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sábado, 31 de julio de 2021

Entrevista.

 Hola navegantes.

El día 25 me entrevistó Edu Araujo en su programa Itsas Tantak, para contarle la primera mitad de la vuelta a Italia. Podéis escucharla aquí:

Clic aquí.

Con cuidado, navegantes.

viernes, 30 de julio de 2021

Chorraducas náuticas.

 Hola navegantes.

Hoy hemos vuelto a Milazzo después de recorrer el Sureste de Sicilia en coche. No voy a aburriros con todo lo que hemos visto, pero sí contaros algunas cositas relacionadas con los barcos.

En Siracusa hay una zona del muelle reservada para megayates, y siempre se aprende algo de la humanidad paseando entre ellos. Por ejemplo, aunque parece cantinflesco ya se ha diseñado una balsa para limpiar la cubierta desde el agua, no sea que pierda su reluciente aspecto y el dueño quede en entredicho:


Y si esas defensas os parecen grandes, fijaos en éstas y comparadlas con el tamaño de las personas de la cubierta:

Pertenecen a un barco de 5 o 6 pisos, y fijaos las ventanas asimétricas del casco:


Al volver a Milazzo el Corto Maltés, que ha estado 3 días cerrado, tenía 41ºC en el interior. Claro, por aquí ha hecho hasta 43 ºC en la calle. Y esta vez las golondrinas de por la noche no lo han respetado y sí, también tenía algunas cagarrutas. Después de la paliza de coche nos hemos tenido que poner a baldear ya intentar refrescarle.

Mañana nos traen el espí y el Genova recosidos, y por la tarde se vuelve Ana a Santander y se incorpora Miguel, que viene de Galicia para acompañarme hasta Brindisi, en el Adriático.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 28 de julio de 2021

Terminar de ver Sicilia.

 Hola navegantes.

Ayer volvimos a Sicilia desde Lipari. Teníamos ganas de probar el espí nuevo y el pronóstico, que era de vientos flojos del W cuando nuestro rumbo hacia Milazzo era SE, parecía muy adecuado. Pero tampoco se cumplió.

Al salir nos encontramos un W de fuerza 5 que era demasiado para el espí. Sólo con el génova íbamos a más de 5 nudos y nos las prometíamos muy felices para una travesía cómoda y rápida. Pero después de pasar Vulcano el viento decayó y, aunque pusimos el espí, no nos nos sirvió para probarlo porque colgaba flácido como una bandera en un despacho. Sólo nos sirvió para ver si le hacía guapo al Corto Maltés o no.


De lo que no cabe duda, por el logo, es que este espinaker nos va a recordar siempre la vuelta a Italia.

Total, que un buena parte de la travesía fue apoyados por el motor. Aprovechamos para hacer una chapuza con las gafas de bucear, que se me había perdido el aro que sujeta uno de los cristales. Lo hemos sujetado con masilla epoxi, y aunque ha quedado como la moda de la arruga es bella, a mí me ha resuelto el final del viaje.


Llegamos a Milazzo a media tarde. Como tenía que quedar con Salvatore, el de la velería, para ajustar una costura del espí, me he decidido a pedirle que me revise la banda solar del génova, que se ha desgastado donde roza con los obenques y con el guardamancebos:


Esa costura desgastada parece una tontería y en Santander no haría nada hasta que se rompiera. Pero en estas travesía largas ya os he dicho varias veces que el objetivo número uno es no romper nada, porque cualquier avería te inmoviliza varios días en puerto y da al traste con todo tu programa. Si se suelta una puntada y detrás de ella toda la banda solar, te encuentras con una vela hecha jirones y con un buen problema (bueno, en mi caso llevo mayor y génova de repuesto, pero ni así quiero arriesgarme). Así que me lo va a arreglar Salvatore con el espí, y me lo tendrá antes de seguir nuestra travesía.

Porque ahora vamos a dedicar 3 días Ana y yo a conocer el Sureste de Sicilia (Siracusa y alrededores) y el sábado se incorporará mi siguiente tripulante, Miguel. Con él recorreré la parte más inhóspita de la circunnavegación de Italia, pero ya os daré los detalles más adelante.

Con cuidado, navegantes.

martes, 27 de julio de 2021

A Estromboli a velocidad supersónica.

 Hola navegantes.

Ayer hicimos la excursión a Estromboli en aliscafo por las razones que ya os expliqué. Y creo que fue una decisión acertada.

Salimos de Lipari a las 12 y volvimos a las 22, o sea que nos hicimos las 60 millas y la visita a dos islas y varios islotes en 10 horas, algo que en el Corto Maltés me hubiera llevado 4 o 5 días, y sin la seguridad de haber podido desembarcar, como ahora os comentaré.

Dejamos las bicis al cuidado de la empresa que nos vendió los billetes, con algo de aprehensión porque me indicó dejarlas, sin candar, detrás de su garita. Es en la zona del puerto, con un tráfico enorme de personas, y él no las veía desde su sitio de trabajo. Luego las llevaría a su oficina en el centro de Lipari, donde tenía que recogerlas por la noche. Por suerte allí estaban a la vuelta.

La primera escala fue en la Isla de Panarea, primero en una cala para bañarnos y luego en la capital. Ir en barco a 22 nudos, aunque sea a motor, es una sensación rara para los que estamos acostumbrados a los 3-5 nudos. La isla aparece en el horizonte y llegas antes de darte cuenta. A cambio el ruido es atronador. Panarea está volcada en este turismo de los batiscafos. Tiene una calle principal que da al mar que está llena de tiendas de moda (¡una tenía ropa de Indonesia!), de souvenirs y de restaurantes, y todo el mundo se queda allí. No creo que el interior tenga más que ofrecer que Lipari, pero tampoco lo aseguro porque no lo vimos. No da tiempo. Las calles interiores del pueblo son preciosas, con casitas blancas con muchas flores, y tiene unas vistas impresionantes a los islotes que la rodean y, al fondo, Estromboli.



Después de parar en varios islotes para bañarnos llegamos a Estromboli. Es la gema del archipiélago y estaba petado. Tiene un solo muelle de desembarco enano, donde cada batiscafo tiene un tiempo cronometrado para desembarcar y dejar sitio al siguiente. Imposible quedarse allí con un barco particular, aparte de que está muy cerca de la playa y las olas hacen la maniobra y la estancia en el muelle peligrosas, y eso que ayer el mar estaba muy tranquilo. Los veleros fondean sin respetar la distancia a la playa y desembarcan con los anexos en la orilla, que es de guijarros, no de arena.



La movilidad dentro de la isla se realiza con los famosos motocarros de 50 CC,  aunque ya se ven muchos coches eléctricos como los del golf.


Habían desembarcado tantos batiscafos que el pueblo estaba, sobre todo a la hora de cenar, como El Rastro, con cola para todo. Seguramente el turismo ha salvado a la isla de la decrepitud, pero en mi opinión le ha hecho perder su encanto. Subimos a ver la iglesia y la plaza del pueblo, desde donde se muy bien el Estrombolicio, un islote vertiginoso con un faro en la cima, el icono de la isla. Curiosamente allí hay tiendas de material de montaña, para las excursiones al volcán.

En la iglesia hay un Nacimiento precioso, que reproduce la isla y hasta la Sciara del Fuoco (que es la colada de lava que llega al mar) con luces led rojas.


Después de cenar fuimos a ver la puesta de sol en el Estrombolicio, en cuya cima hay una roca que recuerda a un caballito de mar.


Terminamos en la Sciara del Fuoco viendo las explosiones y la caída de lava por la noche. Como siempre, las fotos no hacen justicia a la realidad.




Hoy nos volvemos a Sicilia.

Con cuidado, navegantes.


domingo, 25 de julio de 2021

Una visita a Lipari.

 Hola navegantes.

Hay hemos recorrido Lipari en una moto alquilada. La verdad es que tiene poco que ver aparte del ambiente de su capital, pero ha habido algunas cosas curiosas.

La principal, las termas romanas de Calogero. Son de hace 3.000 años, y sobre sus ruinas se construyeron una modernas que cerraron en 1.975 por falta de una autorización sanitaria. Ahora está todo cerrado con una verja y una cadena. Menos mal que hay un "guía" improvisado que te enseña la entrada:

Todavía se ve la piscina que alimentaba todo con agua a 50 grados:


La sauna, las conducciones de agua y el baño de las hijas del emperador, con escaleras talladas en la roca:

Luego se visitan las termas modernas. Aquí su entrada:



Dentro hay una antigua exposición de fotos y materiales, por ejemplo cómo se fabricaban las sandalias para trabajar en las canteras de piedra pómez, a partir de neumáticos:


Y cómo no, la capilla, en esta ocasión dedicada a San Calogero, el que da nombre al yacimiento:


Es una pena ver ese estado de abandono en una isla que tiene tan poco que ofrecer, porque el sitio es precioso y se visitaría con gusto. Algunos extranjeros que llegaron con nosotros se rajaron al ver la entrada.


También subimos al observatorio geofísico de Lipari, en lo alto de un monte, con vistas maravillosas de su isla hermana, Vulcano, al sur:

Pero todo esto es después de rebuscar mucho, porque si hoy hemos visto alguna otra cosa bonita o interesante en Lipari, ya se me borró de la memoria.

Mañana vamos a ir a Estromboli pero en una excursión desde Lipari. Con nuestro barco necesitaríamos dos días (son 25 millas en línea recta) más uno para desembarcar y conocerla, Estrómboli no tiene marina y tendríamos que quedarnos fondeados a más de 150 metros de la playa (una osadía intentar esa distancia con nuestro inflable de juguete), en fondos de 15 metros que aumentan enseguida (imposible bucear para destrabar el ancla si se enroca), y en un fondeo expuesto a todos los vientos. El sentido común nos ha podido, porque ir allí para no poder desembarcar o vernos sorprendidos por un cambio de viento por la noche... Ya os contaré si acertamos.

Con cuidado, navegantes.

sábado, 24 de julio de 2021

Lipari, capital de las Eolias.

 Hola navegantes.

Hoy hemos salido de Vulcano para pasar a Lipari, la isla principal del archipiélago y su capital, que está separada de Vulcano por un estrecho canal de sólo media milla, aunque las dos ciudades lo están por 4 millas. Un viaje tan cortito que por la mañana nos hemos quedado en la Bahía de Poniente, en Vulcano. Es la que ayer veíamos desde el volcán a la izquierda de Vulcanello, una bahía semicircular muy protegida, donde nos hemos bañado a la sombra de los Farallones de Lipari, dos picachos que salen verticales del mar y que desde lejos parecen dos barcos navegando con el espí.


En un fondeo tan tranquilo, además de para bañarnos hemos aprovechado para algunos bricolajes pendientes, como cambiar el cabito del amantillo del tangón, el del aparejillo del bakestay, y reparar un pequeño desgarro del toldo que nos protege del sol.

Toda la mañana estuvimos viendo lo que os comenté otro día, la nubecilla que corona todas las islas y que permite encontrarlas antes de que salgan del horizonte:


Y aquí la despedida de Vulcano (al fondo) y de Vulcanello (más cerca) al navegar por las Bocas de Vulcano (llaman así al estrecho entre las dos islas) camino de Lipari:

Tras una corta navegación a vela llegamos a Lipari. Hoy sólo nos ha dado tiempo a recorrer un poco su capital y darnos cuenta de que, sorprendentemente, es más barata que Vulcano. En la misma marina nos han alquilado una moto para mañana por la mitad de precio que en Vulcano, y su tarifa es de 35 euros por noche en vez de 45 en Vulcano, y con muchos más servicios y comodidades. Hoy os adelanto sólo algunos de los rincones que más nos han gustado, y mañana os contaré más cosas de la isla.



Con cuidado, navegantes.

viernes, 23 de julio de 2021

Más volcanes.

 Hola navegantes.

Hoy hemos pasado el día recorriendo Vulcano con una moto alquilada.

Por la mañana recorrimos el Sur de la isla, el Capo Grillo y el Faro de Gelso, que está en estado de abandono:


Al lado hay una pequeña iglesia, la de la Madonna delle Grazie, con esta morbosa imagen de una mujer con un par de ojos en una bandeja:




Me he enterado que es Santa Lucía, una siciliana de Siracusa, que fue martirizada sacándole los ojos, pero luego, antes de morir, recuperó la vista. Por eso es la patrona de los ciegos. Si se creen eso ya pueden creerse todo, hasta que la Santa va a hacer por sus ojos lo que no pueden los médicos. ¡Ver sin globos oculares!.

También vimos las ruinas de una incineradora de basuras para Vulcano que no llego a estrenarse. Ahora la basura de Vulcano se lleva a Lipari, y de allí a Sicilia donde se destruye. ¡Vaya viaje!.


Nos lo contó un pastor de cabras con el que nos enrollamos mientras llenaba unos cubos para darlas de beber.

Luego hicimos una excursión al Valle Rojo, una hoz seca como la vejez, donde al ir a refugiarme del calor a la sombra de una cueva me encontré que no era el único que había pensado eso:


Tres o cuatro cabras habían ido allí a morir, a la sombrita.

Por la tarde subimos al cono del volcán, una excursión preciosa porque al ir ganando altura vas viendo más islas Eolias en el horizonte, y más detalles de la propia Vulcano.


En la bahía de la derecha de Vulcanello, la de Levante, es donde tenemos el Corto Maltés. Por cierto, siempre presumo de que al ser un barco pequeño me ponen al fondo de los puertos, donde hay menos calado y está más protegido. En Vulcano no es algo positivo, porque el fondo del puerto resulta que es la playa, y estamos a escasos metros de la orilla. Cada vez que pasa un ferry, y es varias veces al día, hace unas olas que da miedo estar dentro del barco, por el meneo que coge y por los estrechonazos de las amarras. Hoy precisamente se ha roto una de ellas, por suerte sólo la funda y el barco no se ha soltado.


El volcán sigue activo, pero hoy tenía muchísimas menos fumarolas que la vez anterior que vine, hace unos años, que había que entrar el cono con caretas antigás.



Y para terminar, el sistema que tiene en Vulcano para varar los barcos: con una oruga que mete al mar un remolque, y saca el barco por la misma playa:


Mañana iremos a la Isla de Lipari. Con cuidado, navegantes.

jueves, 22 de julio de 2021

Sei metri e mezzo, porca miseria.

 Hola navegantes.

Hoy salimos de Milazzo después de recoger el espí nuevo, con destino a las Islas Eolias.

La navegación, para no defraudar a la suerte de Ana, fue con un viento de morro (del NW) de fuerza 5, en vez del fuerza 3 del W que estaba pronosticado. Total, que en vez de un viento muy llevadero y favorable por el través, un jodido viento de cara y un mar lleno de olas, que nos obligó a hacer toda la travesía ayudados por el motor para no duplicar la etapa con bordos interminables. Llegamos a Vulcano exhaustos a primera hora de la tarde.

Ya desde el mar se reconoce a la isla por el olor a azufre. Al llegar me preguntó el marinero por la radio cuánto era la eslora del Corto Maltés. Al decirle que seis metros y medio le oigo decir: "sei metri e mezzo, ¡porca miseria!". Y después referirse a mí, al hablar con los otros marineros para buscarme atraque, como "il disgraziato". Nada más lejos de la realidad, me siento más feliz que los de los barcarrones que me rodean. Por ejemplo detrás nuestro vino un catamarán como de 15 o 16 metros, y la marinería le llamaba al dueño "comandante". Una pretenciosidad ridícula que desde luego no quiero para mí.

La chica de la oficina me dijo que no me podía cobrar porque tenía que preguntar al dueño cuánto me cobraba.  Yo creo que no tienen tarifa para barcos de la eslora del Corto Maltés. En la foto, mi barquito en Vulcano. Como en muchas islas, el agua es un bien muy preciado, y sólo sale de los grifos en un horario determinado y está prohibido usarla para limpiar el barco, aunque algunos de los barcarrones no hacen caso.


Por la tarde fuimos a recorrer el pequeño pueblo. La decisión de si tomar o no los baños de barro sulfuroso nos vino dada, porque están cerrados por el Covid.

Es una pocilga con presuntos efectos saludables, donde tienes que meterte de cuerpo entero en una potingle que huele a huevos podridos. Luego, eso sí, te la quitas en el mar en un sitio donde puedes elegir la temperatura del agua, porque hay emanaciones submarinas del volcán que calientan el agua por zonas. Pero, como digo, están cerrados por el Covid.

Luego fuimos a recorrer el pueblo con las bicis y a alquilar una moto para recorrer mañana toda la isla. También subiremos al volcán, que está activo en emisiones sulfurosas, aunque no en explosiones y coladas de lava como el Etna.

Pero eso os lo contaré mañana.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 21 de julio de 2021

Ya tengo espí.

 Hola navegantes.

Esta tarde quedé con Salvatore, de la velería AIR LOFT DI ARAGONA, y ya tengo un espí nuevo. Resulta que él tenía a medio hacer un asimétrico que le encargó un cliente y luego nunca pasó a recogerlo. Sólo le faltaba rematar los puños y las costuras del reborde. Tiene sólo un metro cuadrado menos que el mío anterior, algo despreciable en la vela de crucero, y me lo ha dejado por la mitad de lo que costaría, ya que en realidad es nuevo. Lo hemos probado con unos puños provisionales y pinta perfectamente. Además Salvatore se ha puesto a trabajar con él hoy mismo y me lo va a tener listo mañana, antes de que salgamos para la isla de Vulcano. Un ejemplo de profesionalidad que merece su reconocimiento. Gracias, Salvatore.

Como curiosidad, un sucedido de esta tarde. Ya os dije que al atardecer unos pajaritos se apoderan de la Marina de Nettuno, donde estamos, y se posan por centenares en las barandillas y quitamiedos de los barcos. Por cierto, que el Corto Maltés se ha librado, pues me temía que en esta semana que le hemos dejado solo nos lo invadieran. Pues al volver al barco con las bicis vimos a una chica encerrada en su barco, cargado de pajaritos, y por una rendija nos llamó. Me pidió que avisara al personal de la marina porque necesitaba "asistencia". Me pareció raro porque "asistencia" se refiere a ayuda para atracar. Al decirle que si podía ayudarla yo me confesó que se había encerrado en el barco porque le daban miedo los pájaros, que ella creía que eran murciélagos. Le ofrecí acompañarla hasta fuera de la marina con un paraguas, pero al saber que eran pajaritos y no murciélagos se fue tranquilizando, se decidió a salir, y finalmente se marchó sin ayuda. ¡Qué cosas!.

Mañana iremos a la Isla de Vulcano.

Con cuidado, navegantes.

martes, 20 de julio de 2021

Treking en el volcán Etna.

 Hola navegantes.

Esta semana estamos recorriendo Sicilia en un coche alquilado, porque hacerlo con el barco habría significado alargar el viaje un mes. Es la isla más grande del Mediterráneo, y la vuelta a Italia ya va a ser demasiado larga como para alargarla con Sicilia. Estos días no he publicado ninguna entrada para no aburriros con asuntos turísticos ajenos a la navegación, pero voy a hacer una excepción con el volcán Etna.

Estábamos alojados en un Bed and Breakfast a pocos kilómetros de la base, y de madrugada empecé a oír truenos. Pensé "qué mala suerte, vamos a hacer el treking lloviendo". Y volví a dormirme. Pero al levantarnos seguían los truenos y, al haber luz, estaba claro que no era una tormenta. Resulta que era la actividad explosiva del volcán, que justo esta madrugada ha tenido un pequeño "despertar". Han elevado el nivel de alarma al 4 (el más alto) aunque las excursiones se han podido seguir haciendo porque no llegan a la cima. 


Con la novedad, la carretera hasta la cima estaba llena de gente haciendo fotos. En la zona del Refugio Sapienza, en la base del volcán, tuvimos la suerte de encontrar una empresa de treking que prestaba botas y anoraks, porque caímos en la típica turistada: habíamos salido del barco, de la zona de costa, hace una semana con la ropa de verano, hartos de luchar contra el calor, sin pensar que el cono volcánico está a casi 3000 metros, donde la temperatura es muchísimo más fría. Ese detalle nos evitó tener que dedicar otro día al Etna.

Llegamos a la cota de 2.900 metros, donde se veía una de las coladas de lava, pudiendo acercarnos hasta unos 20 metros. La verdad es que da miedo estar tan cerca, pensando que en cualquier momento puede escupir un chorro más fuerte y salpicarte.


Una sorpresa fue ver que el volcán está lleno de Mariquitas Pérez, siendo una zona árida y sin que se me ocurra qué pueden comer allí arriba.


También ver el cono enorme que se creó en 2001, en un periodo de actividad explosiva como el de hoy, que duró 3 meses:


Para ver su tamaño fijaos en las personas que lo están subiendo por la derecha. Antes de aquellas explosiones esa colina no existía.

La comida la hicimos al lado de un cráter que se llama "Cráter del Filósofo". Es en honor de Empédocles, nacido aquí al lado, en Agrigento, que ya avanzado en años se suicidó tirándose al cráter del Etna. Al parecer con la intención de que no encontrarán su cadáver y sus conciudadanos y sus discípulos le dieran por inmortal. Pero cuenta la leyenda que el cráter escupió una de sus sandalias, y cuando la reconocieron comprendieron que por el curso normal de la naturaleza, estaba muerto, como todos.

Acabamos el treking sin más incidentes.

Mañana volvemos a Milazzo, donde está el barco, y pasado mañana empezaremos a navegar por las Eolias. Espero volver a contaros anécdotas de navegación cada día. De momento mañana por la tarde he quedado con Salvatore, que tiene una velería en Milazzo, y me va a hacer una oferta por un espinaker de segunda mano (es simétrico y tendría que recortarlo para hacerlo asimétrico) así como por uno nuevo a la medida. En los dos casos se compromete a tenerlos terminados para el 1 de agosto, que es cuando tengo previsto seguir ruta hacia el Adriático. Espero poder contaros pronto cómo termina este culebrón.

Con cuidado, navegantes.


viernes, 16 de julio de 2021

Un día raro y emocionante.

 Hola navegantes.

Efectivamente, ayer fue un día raro después de un mes y medio navegando. Nos levantamos David y yo a las 5  para ir con tiempo al aeropuerto de Catania, desde donde se volvía él a Madrid y donde llegaba Ana para pasar conmigo los próximos 15 días conociendo Sicilia y las Eolias. 

El trayecto al aeropuerto fue un rollo, ya se me había olvidado lo que es un atasco. Más de dos horas para hacer 140 km. Me acordé de lo que contestó una navegante oceánica que había dado la vuelta al mundo cuando le preguntaron si alguna vez había pasado miedo. Y contestó que sí, que por supuesto, y especialmente cuando le acechaban las fieras en el paso cebra.

A las 10.30 h. llegó Ana, el momento más emocionante del viaje. 


Aprovechamos que teníamos el coche y estábamos en la costa Este de Sicilia con todo el día por delante para conocer Catania y Taormina.

Catania nos pareció deplorable. Una ciudad sucia, calcinada por el sol, en la que llegar a cada monumento te cuesta una sudada para llegar y verlo descuidado. Por ejemplo, este es el que dedican a los Mártires de la Libertad


Justo detrás de la cutrez pasa la carretera y la vía del tren, y la plaza en sí tiene todo el suelo levantado. Creo que esos mártires se merecerían algo mejor. Tal vez influya en la desidia que la ciudad ha sido arrasada varias veces por el Etna, la última en 1.669, y los habitantes saben que en cualquier momento puede volver a suceder.

Sin embargo Taormina nos sorprendió por lo contrario, debe ser la joya de Sicilia. Está en lo alto de una montaña y para acceder han tenido que hacer virguerías los ingenieros de caminos, con unos puentes increíbles. Ya cerca de la cima aparece un edificio de 9 pisos de fachada de hormigón, que sorprende porque tiene pocas ventanas, todas sin cristal y sin señales de vida. Claro, es un aparcamiento de coches gigantesco para acoger a todos los visitantes. Cuando te olvidas de eso caes en un pueblo limpio y colorido, con monumentos bien cuidados y lleno de vida, y siempre con unas vistas impresionantes sobre la costa, allí abajo, y sobre el Etna.


Y siempre con las calles y los bancos cubiertos por la capa negra del polvo del volcán, que por cierto iremos a visitar uno de estos días.



Volvimos a Milazzo por la noche agotados. Ana no había dormido la noche anterior por el transporte de Santander a Madrid para estar en el aeropuerto a primera hora, y yo llevaba muchos días levantándome a las 5. Y por cierto, el puerto de Milazzo tiene pintados artísticamente los norays, algo que no había visto nunca. Una forma original de animar los amarres, y darle otro aire a este instrumento de hierro tan prosaico pero útil:



Aprovecharé esta estancia larga en Sicilia para intentar conseguir un espinaker, y si no me traerá Miguel uno que me presta mi amigo Leopoldo hasta terminar la vuelta a Italia.

Con cuidado, navegantes.