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viernes, 31 de diciembre de 2021

jueves, 30 de diciembre de 2021

Falleció James Wharram, navegante libre y diseñador de catamaranes.

 Hola navegantes.

Ya lo sé, seguramente no conocéis a James Wharram. Es otro anciano navegante, porque poco antes de fallecer, el 14 de diciembre, acababa de pasar 6 semanas navegando por las islas griegas en su último barco, "Spirit of Gaia". Y eso con 93 años.

En los años 50 James escandalizó a la sociedad británica, y europea, por su convivencia en amor libre con dos mujeres, sin tapujos ni convencionalismos. En 1953 construyó su primer catamarán, el "Tangaroa", de 7 metros de eslora, y con él cruzó el Atlántico acompañado de dos mujeres, su esposa, Ruth, y una amiga de ambos, Jutta. No sólo no ocultaban esa convivencia sino que hacían gala de ella, titulando el libro donde contó esa travesía "Dos chicas, dos catamaranes", e ilustrándolo con fotos que si bien ahora pasarían hasta en la franja infantil de la televisión, entonces fueron un  escándalo:


 





Por el camino Jutta se enteró de que estaba embarazada, y aún así finalizó la travesía hasta Trinidad, donde llegaron con el velero atacado por el "teredo", un  molusco que se come la madera del casco y puede hacer naufragar a un barco de madera.

En Trinidad nació su hijo Hannes, y entre los tres construyeron un nuevo catamarán, el "Rongo", de 12 metros de eslora. En los trabajos les ayudó nada menos que Bernard Moitessier (el del fondo en la foto) del que ya se haría amigo inseparable.

Con este catamarán atravesaron el Atlántico Norte en 1959, siendo los primeros en hacerlo en un catamarán. Luego los cuatro emprendieron una vuelta alrededor del mundo patrocinada por la TV, en 1960, interrumpida por la muerte precoz de Jutta en 1961 a causa de una enfermedad. 

 

 Entonces James se hizo ingeniero naval y montó con Ruth el astillero "Polynesian Catamarans", dedicándose a la construcción de catamaranes. Los catamaranes diseñados por James se han distinguido por su inspiración polinesia y sus materiales naturales, y especialmente por ensamblar los cascos con ligaduras textiles en vez con tornillería de inoxidable, que han probado su robustez en varios de sus diseños que han dado la vuelta al mundo. Las barras entre los dos cascos son atadas con cuerdas que absorben las fuerzas de las olas como un elástico. Los catamaranes modernos son más rígidos y no disipan la energía de las olas con tanta facilidad.​ No hay registros que ningún  catamarán diseñado por Wharram haya volcado en mar abierto. Son veleros modestos, con poca capacidad de carga, lo que obliga a vivir con el mínimo. Generalmente son de madera contrachapada en sándwich con epoxy, fibra de vidrio y barras de madera laminada.

En 1968 se unió a la pareja, en el aspecto profesional y sentimental, una joven holandesa, Hanneke Boon, que formó parte del resto de su vida. Hanneke dio una vuelta al mundo con James entre 1995 y 1998,  en el catamarán "Spirit of Gaia", y le dio su segundo hijo, Jamie. 

 Hanneke sobrevivió a Ruth, que murió a los 92 años, y aquí podéis leer el precioso panegírico que dedicó a su compañera de tantos años (está en inglés):

Clic aquí

 Ahora también ha sobrevivido a James y es la que ha escrito una sentida y preciosa necrológica, alabando la vida personal y profesional de su compañero (en inglés):

Clic aquí. 

 Además de algunos libros técnicos, James publicó su autobiografía ·"People of the sea", recientemente reeditada en 2021:

 Descanse en paz. 


 

martes, 28 de diciembre de 2021

El Pacífico con 83 años

Hola navegantes.

Kenichi Horie es un navegante japonés lleno de historia. En 1962, con 23 años, cruzó el Pacífico de Japón a San Francisco en un velero de 5,8 metros, el "Mermaid", que actualmente está expuesto en el museo marítimo de San Francisco. Lo hizo en solitario, sin dinero ni pasaporte, y sin saber qué haría al llegar. Invirtió en el barco todos sus ahorros, abandonó sus estudios y discutió con sus padres. Al llegar, después de 94 días en el mar,  no tardó en ser arrestado por no tener pasaporte, pero luego, al conocerse su aventura, fue recibido con los brazos abiertos y ganó notoriedad tanto en EEUU como en Japón. Escribió un libro y luego se filmó una película con su historia, "Solo en el Pacífico" (1963).

 

 Luego dio dos vueltas al mundo, una en 1974 en solitario y sin escalas, y otra entre 1978 y 1982 con escalas y por los trópicos. 

 En 1982 navegó de Hawai a Japón en un minibarco movido exclusivamente por energía solar:

En 1989 hizo la ruta contraria a su primera travesía, es decir, de San Francisco a Japón, en un mini-mini-velero de 2,80 metros (¡qué bestia!). 

 Entre 1992 y 1993 navegó de Hawaii a Japón en un pedalo (!), o sea que el francés que os conté en la entrada de 4-12-21 no ha sido el único en cruzar un océano en pedalo. 

En 1996 navegó de Salinas, en Ecuador, a Tokio en un barco hecho con latas de aluminio recicladas y movido por energía solar. Fueron 10.000 millas en 148 días, y entró en el libro Guiness de los récords por ser la travesía más rápida de un océano movido por energía solar. 

En 1999 volvió a atravesar el Pacífico de San Francisco a Japón, esta vez en un catamarán de 10 metros hecho completamente con materiales reciclados, y en 2002 otra vez de Japón a San Francisco en una réplica de su primer barco, el "Mermaid", en el que hasta las velas estaban hechas con materiales reciclados.

En 2008 construyó un catamarán de 9,5 metros de eslora que se movía exclusivamente por la energía de las olas. En la proa tenía algo parecido a tres orzas verticales, unidas por unos alerones o "flaps" horizontales, que aprovechaban la fuerza de las olas para hacer avanzar al barco:



 Con ese original engendro ¿os imagináis la ruta que hizo?. En efecto, de Hawai a Japón, en más de tres meses, a la increíble velocidad de 1,5 nudos. Pero demostró que se podía hacer avanzar a un barco sólo por la energía de las olas. Yo calculé que en la vuelta a Italia el Corto Maltés había cogido 3 millones de olas. Imaginaos que en vez de frenarnos nos hubieran ayudado a progresar. Una idea genial.

Bueno, pues no contento con todo su currículum, ahora quiere repetir la travesía de San Francisco a Japón en un velero más "grande", de 18 pies (cinco metros y medio) bautizado como "Suntory Mermaid III". ¿Cuál va a ser ahora la originalidad del viaje?. Pues su edad,  porque ya tiene 83 años:

 Y dice que seguirá navegando hasta los 100 años... si llega a cumplirlos. Este tío cruza el Pacífico entre Japón y San Francisco como nosotros la parada de Metro de Pacífico entre Menéndez Pelayo y Puente de Vallecas, lo que demuestra (aparte de que aún no se ha dado de baja de Superman) que en la vela la edad no es un hándicap. Le deseamos la mejor suerte del mundo.

Con cuidado, navegantes.

lunes, 27 de diciembre de 2021

Dibucarta del capítulo 11.

 Hola navegantes.

Hoy os enseño la dibucarta del capítulo 11 del libro de la vuelta a Italia. Habíamos pasado algunos de los momentos peores del viaje, como algunos sustos con los campos de tiro de los militares italianos (incluyendo una parada para inspección en mitad de la noche, detectando inmigrantes ilegales) y una noche de infarto fondeados y garreando al Sur de promontorio Gargano (es la "espuela" que tiene la península italiana en el Adriático) donde tuvimos que quedarnos, a sabiendas de que el fondeo era nefasto, obligados por la meteorología:

(hacer clic encima para leerla mejor). Os prometo que si hubiera sido un niño me habría puesto a llorar como el de la dibucarta, hasta que mi madre me hubiera cogido en brazos. ¡Qué desolación allí, dejados en manos de la noche, garreando en una oscuridad de tinta china sin poder hacer nada!.

Como siempre, regalo el dibujo original al que la trascriba primero aquí abajo, en el apartado de "comentarios".

Con cuidado, navegantes.

domingo, 26 de diciembre de 2021

Una velita del Corto Maltés de recuerdo.

 Hola navegantes.

Cómo sabéis, en la vuelta a Italia se nos rompió el espinaker y tuvimos que comprar uno en Sicilia. Con esa vela hemos hecho todas las aventuras del Corto Maltés, y ha formado parte del mismo en la vuelta a España, a Francia, a Italia, y en todos nuestros otros largos viajes. Pero le llegó la vejera y no quedó más remedio de jubilarlo. En las islas Pontinas se rifó de lado a lado, nos lo cosieron en Salerno, pero volvió a romperse y ya no intentamos coserlo de nuevo.

A partir de ahora a los que me pidan cualquier libro a través de este blog les regalaré, además de uno de los dibujos originales del libro mientras me queden, una velita hecha con un trozo del espinaker como recuerdo.

Aunque no lleve una imagen bonita como la de la chica desnuda de la última entrada, sí tendréis en casa una parte material de la aventura que leeréis en el libro.

Con cuidado, navegantes.

martes, 21 de diciembre de 2021

Publicidad náutica (21).

 Hola navegantes.

A veces son los propios barcos los que hacen de soporte publicitario. En las regatas muy mediáticas, se ha dado el caso de que el mismo barco lleve dos publicidades, una por babor y otra por estribor, con las velas y el casco pintados de diferente manera en cada lado. 

En este no se han cortado un pelo, y han dibujado una chica desnuda subiéndose las medias, acorde con su nombre, el "Vanity", un velero clásico de 1936 que ganó en 2007 la Copa América en la categoría de 12 metros.

 

 Y lo más logrado, en otro juego de velas lleva una chica pin-up que a medida que aumenta el viento va quedando más ligera de ropa, hasta que a partir de 40 nudos queda desnuda:

A lo mejor lo que intentan es distraer a los contendientes y a los jurados, quién sabe.

Con cuidado, navegantes.

domingo, 19 de diciembre de 2021

Mi deseo para el 2022.

 Mi deseo (clic encima para verla mejor):

Al primero que la traduzca en los "comentarios" le regalaré el dibujo original.

sábado, 18 de diciembre de 2021

Publicidad náutica (20): mójate con nosotros.

 Hola navegantes.

Este anuncio del Camel Trophy 2000 también es impactante. Bajo el título "Mójate con nosotros" aparece uno que se ha mojado de verdad,  porque está con la bici de montaña en el fondo del mar:


 Y para ir emocionando a los participantes, arriba dos zodiacs llevando a bordo tablas de surf y bicis. Supongo que un anuncio irresistible para los jóvenes buscando "aventuras", aunque sean enlatadas y programadas.

viernes, 17 de diciembre de 2021

Un velero con dos piraguas en el casco.

 Hola navegantes.

En la náutica está permitido que uno se construya su propio barco, algo inaudito para los coches. Hace unas décadas no se exigía ningún trámite administrativo, pero ahora tiene que darle el visto bueno un inspector (perito), normalmente un ingeniero naval, para hacerle pruebas de estabilidad y otras antes de autorizarlo a navegar. Pero algunos siguen haciéndolo, me refiero a construirse su propio barco. La principal ventaja, aparte de que te sale mucho más barato, es que lo construyes a tu medida.

Fijaos este aficionado al piragüismo y a la vela el que se ha construido:


 ¿Veis algo raro?. En efecto, lleva una piragua en cada banda, dentro del casco. Se lo ha hecho de contrachapado marino (son tableros de madera que luego se enfibran). La originalidad es haber hecho en cada banda un cofre donde puede meter un kayak de hasta 5,18 metros de eslora, que se introduce por unos raíles:




Las piraguas quedan estibadas fuera de la camareta:


que obviamente queda más pequeña de manga, pero aún así suficientemente grande:

Esta es la silueta del barco terminado:

Lo que me cuesta entender es cómo mete las piraguas en su cofre desde el agua, con el barco fondeado en aguas profundas donde no puede apoyar los pies. Cada piragua pesará unos 20 kg, y no se me ocurre cómo puede primero levantarlas y luego empujarlas desde el agua flotando. Podéis ver el proceso de construcción aquí:

Clic aquí.

Desde que tengo el Tonic 23  no he sentido envidia del propietario de ningún otro barco, porque con mi Corto Maltés puedo navegar a donde quiero, y me beneficio de las múltiples ventajas de un velero pequeño. Pero como yo también soy piragüista, con este voy a hacer una excepción: ¡qué envidia!.

Con cuidado, navegantes.

jueves, 16 de diciembre de 2021

¿Airbag en los barcos para evitar su hundimiento?.

 Hola navegantes.

A veces me lo han preguntado: igual que hay airbag en los coches, ¿por qué no hacer uno para los barcos que se dispare cuando empiezan a hundirse?. 

Pues sí, ya se intentó, y precisamente en los barcos Tonic 23, como el Corto Maltés. Era el modelo de velero de crucero de la famosa escuela de vela Glénans, en los años 80 y 90. La escuela está situada en un archipiélago del mismo nombre que visitamos en la vuelta a Francia (entradas de 15-6-18 y 5-11-18). Hacían muchas mejoras a sus barcos, y una de las que probaron era el airbag. Se basaba en unos bombonas a presión, unas  cámaras de flotabilidad inflables disimuladas en distintos espacios del barco, y un sistema de disparo automático, parecido al de los chalecos salvavidas autoinflables. 

De hecho en España se comercializó uno en los años 90, con el nombre de Boatsaver, por parte de una empresa de San Sebastián. Consistía en unas bombonas enormes, ya que el volumen de los inflables tenía que ser muy grande para evitar el hundimiento: 

Como veis, las bombonas anulaban por lo menos uno de los compartimentos bajo los asientos. Luego había que situar los inflables plegados en bolsas, en sitios estratégicos que hicieran flotar al  barco derecho y, sobre todo, que no interrumpieran los movimientos en el interior del barco. El sistema, después de inflado, prácticamente ocupaba todo el interior de la camareta.

 Este era el sistema de instalación fija, permanente, y de disparo automático. Además había un Boatsaver portátil, de disparo manual, no automático, que iba todo en una bolsa como las de deportes grandes, y podías llevártelo a casa después de navegar:

 

 Que yo sepa, el sistema no tuvo éxito y creo que dejó de ofrecerse comercialmente. Se me ocurren varias razones:

  • Lo complejo de su instalación y la necesidad de revisiones periódicas, como las balsas salvavidas.
  • El riesgo de aprisionar a un tripulante cuando se inflase, impedirle salir y provocar su ahogamiento. Incluso ahogarle directamente al impedirle respirar si le aprisionase contra un mamparo, por ejemplo si el airbag se inflase estando en la cama. La situación es muy distinta en los coches, donde el airbag se infla y en pocos segundos se desinfla (cuando ha parado el golpe) para no impedir la salida del vehículo. En el barco tiene que seguir inflado de forma permanente para que no se hunda, y si atrapa a una persona dentro puede ahogarla.
  • Con el sistema portátil, cuya instalación no se controlaba por un inspector, que los inflables estuvieran mal trincados o mal posicionados, o se disparase sin haberlos colocado en su sitio, y el barco flotara pero en mala posición, por ejemplo de lado o boca abajo.
  • La dificultad o la imposibilidad, una vez inflado, de acceder al sitio del casco donde está la vía de agua para intentar colmatarla. 
  • La posibilidad de que el sistema se disparase  por cualquier pérdida de agua, incluso las procedentes del interior (los depósitos de agua dulce del barco, por ejemplo si se rompe un grifo) una situación que no es peligrosa en absoluto para el barco.
  • La cantidad de espacio de estiba que se perdía en un velero de crucero pequeño.

 No sé si fueron esas las razones, pero el hecho cierto es que hace muchos años que no veo un producto de este tipo en los catálogos náuticos. A lo mejor las nuevas tecnologías permiten una modernización y volvemos a verlo.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Publicidad náutica (19): fucsia

 Hola navegantes.

Este anuncio desde luego consigue llamar la atención. Nos enseña una motora de colores improbables, lunares rosa y fucsia, y dice "Para gustos, colores":


 Luego anuncia una empresa que vende motores, claro está, multimarca, para que puedas elegir el que te guste.

martes, 14 de diciembre de 2021

Cuidado con elogiar la imprudencia.

 Hola navegantes.

En la revista Voiles et Voiliers hablaron en dos números sucesivos de un francés de 64 años que iba a intentar la vuelta al mundo por los tres cabos (Buena Esperanza, Leeuwin y Hornos) en un barco de serie de 11 metros de eslora, en solitario y sin asistencia: en el número de febrero de 2013 antes del naufragio, y en el número de marzo de 2013 después del naufragio.

En febrero alababan su determinación por ir en un barco pequeño, viejo y sin espónsor. Que había añadido dos varengas para reforzar la proa, y había llenado de porespán el pozo de anclas para hacer "insumergible" la proa. Que llevaba dos tangones de 4,3 metros para hacer un  aparejo de fortuna si desarbolaba. Y en general su determinación para emprender esa aventura.



 Al Sur de Tasmania se le rompió el palo en un vuelco y naufragó. Por suerte fue recuperado con vida por un  ferry de turistas que se desvió de su ruta para rescatarle (el Orión, que hacía la ruta de la Antártida) y llevado a Hobart. En la siguiente foto, el Orión en La Antártida:

 En el número de marzo de Voiles et Voiliers cuentan el naufragio y deducimos esto:

  • Cuando le agarró el temporal, no pudo ponerse a la fuga arrastrando estachas por la popa porque sólo disponía del cabo del ancla. ¡Le faltaban estachas!.
  • Antes de salir de Francia había detectado que el mástil tenía pequeñas fisuras en los anclajes de los obenques, y a pesar de eso salió. Cuando se va a navegar por los cuarenta rugientes hay que asumir que por lo menos una vez vas a volcar, y el palo tiene que estar reforzado para que no se rompa en el vuelco.
  • Una ola volcó el barco y rompió el mástil. Dio prioridad a ordenar el cafarnaún del interior de la camareta tras el vuelco antes que a deshacerse de los restos del mástil. En estos casos los restos del palo quedan unidos al barco por la jarcia, y en mitad del temporal golpean contra el casco y la cubierta y pueden hacerle una vía de agua, que es lo que le pasó.
  • Cuando salió a la cubierta para intentar deshacerse del palo, sólo cerró la entrada con uno de los dos paneles. En el siguiente vuelco el barco se inundó por allí.
  • El porespán con que había llenado el pozo de anclas era insuficiente. Para hacer insumergible el barco tendría que haber llenado también los huecos bajo las camas de proa y del salón.
  • El saco de supervivencia, que debe acompañar a la balsa, estaba estibado en un sitio diferente y alejado de ella. No pudo sacarlo del barco inundado y saltó a la balsa salvavidas sin ese saco, que lleva todo el material de superveniencia, el agua y la comida. En los barcos de regatas oceánicas ese saco debe estar estibado junto a la balsa y a menos de 1,5 metros de la entrada a la cabina. Estuvo 56 horas en la balsa sin agua ni comida.
  • La "combinación seca" o traje estanco para no sucumbir a la hipotermia lo echó a la balsa pero no se lo puso ni lo amarró. En el primer vuelco de la balsa salvavidas (sí, también vuelcan) lo perdió.
  • Como naufragó fuera del alcance de los helicópteros, hicieron pasadas con aviones sobre él echándole lo que creían que podía necesitar, hasta que el Orión llegase a él. Esos materiales que se tiran desde un avión no siempre se alcanzan, porque es difícil acertar y la balsa no tiene capacidad de navegar y deriva mucho. Como no sabía inglés no pudo entenderse con los pilotos australianos de los aviones para decirles lo que necesitaba y coordinar su rescate.
  • El barco no estaba asegurado. Tras el naufragio sus amigos tuvieron que hacer una recogida de fondos para ayudarle a hacer frente a todos los gastos. El barco lo perdió. No sé quién corrió con los gastos, pero se movilizaron varios aviones y se desvió un barco de pasajeros cuyo billete cuesta 25.000 euros por 22 días para llegar y desembarcar en la Antártida.

 En la siguiente foto, el rescate por el Orión:

 Valga este ejemplo para recordar que no todo vale. 

Con cuidado, navegantes.

lunes, 13 de diciembre de 2021

Publicidad náutica (18): desproporción.

 Hola navegantes.

Este catálogo de acastillaje se pasó un pelín. Vale que a los navegantes nos guste consultarlos, ver lo que la industria va fabricando y comprobar que va dando respuesta a necesidades que sentimos a diario. Y sí, esperamos con gusto su salida cada año para, en los meses de invierno, ir completando nuestro equipamiento de cara a las navegaciones del verano.

 Pero de ahí a llamarlo "El catálogo llamado deseo" y poner a Cupido disparando sus flechas como si quisiera que nos enamorásemos de él, hay un matiz. Que no supieron percibir y, en mi opinión, quedó ridículo.

Con cuidado, navegantes.

domingo, 12 de diciembre de 2021

El minivelero polar "Pollito" ya está en el agua.

 Hola navegantes.

En la entrada de 8-6-20 os hablé de Sébastien Baron, un marino, poeta, músico y artista francés que se ha propuesto explorar Groenlandia con un velerito de 6 metros (más pequeño que el Corto Maltés) una de cuyas peculiaridades era integrar el anexo rígido encima de la proa. Os recomiendo volver a leer aquella entrada para recordar los detalles de la expedición y del barco:

Clic aquí. 

 Pues el tío ya lo ha construido y acaba de botarlo. 


 Lo ha bautizado "Poussin" ("Pollito") por su aspecto y su color amarillo, y aunque inicialmente había previsto partir en 2022, las demoras por culpa del Covid han atrasado sus planes un año, o sea que partirá en abril de 2023.

Lo ha construido en el interior de Francia, en un garaje en las montañas a 1.000 metros de altitud, y por las fotos de la construcción parece que optó por hacerlo de aluminio, y no de madera, que ya os comenté que me parecía un material más frágil para navegar entre los hielos y los icebergs:


Ahora estoy tranquilo por él, porque eso es un auténtico acorazado iunsumergible. 

Después de botarlo en agosto en Saint-Pol-de-Léon, en el Canal de la Mancha, ha vuelto a tierra para terminar su construcción interior (muebles, electrónica, etc) y lo van a hacer ¡en un gallinero!, lo que dará más autenticidad al "nacimiento" del pollito. En la siguiente podéis ver el anexo rígido boca abajo encima de la proa, donde contribuye a la rigidez estructural del conjunto y donde abulta menos que uno inflable. Además, y principalmente, será más seguro para los desembarcos entre el hielo que un anexo inflable, tipo Zodiac, que se puede pinchar.

Su objetivo con este viaje es realizar conciertos, cine, espectáculos de magia, manipulación de objetos, etc, haciendo participar a los espectadores y sobre todo a los niños, creando lazos de intercambio con los escolares de Francia.

Respecto a la ruta a Groenlandia, aún no la ha decidido. Lo que tiene claro es que tiene que haber llegado en junio de 2023, para que le dé tiempo a volver a Francia en septiembre u octubre. Las opciones son por el Oeste o por el Este de Irlanda, e incluso por el Este de Inglaterra (para ir protegido de los vientos del Oeste) y luego por las Feroe e Islandia. Y siempre en saltos pequeños, no más de tres días seguidos de navegación, porque son precisamente las escalas, el contacto con los habitantes, la creación de vínculos y el enriquecimiento personal lo que justifica su viaje.

Le deseo toda la suerte del mundo.

Con cuidado, navegantes.

sábado, 11 de diciembre de 2021

Publicidad náutica (17): el elefante esquiador.

 Hola navegantes.

La que os traigo hoy es nada menos que del año 1958. La marca de motores marinos Mercury (el que llevo ahora en el Corto Maltés) quiso demostrar la potencia de sus motores fueraborda con estas "hazañas": hacer esquí acuático con un elefante:

y arrastrar a la vez a 31 esquiadores:


(la foto estaba mal encuadrada y sólo salían 27).

Evidentemente hoy en día la publicidad habría aprovechado mejor las "hazañas" con mejores tomas y más impresionantes, pero el hecho en sí es suficiente para valorar el esfuerzo de los publicistas en aquella época. El elefante es un cachorrito y podéis imaginaros las gestiones para que un zoo te lo deje para el experimento, con el riesgo de que se caiga y se ahogue, o probablemente lo que más se valoraría ahora, "se estrese". Y me da la risa imaginándome al pobre elefantito cuando le calzaban los esquíes y cuando la motora arrancaba. Pero así quedó para la historia.

Con cuidado, navegantes.

viernes, 10 de diciembre de 2021

Los peores momentos de la vuelta a Italia en el Corto Maltés.

 Hola navegantes.

Hoy voy a contaros los momentos malos, que claro que también los hubo.

El susto en el desembarco del camión en Port La Nouvelle. El único sitio que encontramos para hacerlo fue en un muelle de piedra, donde había que pasar el barco por encima de un pantalán flotante, el que veis en la foto. Había seis u ocho metros hasta el otro lado del pantalán. A mitad de la maniobra, con la tonelada y media del barco tan alejada del camión y el brazo de la grúa estirado en horizontal, empezaron a levantarse del suelo las patas del camión del lado contrario. En una nube como las de los cómics vi a mi barco estrellado en el pantalán y el viaje abortado, pero por suerte no pasó. Interrumpimos la varada y cambiamos de sitio (entrada del blog de 10-6-21). 


 Los problemas para encontrar atraque en el entorno de Roma, lo que nos obligó a pasar algunas noches fondeados, con menos comodidades y sin poder desembarcar. Llegamos a la conclusión de que los navegantes de Roma, para sus vacaciones, se apropian para dos o tres meses de las plazas que están pensadas para estancias cortas, de uno o dos días, dejándonos sin ellas a los de tránsito. Se repitió en el Sur del Adriático, esta vez por la saturación de los puertos con los barcos que quieren dar el salto a Grecia (entradas del blog de 28 y 29-6-21). 

La noche fondeados y garreando al Sur del Promontorio Gargano, por no haber alcanzado el puerto de Vieste debido a las fuertes rachas (entradas del blog de 18 y 19-8-21). En el puertecito de Mattinata no nos acogieron a pesar de la meteorología. El fondeo garreaba en un fondo de algas, y hasta nos agarramos a una boya y también a esa la hacíamos garrear. Estuvimos pensando, incluso, pedir ayuda a uno de los veleros grandes que también habían fondeado allí, que aparentemente aguantaban bien, para que nos dejasen amarrarnos a su popa. A la 1:30 h. un velero más grande, que había fondeado después que nosotros, se puso a garrear, y nosotros también, y estábamos a punto de colisionar. Viendo que quedaban pocos minutos para la que la luna se metiera y nos íbamos a quedar a oscuras, nos fuimos a buscar una segunda boya a la que agarrarnos, cruzando los dedos para que aguantase hasta que alumbrara el día. Pero ni eso se cumplió, porque a las 5.00 h. el viento refrescó y la boya se puso a garrear, teniendo que dejarla antes de salir el sol. Sin haber dormido y hechos polvo seguimos de noche en dirección a Vieste. El track de aquella noche da fe de lo mal que lo pasamos.

Los fallos del piloto automático, que nos obligaron a navegar muchas jornadas pilotando a mano, lo que al cabo de 10 o 12 horas se hace insoportable. Hicimos hasta un circuito nuevo desde la batería para intentar solucionarlo, que no funcionó (entrada del blog de 5-7-21). Finalmente se debió a una pieza defectuosa, y como el piloto era nuevo me la sustituyeron dentro de la garantía, pero ya al volver a Santander.

 

Las dos roturas del espí, una rifadura de lado a lado que primero nos cosieron en una velería de Salerno, volvió a romperse por la costura, y finalmente conseguimos comprar uno de segunda mano en Sicilia para terminar el viaje. Esos días sin espí nos vimos perjudicados porque perdemos un  nudo o nudo y medio de velocidad sin su ayuda (entrada de 10-7-21).

La tromba de agua una noche antes del amanecer, frente a San Bennedetto, en el Adriático. Caía tanta agua que aplanaba las olas, y veíamos que fuera del aguacero las crestas rompían, pero dentro del aguacero se quedaban planchadas. El viento variaba de dirección (del Oeste al Noroeste) y fuerza (6 ó 7 en los chubascos, 2 ó 3 entre ellos) teniendo que ponernos a la capa para poder manejar la situación, porque navegar era imposible (entrada del blog de 25-8-21).

El día que nos alcanzó el temido viento Bora, en el Adriático al Norte de Ancona. Estando ya en el mar recibimos un aviso de Securité de viento del Este de fuerza 7. Hay que tener en cuenta que en el pronóstico se da el viento “promedio”, pero que en las rachas aumenta uno o dos grados Beaufort. Sólo con el génova a menos del 50%, sin vela mayor, corríamos a 6 nudos, con picos de más de 7. Yo no había recibido tanto viento en la vida. Toda la superficie de las olas (incluso los valles) levantaba espumarajos blancos, y no sólo las crestas como en las rompientes habituales. Juan y yo casi no nos oíamos por el rugido del viento y teníamos que hablarnos a gritos. Y lo que es peor, teníamos la costa a sotavento, a escasos quinientos metros (entrada del blog de 28-8-21).

 

La colmatación de algas en el Río Po, antes de Mantova, que nos produjo un calentón del fueraborda (entrada del blog de 17-9-21). 

 

Y en general los altos precios y la mala calidad de las marinas en Italia.

Por suerte estos momentos malos ya han pasado al anecdotario y allí están bien.

Con cuidado, navegantes.