con los dedos de las manos y tienen unas formas retorcidas e inclinadas,
forzado su crecimiento por la fuerza del mistral. Aunque los veáis tan rastreros son pinos:


Una cosa curiosa del puerto de las Frioul es que los baños de chicas son rosas y los de chicos azules, como si no hubiéramos salido de los años 60. A juego con el ambiente de viejo péndulo parado que transmite todo el pueblo.

El futuro de las Frioul es incierto, pues los promotores quieren convertirlas en un paraíso insular para gente de monedero abultado, mientras que el estado quiere preservarlas como espacio natural. Desde 2012 forman parte del Parque Nacional Les Calanques, que protege las preciosas calas al Este de Marsella.

Me despido con la dibufirma de las Frioul. Mañana seguiremos hacia el siguiente archipiélago, las Embiez.


 Con cuidado, navegantes.

Las islas Frioul.

Hola navegantes. 

Ayer vinimos en una navegación veraniega hasta las Islas Frioul. Son un archipiélago de 3 islas frente a Marsella. La más pequeñas es If, con un castillo que fue prisión ocupando toda su superficie. Es la de Edmond Dantès, el héroe imaginario de la novela El Conde de Montecristo, de Alexandre Dumas. 


Las otras dos, Ratonneau y Pomègues, al principio estaban separadas pero las unieron por un muro. 


Además hay un pequeño islote, Tiboulen, detrás de las dos principales, y más hacia alta mar, en el horizonte, un islote rocoso enano (200 metros) con un faro, el Islote Planier. Es sorprendente porque está a 8 millas de Marsella pero los fondos a su alrededor ascienden bruscamente, de unos 70 metros a 0,8 en el entorno del faro. ¡Menudo riesgo antes de hacer el faro!.




Tenéis que imaginaros "eso" en mitad del mar a 16 km de la costa y sin el faro encima.

Las dos islas mayores se unieron por un dique artificial en 1824, para ampliar la capacidad de la isla como lazareto. Más adelante en el espacio cerrado que  quedó entre ambas se construyó el puerto.

Antes de la entrada al puerto hay como un barco subido a las rocas.


  


Es la casa de los prácticos, una de las oficinas de la zona de Marsella-Fos, que la han construido con la forma de la proa y el puente de un mercante. Tiene hasta sus anclas. 

 En el puerto amarran habitualmente unos 600
barcos, y está rodeado de construcciones de los años 70, viviendas de cuatro o cinco pisos en tonos pastel donde viven
una centena de habitantes, y algunos comercios. En la isla no hay vehículos a motor.


El curioso muro que une las dos islas tiene más de 300 metros de largo y a su entrada hay esta advertencia apocalíptica:
“Atención peatones. Están ustedes sobre el Dique Berry.
Esta obra marítima no está concebida para los peatones. Sigan
el itinerario previsto a este efecto. Toda persona que recorra el
dique lo hace bajo su entera responsabilidad”. Aunque es bastante alto (7 metros) su fachada que se enfrenta a las olas da al Oeste, justo el peor sector de viento en esta costa y en algunos temporales las olas pueden superar esa altura. Se construyó entre 1822 y 1824, bajo el reinado de Luis
XVIII y se bautizó así en recuerdo del Duque de Berry, heredero del trono y asesinado en 1820. El dique transformó en un auténtico puerto de refugio lo que antes era un mero fondeadero desde la época romana.

 Su origen está en la epidemia de fiebre amarilla que asolaba España en 1820. El miedo invadió Marsella
ante el recuerdo de la epidemia de peste negra que, un siglo antes,
había reducido su población a la mitad. Cuando la muerte te tutea haces todo para protegerte, y los franceses vieron que el antiguo puerto de cuarentena, que era simplemente el fondeadero de la Isla de Pomègues, era insuficiente.  De la misma época es el Hospital Carolina, en la isla de Ratonneau. Como entonces se pensaba que la fiebre amarilla se transmitía por la respiración y no por los mosquitos, todo estaba pensado para el aislamiento respiratorio.


Durante muchos años estas islas han sido posiciones defensivas avanzadas y por eso están sembradas de restos de fuertes militares, baterías, puestos de observación, etc. En la Segunda Guerra Mundial estuvieron ocupadas por los alemanes, quienes construyeron nuevas fortificaciones que se distinguen por ser ya de hormigón. Los aliados bombardearon masivamente las islas para destruir esas fortificaciones que les impedían el avance sobre Marsella,
y por todas partes se distinguen los agujeros de las bombas y las ruinas. 




 Tras la guerra siguieron siendo terreno militar y su entrada estando
prohibida, hasta que en 1975 el puerto militar se transformó
en puerto deportivo y se autorizó a crear un pequeño núcleo
urbano alrededor, y en 1995 la isla entera se cedió a Marsella. 

Hoy nos quedaremos aquí para conocer las otras dos islas, If y 
Pomègues.

 Con cuidado, navegantes.

jueves, 10 de julio de 2025

Conociendo el Etang de Berre.

Hola navegantes. 

Hoy hemos dedicado al día a recorrer el Etang de Berre, el más grande de los tres que queríamos conocer este verano. Os hablé de él aquí:


Es tan grande que hemos navegado 30 millas por su interior y seguramente no lo hemos visto todo. 


Claramente tiene dos zonas: la Sureste es donde están las industrias, la hidroeléctrica y el aeropuerto de Marsella, es fea y según cómo sople el viento puede hacer que huela a petróleo. El resto es precioso, con orillas sin urbanizar, algunos pueblecitos y varios puertos deportivos. El agua aparentemente está limpia  pero llena de medusas.

Se entra por el puente levadizo  después de haber confirmado a los responsables tu intención de pasar. Si nadie lo pide no se abre.

 Enseguida aparece a estribor el inicio del canal que llevaba al túnel de Rove:


Ahora se ha hecho allí una marina. Luego pasamos la mañana dando bordos con un viento escasísimo, y fondeamos en mitad del mar para la comida y la siesta. Allí en medio del mar sólo había 6 metros de fondo. 


Pido disculpas a los que todavía estáis trabajando por esta foto, pero no he podido resistirme después de lo que sufrimos ayer con el mistral.

Después de comer se levantó un viento del SW que fue arreciando hasta fuerza 5, y que nos venía justo de cara para volver a Martigues. Porque, en efecto, decidimos volver a Martigues en vez de quedarnos en algún puerto del interior. Nos habían recomendado dos. Pero Les Heures Claires está en obras y no recibe visitantes, y Saint-Chamas está muy lejos para hacernos mañana muchas millas antes de que abran el puente, a las 6 o a las 9 h., teniendo luego que parar a hacer la compra y después tirar para Marsella. 

Como digo, la tarde acabó con un viento de cara de fuerza 5 que nos habría hecho llegar tarde a la apertura del puente y perderla, teniéndonos que quedar fondeados con ese viento. No muy agradable. Así que tuvimos que ir a toda marcha "a la francesa" (con motor más mayor) para llegar.

Además, distraído hablando con Ana, me metí en una zona con medio metro de calado y rocas en el fondo, de lo que me percaté al ver los restos de un naufragio asomando del agua. ¡Qué susto!. Salimos con un golpe de timón y por suerte sin tocar fondo, pero por pelos.


Mañana seguiremos hacia las Islas Frioul.

Con cuidado, navegantes.

En Martigues, y el cumpleaños de Corto Maltés

Hola navegantes. 

El 10 de julio de 1887 es la fecha de nacimiento del personaje de Hugo Prat que da nombre a mi barco. O sea que hoy sería su cumpleaños. Para los que no le conozcais os comparto esta entrevista que hizo en 1990 el periodista Roge Blasco a Hugo Prat en Euskadi.


Una entrevista genial, con aspectos relativos al personaje y a su creador. Tuvo mérito conseguir traer a Hugo desde Suiza a Euskadi para la entrevista, y os la reproduzco con permiso de Roge. A Roge no se le aplica el famoso refrán de los locutores "si la voz te enamora no pases por la emisora" porque cuando le conoces en persona es todavía mejor. Habíamos hablado de esta entrevista varias veces y de mi interés por escucharla. Pues ha sido capaz de encontrarla 35 años después. Gracias, Roge. 

Volviendo a nuestra navegación  ayer salió un viento más fuerte de lo previsto, un mistral de fuerza 6, que como nos venía a favor aprovechamos para acelerar la etapa. Por la mañana, en los momentos que más fuerte sopló, sólo con la mitad del génova y con las rastras por la popa íbamos a más de 5 nudos, y con el génova entero vimos más de 7. Así que nos hicimos las 33 millas hasta Martigues en siete horas, una media de casi 5 nudos.  Pero eso teniendo en cuenta que a partir del mediodía el viento cayó, que durante unas horas tuvimos que apoyarnos con el motor, y que yo siempre cuento en el tiempo de la etapa la entrada y salida al puerto. En los momentos de mistral la media debió de ser de 6 nudos,  el máximo teórico de mi barco.

Lo de la temperatura está siendo de chiste. Por la noche he vuelto a usar el saco de plumas. Navegando ayer, cuando soplaba el mistral yo iba con camiseta, polo, chaqueta, anorak de plumas con la capucha subida, bluf de forro polar y gorro de lana con forro de polar, y tenía frío. Cuando paró el mistral iba en bañador y remojándome con un cubo. Alucinante.

La entrada a Martigues es a través del Golfo de Fos, uno muy industrializado y feo, que huele a petróleo:


Pero luego viene el Canal de Caronte, excavado en la época romana, que empieza justo tras el castillo de Bouc:


y que por cierto tiene los dos puentes absolutamente franqueables para un velero (21 y 44 metros de vano).


Y por ese canal dejas atrás las industrias para llegar a Martigues, llamada "la pequeña Venecia". Y tan pequeña, sólo tiene 3 canales, quizás Sète se mereciera más ese nombre. Pero su fotogenia es similar a la de Venecia:





El último puente es el que da acceso al Etang de Berre, y ese ya es levadizo. Se abre a horas fijas pero sólo si un velero lo ha solicitado. Es el que se ve a la derecha de la isla cerrado, y en la segunda foto abierto:



Yo ya lo he pedido, o sea que hoy navegaremos por el interior del Etang. Pero eso os lo contaré mañana.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 9 de julio de 2025

La santa de los gitanos.

Hola navegantes. 

Finalmente ayer no sopló más que fuerza 5 y nos decidimos a salir. Afortunadamente el viento era del NW y por lo tanto portante: al principio de la etapa, que nuestro rumbo era SE, por la aleta de babor, y el resto, con rumbo Este, por el través de babor. La hicimos sólo con el génova y a 4-5 nudos  llegando a primera hora de la tarde a Port Gardian. 

Ese tramo de costa es el delta del Ródano, una costa baja y arenosa,
parecida a la del delta del Ebro, de unas 50 millas y muy peligrosa
por estar mal cartografiada, ya que cambia constantemente con los aportes de sedimentos del río y los efectos de los temporales.
Para proteger a los navegantes de estas incertidumbres han situado
varias boyas cardinales que se ven desde muy lejos, y que tenemos que dejar siempre a babor, es decir, pasar por fuera de ellas
para no acercarnos a la costa. Están a una milla más o menos de
la orilla y cada una está bautizada con un nombre propio: “Les
Baronnets”, “Beauduc”, “Faraman”, “Piemanson”, etc. 

En esas 50 millas el único puerto es Port Gardian, en el pueblo de Saintes Maries de la Mer. Debido a los movimientos de arena del delta el pueblo ahora está en la orilla del mar  pero hace dos siglos estaba 1.200 metros tierra adentro, y hace tres, 12 o 15 millas tierra adentro. Toda la costa está protegida con un muro de piedra y escollera para evitar que siga retrocediendo. Este muro se ha convertido en
una atracción turística, tiene un recorrido peatonal y ciclable, y
se ve desde lejos en el mar, pudiendo confundirse con las escollera del puerto.

 El nombre Saintes Maries de la Mer, así, en plural, homenajea a las dos Marías, la Salomé y la Jacobé. La tradición dice que pocos años tras la muerte de Cristo a esta
costa llegó una barca a la deriva llena de santos: María Magdalena,
María Jacobé (la hermana de la Virgen María) María Salomé (la
madre de los discípulos Santiago y Juan) y otros, así como algunos de los curados por Jesucristo: Lázaro, el resucitado, el ciego al que devolvió la vista, y otros. También venía Sarah, la sirviente negra de las Marías. 

Habían sido expulsados de Jerusalén por los judíos en un botecito que derivó hasta esta costa. Desde aquí se dividieron para predicar el evangelio, quedándose las dos Marías y Sarah predicando en esa región de Camargue. Otras versiones
afirman que Sarah era la mujer repudiada de Poncio Pilatos o,
en la leyenda gitana, que era la reina gitana de Camargue cuando el botecito arribó a la costa y fue la que dio refugio a los
náufragos, en vez de venir ella misma dentro del esquife. 


No se sabe cuándo ni por qué los gitanos empezaron a venerar a Sarah y a peregrinar a Saintes-Maries de la Mer, lo que hacen todos los años  24 y 25 de mayo. Aunque Sarah no ha abrazado oficialmente la santidad, en la cripta de la iglesia de Notre Dame de la Mer o de las Dos Marías (una iglesia
fortificada que se ve desde el mar) hay una escultura suya que es
objeto de veneración supersticiosa.



 Ayer la cripta estaba desierta, pero en otro viaje que coincidimos con la peregrinación gitana vimos a mucha gente fuera de sí haciendo aspavientos y ritos raros alrededor de ella.

También hay una caja llena de un montón de sus huesos, incluyendo las palas ilíacas, una muela y una vértebra, llenas de polvo y en un cofre feo como una multa. 


También se conserva un pozo de agua dulce en mitad de la iglesia, que se dice que surgió como un milagro en el lugar exacto donde desembarcaron, y cuya agua se utiliza para los bautizos, y una urna llena de peticiones escritas y agradecimientos por supuestas ayudas o milagros:


Yo desconozco los detalles del sistema sacramental, pero me parece raro que se tolere esta especie de culto a alguien que no ha sido declarado santo.

Además el pueblo tiene plaza de toros con corridas como las españolas


y una especie de culto al toro, con monumentos a los toros, restaurantes con carne de toro, todo el merchandising hecho con toros, etc., ya que son muy famosos los rebaños de toros de Camargue, que pacen en libertad en las praderas del delta.
 
Luego fuimos a ver el famoso muro de contención del mar, sólo para sorprendernos de que eso te lo recomienden en la oficina de turismo.


Hoy va a soplar un mistral parecido a ayer e intentaremos llegar hasta el otro extremo del delta, Martigues. Es un pueblo que recuerda a Venecia, con canales, en la entrada del otro Etang que queremos conocer, el de Berre.

 Con cuidado, navegantes.

NOTA: debido al gran número de personas que se han suscrito a este blog, agoto el número de correos electrónicos disponibles a mitad de mes. Es posible que los últimos días de cada mes no os lleguen las entradas ni los comentarios a vuestro correo electrónico, y tengáis que entrar directamente al blog.