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jueves, 25 de julio de 2024

Cerquísima de casa.

Hola navegantes. 

Bueno, se cumplió el pronóstico de viento y otra vez nos tocó luchar contra el Nordeste de morro. Salimos de Llanes en un bordo larguísimo hacia el Norte con la esperanza de que el siguiente nos permitiría hacer rumbo hacia Comillas, pero nada. A las tres horas de salir de Llanes nos habíamos hecho 10 o 12 millas pero solo habíamos acortado la distancia a Comillas en 2 o 3. A ese paso no llegaríamos ni de noche, y tuvimos que volver a la brisa de 95 octanos. Un rollo. Por lo menos no llovió, que era lo que esperábamos. 


Mañana esperamos llegar a Santander por la tarde. Ya hay ganas, ya, que llevo dos meses en el barquito. A uno de los que no han nacido, ni crecido, con un casco bajo los pies le preguntaron la diferencia entre el barco y la cárcel. Y contestó que en el barco, además, te puedes ahogar. Ese lo tenía claro.

 Con cuidado, navegantes.

Escenas de Llanes.

Hola navegantes. 

Ayer pasamos un día descanso en Llanes, gracias a nuestros anfitriones Miguel y Ana. Aprovechamos para conocer un poco mejor los rincones de este pueblo. 

El mirador de San Pedro, un paseo aéreo por el borde del acantilado, con vistas al Cantábrico, a Llanes y a los islotes que rodean su puerto.





Los cubos de la memoria, de Ibarrola, y la estatua de la mujer mirando el mar y la escollera:






El secadero de redes y la descarga de algas de los pesqueros:



El extraño Cristo de la basílica de Santa María, con dextrocardia (significa tener el corazón a la derecha en vez de a la izquierda y es una malformación congénita, supongo que el artista no lo sabía):


El mercado de calle:


Y finalmente otra imagen del Corto Maltés frente a la puerta de la esclusa del puerto:


Hoy seguimos hacia el Este camino de Santander, esperando recalar en San Vicente o en Comillas. Y me parece que vamos a salir como Mambrú cuando se fue a la guerra, porque se ha pasado toda la noche lloviendo y volvemos a tener el viento de cara.

 Con cuidado, navegantes.

miércoles, 24 de julio de 2024

Como un electrocardiograma.

Hola navegantes. Ayer hicimos la etapa Lastres-Llanes con la misma meteorología que la anterior: un día veraniego pero con un viento del Nordeste, justo de morro, que no nos permitía avanzar. Fijaos qué trak más significativo: 

 
Una salida a rumbo directo porque íbamos ayudados por el motor. A media mañana intentamos seguir a vela y empezamos a dar bordos contra el viento, más por entretenimiento y por dejar de oír el motor que por adelantarnos hacia Llanes. En 3 horas nos hicimos unas 10 millas pero solo acortamos la distancia a Llanes unas 2 o 3. Como así no íbamos a llegar volvimos a arrancar el motor y es el segundo tramo de rumbo directo. Al ver el conjunto me hizo gracia comprobar que parecía un electrocardiograma. Y, por cierto, la reparación del casquillo del piloto automático va flaman.

A primera hora de la tarde cruzamos el espigón de Llanes, ese que tiene los bloques de hormigón pintados por Agustín Ibarrola:


El puerto de Llanes se modificó hace años y se protegió su entrada con unas compuertas, que cierran cuando hay temporales para proteger a los barcos. Además se añadió un umbral como en las esclusas y los puertos de marea de Normandía. Es un muro en el fondo del mar que evita que el puerto se vacíe entero en bajamar. Hay que pasar por encima del muro y cada barco tiene una franja horaria donde puede pasar, según la altura de la marea y su calado. En el costado del muro suele haber una escala que indica la altura de agua sobre el muro en cada momento. Lo malo, que en Llanes esa escala es casi imperceptible y los números están casi borrados, lo que la hace poco práctica para los que no conocen el puerto o vienen por primera vez. En la foto podéis ver la escala a la derecha de la entrada, y las impresionantes compuertas. Merecería un poco más de dedicación:


Hoy vamos a pasar el día en Llanes con unos amigos de Mario, y mañana seguiremos hacia Santander, esperando llegar el viernes. Y me despido con una foto del Corto en Llanes: 


 Con cuidado, navegantes.


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lunes, 22 de julio de 2024

Otra vez luchando con el Nordeste.

Hola navegantes. 

Hoy estaba pronosticado un viento fuerte del Nordeste y por desgracia se cumplió. Nuestro rumbo hacia Santander ya va a ser todos los días hacia el Este, y este viento típico del verano en el Cantábrico nos va a coger justo de morro. Hoy la ruta teórica de Gijón a Lastres eran 19 millas, y a base de dar bordos nos han salido 28.


Hay que tomárselo con resignación. Por si fuera poco en Lastres sólo trabaja el marinero de 8 a 15 h, y si llegas más tarde no sólo no te dan acceso a los aseos y las duchas, es que ni te dan las llaves del pantalán. Al salir al pueblo tienes que volver saltando de la valla del puerto a la pasarela de acceso al pantalán, como si fueras un delincuente. Creo que aquí podría aplicarse el dicho "¿Quieres conocer a Fulanito?. Dale un carguito", porque sería bien fácil confiar las llaves al personal del bar, que cierra muy tarde, firmando un pequeño protocolo. Ningún navegante llega a puerto antes de las 15 h.  y ese horario te obliga a pagar sin recibir ningún servicio a cambio. Mal rollo.

Mañana intentaremos llegar a Llanes.

 Con cuidado, navegantes.

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domingo, 21 de julio de 2024

Curiosidades de Gijón.

Hola navegantes. 

Hoy hemos pasado el segundo día de descanso en Gijón y voy a enseñaros, sólo a modo de distracción, algunas curiosidades vistas en esta ciudad. 

Una casa de pisos con forma de Ferry. Está frente al mar, o sea que desde las terrazas debes de tener la sensación de navegar:


La desoladora estatua a la madre del emigrante, una mujer tan flaca que flota en su vestido. Una escultura magnífica.




O este bar que tiene sus combinados y cócteles "amoratizados" en vez de aromatizados:


Me ha recordado otro bar de Navia que me dio la clave de su wifi especificando que era con "mascuyulas" en vez de con mayúsculas. Los hay tarugos. 

Finalmente Gijón nos despidió con otro espectáculo de drones, el que ayer tuvo que suspenderse por el viento. Era de un artista de Vietnam, con motivos marítimos como barcos de vela, delfines, caballitos de mar, estrellas de mar, etc. 





Mañana seguiremos nuestra ruta hacia Santander, con intención de recalar en Lastres o en Ribadesella.

 Con cuidado, navegantes.

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sábado, 20 de julio de 2024

Una pausa en Gijón.

Hola navegantes. 

Hoy hemos pasado Ana y yo un día de descanso en Gijón. Por la mañana hemos renovado el anclaje del casquillo que sujeta el piloto automático, que ya tenía holgura. Al tener holgura no sujetaba bien el piloto y le hacía trabajar más cada vez que corregía el rumbo. Para eso hemos decidido sujetarlo con un tornillo pasante y frenarlo con una arandela gorda. Para el tornillo tuvimos que perforar el casquillo con el taladro. El resultado ha sido extraordinario y está durísimo. No creo que vuelva a moverse.



Y por la tarde nos hemos deleitado con una competición de salto de trampolín, desde una estructura de 13 metros que han montado en el puerto.


La torre está justo a nuestra popa, y hemos podido ver el espectáculo cómodamente sentados en la bañera y con los prismáticos. Aunque os parezca mentira competía un niño  de 13 años, que encima ha quedado el segundo. Increíble cómo saltaba el chaval.

Y también es increíble que mientras toda España está sufriendo una ola de calor, aquí en Asturias estamos pasando frío, y ahora mismo estamos en el barco con el calefactor. Tenemos que aprovechar esta circunstancia antes de que todo el turismo del Mediterráneo se venga al Norte.

Mañana nos quedamos en Gijón, y seguiremos para Santander el lunes. Estas paradas voluntarias motivadas por llevar bien el programa son muy agradables, todo lo contrario de las motivadas por la meteorología o las averías, que son odiosas. Una de mis peores experiencias fue cuando Mario y yo casi estuvimos a punto de empadronarnos en Boulogne sur Mer al volver de Londres, retenidos por una serie de temporales.

Y me despido con una foto del Corto Maltés en Gijón: 


 Con cuidado, navegantes.

Otro malo y otro buenísimo.

Hola navegantes. 

Antes de ayer se repitió lo del pesado día veraniego pero en peor, porque hizo poco viento y aguantamos 11 horas bajo un sol como el as de oros, y de ellas solo 4 a vela, el resto apoyados por el motor. Pero a cambio llegamos a un puerto que no conocía, el de San Juan de la Arena, en el interior del río Nalón. 

Estos puertos tienen dificultades en la entrada cuando hay mar de fondo o viento del sector al que están abiertos (en este caso el Norte) porque pueden formarse olas rompientes. Antes de ayer  no fue el caso y entramos sin ningún problema. Es un puerto reciente, que se ganó a las arenas de la ría a base de dragados. Pero por eso mismo tiene poco calado, 1,2 metros, y sólo vale para barcos pequeños.


Es conocido como la capital de la angula, porque vive de la pesca de angulas y es el único producto que ya se vende en su lonja. Además toda la estética del pueblo está orientada a este pescado. 



La marina es modesta pero tiene lo necesario, y sólo hay que tener cuidado con el cálculo de la marea entrar y salir del río. Para nosotros la salida estuvo franca y sin ningún problema. Antes de salir, y aprovechando que en el pantalán había manguera (yo no tengo) dimos un baldeo general al barco, que ya lo pedía a gritos.



Luego doblamos el Cabo de Peñas, el más prominente de Asturias, esta vez con un viento magnífico y otra vez con un sol veraniego, o sea que muy agradable. No es lo mismo un día veraniego sin nada de viento, o luchando contra el viento de cara, que un día veraniego dejándote llevar plácidamente por la brisa, que es lo que tuvimos ayer. El lado Oeste del Cabo dando unos pocos bordos de ceñida nada forzada, y el lado Este con vientos portantes que nos llevaron directamente a Gijón.




Como vamos adelantados respecto a nuestro programa hemos decidido hacer una pausa de dos días en Gijón. Mario va a quedar con unos amigos de Colunga, y yo voy a recibir a dos agradables tripulantes: Ana, y la ternura que bastaría para llenar una vida. ¡Que suerte!. Y para celebrarlo, Gijón nos obsequió con un espectáculo nocturno de drones en el aire.

El lunes seguiremos hacia Santander esperando llegar en una semana más.

 Con cuidado, navegantes.

miércoles, 17 de julio de 2024

Un pesado día veraniego.

Hola navegantes. 

Hoy salimos de Portiño de Morás para llegar a Ribadeo. Y ha sido una jornada de vela veraniega, con sol todo el día, pero con un viento del Este que nos ha obligado a tirar bordos todo el día.  Al salir de Portiño venía justo del SE, que era nuestra dirección, y después de 2 horas dando bordos habíamos recorrido 8 millas, pero en la dirección de Ribadeo menos de 3. Finalmente en rumbo directo iban a ser 23 millas, pero con los bordos se han transformado en 37.

 Y hemos llegado a Ribadeo agotados y sin ganas de nada que no fuera sentarnos a beber una bebida fría y las inevitables cuestiones de intendencia. 

Respecto a las orcas, ayer os decía lo tranquilo que estaba de salir de su zona de guerra, pero resulta que hoy mismo ha habido un ataque frente a Guilvinec, en la esquina noroeste de Francia. Es sorprendente porque la manada de orcas ibéricas está todavía en Andalucia. ¿Será posible que esta costumbre de morder timones se esté extendiendo a otras manadas?.

Como hoy no puedo contaros nada más interesante de nuestra navegación, ya me callo.

 Con cuidado, navegantes.

martes, 16 de julio de 2024

Portiño de Morás, siempre sorprendente.

Hola navegantes.

Hoy nos despertamos en Cedeira sin creernos lo que veíamos, porque se habían ido a pescar todos los barcos del puerto pesquero MENOS el que nos habíamos abarloado nosotros. ¿Os lo podéis creer?.


Luego ha seguido una navegación veraniega en la que hemos contorneado toda la costa Norte de Galicia pasando por la entrada de las tres Rías Altas. En la siguiente foto el Cabo Estaca de Bares, con el islote que llaman "El Estaquín"


¿Os imagináis que el islote frente a Finisterre se llamara "Finisterrín", o el que hay frente al Cabo  San Vicente "San Vicentín"?

Finalmente nos hemos quedado en el puertecito pesquero Portiño de Morás. Está en el interior del super puerto de la empresa Alúmina Española, y os hablé de él en una navegación anterior. Aquí la entrada al superpuerto y la industria detrás, donde entran verdaderos mercantes y que no te deja imaginar la esquina bonita que alberga dentro:


Os recomiendo volver a leer la entrada, porque yo es la tercera vez que vengo y sigue sorprendiéndome como el primer día:


En pocas palabras, es un puertecito pesquero que tiene un pasado curioso como puerto ballenero, y tuvo una empresa de despiece de ballenas que te cuentan en una exposición al aire libre. Aquí podéis ver la rampa por donde subían las ballenas para el despiece:



Al parecer usaban dos técnicas curiosas para cazarlas. Una era cazar primero al ballenato y arrastrarlo a aguas poco profundas. La madre le seguía hacia allí, donde era más fácil cazarla. Y la otra inflar con aire a las que ya habían matado, y dejarlas flotando con una boya. Más tarde iban a recogerlas de una en una para llevarlas a la fábrica.

También es curiosa la fábrica de los "domos", los bloques de hormigón con que hicieron las escolleras del superpuerto de Alúmina Española. 


Cada domo pesaba 50 toneladas, pero los hicieron sin armar el hormigón con hierros y los temporales los rompían. Tuvieron que sacarlos y sustituirlos, y los que sobraron los enterraron o los dejaron por los prados de alrededor. Como esos prados son propiedad de Alúmina Española han podido dejarlos donde han querido, y supongo que seguirán allí, formando parte de ese paisaje irreal, hasta el fin del mundo.


Porque esas moles de hormigón no será nada fácil retirarlas nunca. 


La parte negativa, que cerca de la fábrica hay una balsa donde vierten los residuos desde que se inauguró, y pende como una espada de Damocles en aquella zona tan bonita. Es la mancha marrón de la foto: 


Imaginaos que se rompe como la que contaminó Doñana. Dejaría los prados y el mar de color vino. La balsa original ya se llenó, y han tenido que elevar sus bordes para que quepa más.

En el puerto hay unas naves donde los pescadores guardan sus redes e instrumentos de trabajo. Nos acercamos a una de ellas para pedir que nos llenaran un cubo de agua para lavarnos, porque ayer en Cedeira no tuvimos aseos y hoy habíamos sudado mucho. El pescador, Piru, nos preguntó si era para beber. Al decirle que no, que para lavarnos, nos dijo que ni hablar, que usáramos la ducha caliente que tenía en su nave. Y por si fuera poco luego nos invitó a cenar allí mismo con productos de su cosecha: caballa, boquerones en vinagreta con tomate, y croquetas de pulpo. Esa gente maravillosa que te encuentras navegando donde menos te lo esperas, y que te hacen agradable la vida cuando estás lejos de casa. Gracias, Piru.

Mañana intentaremos llegar a Ribadeo. Yo ya estoy super tranquilo al haber dejado en la estela la zona de las orcas. 

Y me despido con una foto del Corto en el Portiño de Morás. No hace falta que os diga que allí no se puede entrar con barcos grandes. El calado en la zona de los pantalanes es de poco más de un metro. Cuando miro la paz de plata de esa foto y pienso en lo que os he contado, me quedo muy contento con mi pequeño barquito. 


 Con cuidado, navegantes.