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viernes, 31 de julio de 2020

No os dejéis ayudar.

Hola navegantes.

Como os dije, hoy tocaba cambio de tripulación. Me he despedido de Ana y se ha incorporado Jaime para acompañarme hasta Santander.

El día lo hemos dedicado a esas cosas de intendencia que, como digo muchas veces, también son la vela de crucero, y no sólo sacar el máximo partido de las velas en travesía interminables. Hacer la colada, llenar los depósitos, ir al súper, calcular las posibles escalas de la semana siguiente, etc.

Hemos tenido que modificar la chapuza para resolver el freno del escotero que se había roto. El tornillo que pusimos para frenar el carro de la escota lo arrancaba la anilla.  Lo que hemos hecho es solidarizar el carro al freno del otro lado, el de babor, que ahora es capaz de frenar la carro en las dos direcciones.

Por si fuera poco, al volver del super vimos que estaba rota la luz verde de estribor, que va en el balcón de proa.


Seguramente fue ayer en Tapia, cuando un voluntario nos sugirió movernos en nuestro atraque unos metros hacia proa, y se ofreció a movernos él con las amarras desde el muelle. Por no hacerle un feo le dejamos, y nos hizo rozar el balcón de proa varios metros contra el muro. Así que ya sabéis, en el barco hacedlo todo vosotros mismos. Ahora tendremos que llevarlo así, para que no se mojen los contactos, hasta encontrar un recambio:

Por suerte en el Corto Maltés la luz reglamentaria es la todo horizonte en la punta del palo, y esa funciona.

Mañana saldremos temprano hacia el Este, de momento con pronóstico de vientos muy suaves que vaticinan un avance lento. Cálculo que en una semana estemos en Santander.

Hasta mañana, navegantes.

jueves, 30 de julio de 2020

No quieren oro.

Hola navegantes.

Hoy por fin pudimos ir a Tapia. Salió un día despejado pero también con poco viento, e hicimos la etapa de ida un rato a vela, aprovechando el terral, y otro rato a la francesa. Nos quedamos en el muro del puerto pesquero para ir a conocer Tapia.


(Soy el pequeñín de la derecha).
Lo primero fuimos a ver las Lagunas de Salave. Por el camino nos sorprendió este letrero tan raruno:

La explicación es fácil. Las lagunas son unas antiguas minas de oro de la época romana, que se han inundado. Son un paraje natural en medio de un bosque. Cuando se propuso volver a explotar las minas el pueblo se opuso por el temor a la contaminación y a la maquinaria pesada que estropearía el paraje. Al parecer la idea se ha abandonado.

Las lagunas están llenas de ranas y mal señalizadas, y nos perdimos en medio de un bosque, que por suerte se llama "el bosque encantado" y es precioso. Salimos gracias a Google Maps y por el camino nos encontramos este grupo escultórico tan curioso:



La tarde la dedicamos a ver el pueblo, que tiene una senda costera preciosa con vistas al Cantábrico, una piscinas naturales de las que se llenan con la marea:

el faro en una islita que han unido al continente con un muro:

y una coqueta plaza donde está el ayuntamiento, la escuela infantil, el instituto y la iglesia, presidida por la escultura del Marqués de Casariego, senador, que independizó Tapia de Castropol, fue el artífice del puerto y sufragó los edificios que he comentado. Bueno, pues tanta generosidad e importancia acaban cagadas por las gaviotas.

 La vuelta la hicimos a vela y al final apoyados por el motor porque el cielo se puso negro como amenazando una turbonada, que no se concretó.

Mañana me despido de Ana, y viene Jaime para llevar el barco juntos a Santander.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 29 de julio de 2020

La ría del Eo

Hola navegantes.

Anteayer fuimos a Lugo, y ayer no paró de llover y nos quedamos en Ribadeo solucionando temas prácticos.

En Lugo lo que más nos llamó la atención es que un Club deportivo privado se ha hecho dueño del río Miño a su paso por la ciudad. Han construido una escollera que retiene el agua del río en forma de piscina, y ya digo, es solo para socios. Estábamos a 38 ºC y nos dieron buena envidia.


 También sorprendente que aunque oficialmente el purgatorio ya no existe, sigan pidiendo limosna para sus almas:


Recorrimos sus murallas y un montón de monumentos, entre otras la antigua cárcel, hoy rehabilitada como centro cultural. Era mixta, pero para que los hombres y las mujeres no se vieran, se decía la misa en una torreta construida sobre el reborde de madera que se ve en el suelo, y las chicas tenían que oírla detrás de una celosía (las ventanas de la derecha).


Y a modo de ejemplo, aquí veis la profunda disertación de un fiscal para condenar a muerte a una mujer, que en efecto fue ejecutada:

Merece la pena leerlo, pero se resume en propalar falsedades sobre el curso de los combates y haber mostrado alegría por la muerte de Mola.

Esta mañana habreis visto qué navegación más rara hemos hecho. Salimos con destino a Tapia, al Este, con pronóstico de viento del NE de fuerza 2-3. Pero al salir de la protección del bajo Los Canoucos, en la orilla derecha de la ría, vimos lo que había de verdad. Los bajos producen olas rompientes, pero también tamizan el oleaje que a sotavento está aplacado. Al salir de su protección teníamos un viento del Este, justo de cara, de fuerza 5, y sobre todo un oleaje preocupante, y cambiamos de planes para explorar el interior de la ría.



Dentro de la ría no había olas, pero el viento se encajonada entre las montañas, como pasa en los pantanos, y nos dió buenos sustos con trasluchadas involuntarias. En una de ellas se rompió el tope de estribor del escotero de la mayor. Ya hemos hecho una reparación provisional hasta que podamos comprar la pieza.




La ría en si es preciosa y pudimos llegar casi hasta Vegadeo. Allí empezó a invertirse la marea y preferimos no arriesgar más. Entonces vino una ceñida entre la orilla asturiana y gallega del Eo, entre bosques y praderías. 


Llegamos a puerto cansados como si nos hubiesen apaleado. Hoy descansaremos aquí, y a ver si mañana definitivamente vamos a Tapia. Ya es la última oportunidad pues el viernes cambiamos de tripulación.

Hasta mañana, navegantes.

domingo, 26 de julio de 2020

De vuelta a Ribadeo.

Hola navegantes.

Hoy hemos dormido como marmotas en el hotel "Carlis Fazouro" de Burela, aunque cayó algún chubasco.


Salimos a las 9.30 con pronóstico de poco viento y resignados a una etapa de motor, que se cumplió. Toda la mañana con las velas aportando un poco y el motor al ralentí otro poco, hasta llegar a Ribadeo.

Como otras veces, aprovechamos para algún bricolaje, y en este caso fue retocar el puño de driza del espí y su unión a la driza, que estaba arreglado por un zapatero cuando se nos rompió en la vuelta a España
 Fue precisamente aquí al lado, en Navia, y como no había velería nos lo arregló un zapatero, que nos dijo que en cuanto pudiéramos lo llevármos a revisar por una velería. No lo hice, y está durando más que cualquier reparación profesional (en concreto, más de 8 años).



Ahora nos toca disfrutar de unos días de descanso, hasta el viernes que se incorpora Jaime a la tripulación para ayudarme a llevar el barco a Santander. De momento mañana vamos a conocer Lugo.

Con cuidado, navegantes.

sábado, 25 de julio de 2020

Pudimos entrar en Burela.

Hola navegantes.

Hoy nos ha pasado lo mismo que cuando salimos de Foz. Sabíamos que el viento no saldría hasta el mediodía, pero la pleamar era a las 8.30 y teníamos que aprovecharla para salir de Barquero. O sea que salimos con la marea y luego nos tiramos toda la mañana a motor.


Pasamos entre la isla Coelleira y el Continente,  y allí vimos una migración de cangrejos. Es una miríada de cangrejos que van nadando a la isla para desovar. Aunque estemos acostumbrados a verlos andando por el fondo de los charcos, también saben nadar y consiguen recorrer grandes distancias. El mar estaba plano como un baño de mercurio y lleno de gaviotas posadas aprovechando el festín.

Por suerte al mediodía salió el viento del Oeste pronosticado y pudimos hacer la segunda mitad de la travesía a vela, una empopada con el espí en toda regla.

Finalmente llegamos a Burela, la localidad que estuvo confinada por la Covid hasta hace unos días. A su entrada está la famosa Piedra Burela:


En la foto el mar estaba tranquilo, pero mirad cómo luce cuando hay temporal:


De hecho el último partió el faro por la mitad, y la mitad restante la dejó escorada:


Es una cardinal Este y hay que seguirla a rajatabla, porque si no la pasas
por el Este te metes en un enjambre de escollos del que seguro que no sale el barco entero.

En Burela no hay Marina deportiva y nos hemos quedado en el muro del puerto pesquero.


Luego hemos recorrido el pueblo y su paseo marítimo, y como hace mucho calor estaban las playas abarrotadas. La más curiosa es la que se ha formado en el interior de un antiguo puerto, ya abandonado, la Playa do Portelo.


En la foto podéis ver los dos espigones que cerraban el puerto. El puerto actual está más al Sur.

Hasta mañana, navegantes.


viernes, 24 de julio de 2020

O Barqueiro.

Hola navegantes.

Hoy hemos salido de Viveiro sin prisa para aprovechar la marea vaciante, que nos arrastraría al mar abierto. Tuvimos suerte y no fue sólo la marea, también salió un viento terral (el que sopla de la tierra al mar por la noche) que nos permitió salir de la ría de Viveiro con el espí, disfrutando de sus orillas boscosas.

Al final de la ría está la Isla Coelleira (Conejera), una preciosidad con forma cónica asimétrica, llena de verde y con un faro blanco en la cúspide) donde se acabó la suerte, decayó el viento y nos cogió de cara la marea vaciante de la otra ría, la del Barquero.


Entonces decidimos fondear en Bares para comer y echar una cabezada, porque hoy la etapa era corta. Bares es un puerto precioso que consta sólo de una escollera hecha con las rocas redondeadas cogidas de la montaña cercana (en vez de los típicos bloques de hormigón) pero sin puerto para desembarcar.


Está junto a una playa de arena blanca y un frondoso bosque.

Por la tarde salió un viento del oeste que nos permitió hacer a vela todo el recorrido de la ría. Primero fuimos a Vicedo, que ya conocía de navegaciones anteriores, y después a Barquero, que no le conocía y era nuestro objetivo hoy.

Barquero está al fondo de una ría que casi se seca en bajamar, y hay que entrar siguiendo a rajatabla las indicaciones. La primera referencia es la Torre de un faro blanco, la segunda
una casa roja que ahora es una vivienda particular y antes fue una fábrica de salazón


y finalmente se accede al puertecito. En Vannes también daban como referencia el color de una casa particular y siempre me sorprendió, porque si esa familia pinta la casa de otro color todas las guías náuticas quedan anticuadas.

El calado de la ría hasta Barquero es de solo 1 metro en la canal (las orillas se secan) y entramos con la orza y el timón subidos. En el interior del puerto oscila entre 0,2 y 2,5 metros. Nosotros nos hemos quedado abarloados a un pesquero en una zona de 1,5 metros, y esperamos pasar una noche tranquilísima en el hotel "Chincho Rubianes".


Luego fuimos a recorrer el pueblo, pero la verdad es que no puedo contar nada de él, lo siento.

Mañana iniciaremos la vuelta, porque en la siguiente ría ya conozco Cariño de la vuelta a España, y Ortigueira, aparte de la dificultad de los arenales que cierran su entrada, ha cambiado la titularidad del club náutico y no han podido asegurarme si dispone de atraques de tránsito. Además mañana está pronosticado viento del Oeste, que nos viene muy bien para la vuelta, queremos conocer Burela, y disponer de 2-3 días para conocer Tapia, La ría de Ribadeo, y hacer algún viajecito por el interior.

Con cuidado navegantes.

jueves, 23 de julio de 2020

Un descanso en Viveiro.

Hola navegantes.

Ya os dije que hoy haríamos una pausa en Viveiro, y hemos aprovechado la mañana para varios bricolajes, fundamentalmente cambiar el aceite del fueraborda, darle la patente y arreglar dos radios da la bici.

Por la tarde hemos recorrido los sitios preciosos de Viveiro. Tiene una senda ciclable paralela al río Landro, el que dió origen a la ría, y un paseo marítimo que lleva a sus playas, desde el que algunas fotos parecerían tomadas en las islas del Pacífico:



Junto a estos paisajes espectaculares Galicia también tiene sus beaterías, como esta réplica de la cueva de la Virgen de Lourdes:


Como veis está llena de exvotos, que son figuras de cera de alguna parte del cuerpo que un enfermo cree que le ha curado la Virgen en vez de la medicina. Por ejemplo aquí una pierna y un riñón:


También hay quien deja fotos de carnet de alguien, supongo que beneficiado de un milagro, entre las rocas de la cueva:


Viveiro también tiene una calle, el Callejón del Muro, que sigue el trazado de la antigua muralla, que dicen que es la más estrecha del mundo. Mide entre 1 y 2 metros de ancho:


Aquí sí que puedo desmentirlo, porque en Francia, en Les Sables d'Olonne, está la Calle del Infierno, donde no cabía ni la bici:



Mañana iremos a la siguiente ría, la de Barquero.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 22 de julio de 2020

Mucho motorrrrrrrrrrrrrrr.

Hola navegantes.

Hoy nos levantamos a las 5:30 para desayunar y estar en la barra de la ría de Foz exactamente en la pleamar y salir sin problemas. El sol salía las 7 y pasamos por la barra con la luz del crepúsculo. Aunque aún no hacía viento, quedaban unas olas de mar de fondo de 1-1,5 metros que rompían en la orilla derecha de la canal. Salimos bien pegados a la izquierda siguiendo el trak de nuestra entrada de ayer y llegamos a altamar sin problemas. No tengo fotos, ya comprenderéis que en esas situaciones en lo último que se piensa es en hacer fotos.

Al no haber viento hicimos la primera parte de la mañana "a la francesa" (a motor y con la vela mayor para equilibrar el barco y aprovechar el viento aparente producido por el avance a motor). A eso de las 9 h. pasamos frente a Burela, la localidad confinada por la Covid. Me dio pena no entrar
porque me traía recuerdos de nuestra vuelta a España.


Más tarde pasamos frente a Alúmina Española, una fábrica de aluminio que se ha construido un puerto para mercantes para ella sola. Es un puerto enorme donde puedan maniobrar, aunque la parte industrial de la zona cerrada por los espigones es solo la esquina Sur. El resto son playas y, en la esquina Norte, un puertecito pesquero llamado "El Portiño de Morás". Tenía ganas de conocerlo por su ubicación extraña y para valorarlo como posible escala a nuestra vuelta a Santander, si sigue el confinamiento en Burela.

La entrada a Alúmina Española es impresionante, porque pasas primero por un archipiélago de tres islitas llamadas Los Farallones,
pura naturaleza salvaje


y caes de repente en las fauces del monstruo


Los espigones están construidos con bloques de hormigón y los que sobraron están amontonados en la playa.


Dentro tienen su propia flota de remolcadores y todo el tinglado de la fábrica y la carga y descarga.


Pero al final del superpuerto viene la otra sorpresa, y es encontrar un puertecito perdido con su lonja, sus botes amarrados a boyas y sus pesqueros amarrados al muro, todo junto a una playa de arena blanca, y con el agua sin un solo rizo debido a la protección de la escollera gigante.


Pregunté si se podía pasar allí una noche y todo fueron facilidades, no creo que ningún velero entre allí ni por pura casualidad.

Luego me he enterado que han levantado el confinamiento a Burela, o sea que no sé si al final iremos al portiño, pero nos ha encantado conocerlo.

Al salir de Alúmina española aún no había viento, aunque ya eran más de las 14 h, y sólo se levantó el cabrito de él cerca de las 14 h, cuando embocábamos la Ría de Viveiro, que fue el único tramo de toda la jornada que pudimos hacer sólo a vela.

Antes del puerto de Viveiro está el puerto pesquero de Celeiro, y tiene un problema de balizamiento igual que un puerto italiano que ahora no recuerdo el nombre y que conocimos en la navegación a Elba. Resulta que han colocado una escultura de bronce junto a la baliza roja, creo que es una virgen, y la escultura ha tomado color verdoso. Pues resulta que desde lejos se confunde con una baliza verde y te complica la recalada. Con todos los respetos por el arte, yo lo considero una imprudencia.


Hoy hemos acabado tan hartos del motor que mañana nos vamos a tomar un día de descanso en Viveiro, para conocerlo bien y resolver algunos temas de intendencia y domésticos.

Con cuidado, navegantes.

martes, 21 de julio de 2020

Foz, ¿una ratonera?.

Hola navegantes.

Hoy hemos hecho una navegación paralela a la costa a rumbo directo hasta Foz, la primera mitad apoyados por el motor porque no había viento, y la segunda mitad sólo a vela.

La entrada a Foz es parecida a la de Suances, en Cantabria: la desembocadura de un río colmatada de arenales, que cambian a menudo, y que sólo se debe intentar cerca de la pleamar y con poca ola. Al llegar nosotros se daban ambas circunstancias, pero a lo largo de la tarde arreció el viento, y con él la ola, y la entrada de la ría presentaba este aspecto tan poco tranquilizador:


Los puertos de la entrada de las rías pueden convertirse en una ratonera de la que no puedes salir hasta que todo amaine y suba la marea. Por eso mañana madrugaremos (la pleamar es hacia las 7) para poder salir antes de que se levante el viento y aprovechando el inicio de la vaciante para que nos empuje al mar abierto.

Foz no tiene Marina deportiva y sus dos dársenas son para los pescadores y los barcos locales. Inicialmente nos quedamos en la más exterior, pero allí, amarrados al muro, las olas que entraban hacia rozar las defensas de una forma preocupante. Preguntamos en una escuela de vela y nos dijeron que la segunda dársena había sido dragada (según la Guía Imray se seca en bajamar) y en efecto nos cambiamos a la segunda, absolutamente protegida y calmada como un plato, y nos hemos abarloado a un pesquero que no sale mañana. Así que hoy dormiremos en el hotel "Siempre Jesús Dolores" de Foz:


Foz es una ciudad anodina en cuanto a urbanismo pero con un paseo marítimo precioso y unas playas espectaculares. Tiene como adorno de una plaza un barco donado por un particular pero ya en estado ruinoso, que me recordó el deterioro de la balsa de Vital Alsar, en La Magdalena, que acabó sucumbiendo y tuvieron que sustituirla por una de resina.


Un cartel advierte de que no se suba nadie porque podría hundirse la cubierta, y parece una costumbre local porque "esto" es también el adorno de otra plaza:


Cerca del puerto hay una exposición de fotografías murales dedicada a los abuelos de Foz, muy interesante por los contrastes con la época actual. Por ejemplo fijaos qué tarde hacían la Primera Comunión:


Bueno, pues hoy dormiremos en Foz y mañana, si conseguimos salir, iremos a Alúmina Española o a un puerto de la Ría de Viveiro, ya que en Burela no podemos entrar por la Covid.

Con cuidado, navegantes.

Postdata: estoy haciendo el blog desde el móvil y las fotos salen muy pequeñas. Podéis hacer clic encima para verlas mejor.

Postdata 2: el paseo marítimo de Foz se llama Paseo de Laredo, porque resulta que los dos pueblos están hermanados.

lunes, 20 de julio de 2020

Dos excursiones.

Hola navegantes.

La noche de ayer fue toledana, por el ruido de las amarras y los estrechonazos que daban a las cornamusas, que no nos dejaban dormir. El puño de la bici que protegía la amarras de proa amaneció destrozado.


Hoy hemos hecho dos excursiones, una por tierra y otra por mar.

Por la mañana hemos ido en autobús a la Playa de las Catedrales, entre Ribadeo y Foz. Ahora está limitado el aforo, pero como hay poco turismo por el miedo al Covid no hemos tenido problema. Es un arenal sólo accesible en bajamar donde el mar ha esculpido los acantilados con formas que recuerdan los contrafuertes de las catedrales góticas.



Aquí hay que guardar otra distancia de seguridad distinta de la del Covid. En efecto, hace poco una piedra se desprendió de una de las cuevas y mató a una chica.


Por la tarde hemos ido con el barco a Castropol, en la orilla asturiana del Eo. Es un pueblo precioso visto desde la ría, con todas las casas blancas y en la cima la aguja de la iglesia y el edificio del casino.


Allí todo son cuestas, y unas vistas preciosas del entorno de la ría con algunas islitas de película.


Nos quedamos en el pantalán de carga y descarga


Entre otras curiosidades me encantó esta placa dedicada a un jurista por sus alumnos, donde destaca "buen hombre" como resumiéndolo todo


Y la estatua a Fernando Villaamil, marino asturiano e ingeniero naval, en el momento de su muerte, en brazos de una mujer que representa a España. En lo alto, sentado en el planeta Tierra, un genio llevando en una mano un timón, y en la otra la fragata Nautilus, en la que había dado la primera vuelta al mundo en un buque escuela.


Por lo demás el pueblo estaba semidesierto y, por desgracia, como muerto.

Volvimos a Ribadeo donde nos ha dado una plaza de amarre mejor que la de ayer, y donde cenamos con un nuevo amigo francés, Bruno, que está con su velero camino de Oporto para reunirse con su chica, de momento navegando en solitario con ese barcarrón de más de 12 metros.

Con cuidado, navegantes.