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martes, 30 de junio de 2020

Se come un muelle.

Hola navegantes.

Los accidentes náuticos no les ocurren sólo a los pequeños. El 15 de junio un petrolero se empotró de frente contra uno de los muros del puerto de Marsella.



El petrolero "Cap Pinède", de 90 metros de eslora y 3.500 toneladas de desplazamiento, hizo rumbo directo hacia la escollera sin ningún amago de reaccionar y la embistió de morro. Por suerte puedo salir por sus propios medios sin necesidad de remolcadores, dando marcha atrás, sin daños personales ni vertido de petróleo al mar.

Nadie entiende cómo pudo producirse esta falsa maniobra, que fue filmada por el marinero de otro barco croata amarrado. El hecho de que su comandante no haya intentado cambiar de rumbo tal vez sea voluntario, ya que la proa es la parte más reforzada y la más alejada de los depósitos. Tal vez un intento de rectificación se habría saldado con un choque lateral, que podría haber rasgado el casco, como el Titanic, y producido un vertido y su hundimiento.

 El petrolero fue inspeccionado enseguida por buzos y será varado en cuanto se pueda para reparar los daños, aunque por el momento no peligra su integridad. Aquí el vídeo:


Clic aquí.

Con cuidado, navegantes.

lunes, 29 de junio de 2020

El Atlántico en un barco de 1,6 metros y con una sola mano.

Hola navegantes.

En las entradas del blog de 13 y 16 de mayo de 2020, creyendo que era una auténtica primicia, os hablé del Baluchon y su capitán, que había cruzado el Atlántico y parte del Pacífico en un velero de 4 metros. Y en las de 4-12-15 y 6-6-20 de dos marinos que iban a intentar dar la vuelta al mundo siendo mancos. Pues ahora me he enterado de que otro manco cruzó el atlántico en un velero de 1,68 metros.

Hugo Vihlen, acordaos de este nombre, es un marino norteamericano al que le falta la mano derecha, que en 1968 y 1993 batió por dos veces el récord de cruzar el Atlántico en el velero más pequeño.

En marzo de 1968 salió de Casablanca en un velerito de 1,8 metros, el "April Fool", y al cabo de 84 días llegó a Miami. Como carecía de motor, se acercó a 6 millas de la costa pero las corrientes, sobre todo el Gulf Strean, le devolvieron mar adentro y fue finalmente recogido por los guardacostas.





El barco tenía un aparejo muy curioso,con dos botavaras en las que envergaba la vela según entrase en viento, pero no podía ceñir:

 

 Unos años más tarde, en 1993, el récord le fue arrebatado por Tom McNally, que cruzó el Atlántico en un velero de 1,63 metros, al que irónicamente había bautizado "Big C". La travesía la hizo de Lisboa a Florida, y su barco lo había construido con un armario desguazado y la escotilla con la puerta de una lavadora.




 Decidido a no dejarse pisar el récord, Hugo construyó en su casa otro velero sólo media pulgada (0.01 metros) más corto con el que pretendió cruzar de EEUU a Inglaterra y al que bautizó "Father's day". La primera salida para intentarlo fue abortada por los guardacostas norteamericanos, que consideraron al barco incapaz para esa navegación. Entonces Hugo decidió intentarlo desde Canadá, desde donde la distancia a Inglaterra era más corta, las corrientes más favorables y no esperaría la visita de sus compatriotas de la patrullera. Este intento también fracasó, en este caso debido a los vientos flojos y variables que encontró. Entonces volvió a su casa, recortó aún más el barco (su eslora final fue de 1,6256 metros) para el tercer intento, que fue el definitivo.



La travesía hasta Inglaterra le llevó 105 días.  Tuvo que dormir con las rodillas contra el pecho, despertándose cada hora para verificar su estado físico y no quedarse anquilosado. Al llegar era incapaz de andar, había perdido 15 kg, y confesó que muchas veces pensó que no volvería a ver a su familia.

El "Father's Day" fue donado al National Maritime Museum de Cornwall en 2006, formando parte desde entonces de su colección.


Os recuerdo que hay otro loco intentando cruzar de Canarias a Florida en un barco de 1 metro de eslora, el "Undaunted", que parece una lata de anchoas más que un barco y del que os hablé en las entradas de 10, 15 y 20 de abril de 2017, 16 de febrero de 2018 y 25 de abril de 2018. Ya lo ha intentado dos veces sin éxito y no sé si lo volverá a intentar.

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Con cuidado, navegantes.

viernes, 26 de junio de 2020

Sarna con gusto no pica.

Hola navegantes.

Entre el confinamiento y la frustración por haber tenido que abortar el plan de este verano de llegar a Venecia en el Corto Maltés, estamos con unas ganas tan grandes de navegar que esta semana, a pesar de los vientos contrarios y los chubascos, me he ido con mi amigo Tito hasta Bilbao.

Como nos esperábamos, han sido unos días borrascosos con un tiempo tan indiferente al calendario que parecía diciembre más que junio. Y encima se invirtió el viento a mitad de la semana para venirnos de cara tanto a la ida como a la vuelta. A la ida tuvimos Nordeste bastante duro, y batí mi propio récord de llegada a Santoña: ¡11 horas!. Claro, con el viento de cara tuvimos que ir dando bordos y las aproximadamente 15 millas de rumbo directo se transformaron en casi 40, confirmando el dicho marinero de que ciñendo la distancia se multiplica hasta por 3 y el tiempo hasta por 5.


Tuvimos la suerte de poder remontar la ría del Asón hasta Colindres. Discurre por el Sur del arenal del puntal de Laredo, cerca de un bosque de pinos hasta el borde de la playa que oculta de la vista los rascacielos que tiene detrás. Un paisaje idílico, salpimentado con caballos de las cuadras de equitación que hay por la zona que llevan a los animales a caminar por la orilla.



Llegamos al puerto de Colindres, donde pasamos la noche abarloados a la draga.


El día siguiente fuimos a Bilbao, con el mismo patrón: viento fuerte del Nordeste, haciéndonos casi 40 millas en vez de las aproximadamente 20 que hay a rumbo directo, y con  el agravante de que al llegar estaban cerradas las duchas por la COVID:


Para más inri, a la vuelta el viento se invirtió y nos entraba del Oeste y bastante duro (fuerza 5 con rachas de 6) y además cargado de chubascos. Dos días de navegar con el pescanova puesto, saliendo de un chaparrón sin tiempo de decir uf! antes de que llegase el siguiente. Y por supuesto con la misma elongación de las etapas debido a la navegación en zig-zag para enfrentar el viento de cara:



En resumen, la antítesis de esos días de verano en que el tiempo se evapora mientras dejas pasar las millas bajo el casco con los dedos de los pies en abanico. Pero así es el Norte, y a los de aquí nos gusta. Aunque realmente este viaje, visto en su conjunto de ida y vuelta por el trak de la baliza, parece una bonita costura del Cantábrico:



Aprovecho para enseñaros un invento que vimos en el puerto de Laredo, y que en principio se inventó para las motos de agua: un atraque seco. Consiste en unos tacos flotantes de plástico donde se sube la moto por su propio impulso, para que quede atracada en seco en vez de flotando y no se le ensucie el casco con algas y caracolillos. Pues ahora han ampliado su superficie para que sirva también para un barco (de momento una zodiac o una semirrígida de poco peso):


Aunque os parezca mentira, allí se sube la lancha cogiendo carrerilla, y de allí se baja metiendo el fueraborda en el agua y dando atrás. Espero que calcule bien, porque si acelera mucho pasa por encima del pantalán y vuelve al agua por el otro lado.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 24 de junio de 2020

Dibupoema Ya era muy viejecita (José Ángel Buesa).


Ya era muy viejecita (José Ángel Buesa). 

(Ver con el teléfono horizontal).


Ya era muy viejecita... Y un año y otro año
se fue quedando sola con su tiempo sin fin.
Sola con su sonrisa de que nada hace daño,
sola como una hermana mayor en su jardín.

Se fue quedando sola con los brazos abiertos,
que es como crucifican los hijos que se van,
con su suave manera de cruzar los cubiertos,
y aquel olor a limpio de sus batas de holán.

Déjenme recordarla con su vals en el piano,
como yéndose un poco con lo que se le fue;
y con qué pesadumbre se miraba la mano
cuando le tintineaba su taza de café.

Se fue quedando sola, sola, sola en su mesa,
en su casita blanca y en su lento sillón;
y si alguien no conoce qué soledad es esa,
no sabe cuánta muerte cabe en un corazón.

Y diré que en la tarde de aquel viernes con rosas,
en aquel «hasta pronto» que fue un adiós final,
aprendí que unas manos pueden ser mariposas,
dos mariposas tristes volando en su portal.

Sé que murió de noche. No quiero saber cuándo.
Nadie estaba con ella, nadie, cuando murió:
ni su hijo Guillermo, ni su hijo Fernando,
ni el otro, el vagabundo sin patria, que soy yo.

Y ahora el dibupoema con las estrofas marcadas en rojo (clic encima): 


Y aquí el poema recitado:

Clic aquí 

sábado, 20 de junio de 2020

Dibupoema La cesta del almuerzo (Joaquín Caro Romero).


La cesta del almuerzo (Joaquín Caro Romero). En el móvil poner la pantalla horizontal para leer mejor las estrofas.

Estuvo ayer tu vida, amor, compuesta
de cosas muy sencillas, muy humanas:
salir a trabajar por las mañanas
con el almuerzo dentro de una cesta.

Yo te quería así, mujer modesta
de condición, de origen, con semanas
de sueldo escaso, de fatiga y ganas,
dejando al hijo con la mesa puesta.

Qué pocas alegrías, cuánto esfuerzo
encerraba la cesta del almuerzo
–agua de agosto en una humilde zanja-.

Y lloro al recordar la cacerola,
y el pan y la cerveza y la naranja
que hablan de ti desde la cesta sola.

Y aquí el dibupoema (clic encima para verlo mejor):


jueves, 18 de junio de 2020

Una vuelta perfecta.

Hola navegantes.

Ayer el cielo que el día anterior había sido de color urraca se abrió completamente azul y despejado, con un viento del oeste pero sin amenaza de lluvia, y pudimos hacer dos navegaciones maravillosas.

Por la mañana remontamos el río Besaya con la marea hasta Requejada. Una navegación interior de unas 10  millas hasta el antiguo puerto mercante cerca de Torrelavega, que dejó de utilizarse hace pocos años por la colmatación de la entrada del río (la misma que provoca las rompientes que os enseñé ayer) que hacía cada vez más difícil su tránsito para los mercantes, y hasta para los pesqueros.


Se navega entre zonas inundadas, marismas a la orilla del río, muchas aves acuáticas y paisajes campestres en vez de marítimos, y con la ventaja de que la marea oculta los fondos contaminados por las industrias de río arriba (en bajamar no es tan bonito). La navegación  la hicimos, como siempre en los ríos, con el génova o a motor según cómo nos entrara en viento en cada meandro, y llegamos hasta la isla  fluvial en mitad del río, donde deja de ser navegable.

Nos quedamos junto a las tres famosas grúas de Requejada a esperar la inversión de la marea, en un pequeño pantalán donde antiguamente amarraba el barco de los prácticos que ayudaban a remontar el río a los mercantes. En navegaciones anteriores nos quedábamos abarloados a la draga, que se amarraba justo bajo las grúas, pero ya no está.


La salida del pantalán fue dificultosa, porque el viento del oeste nos empujaba contra él y no había espacio para apartarse. Después de varios intentos lo logramos, descendimos el río y salimos al mar sin ninguna dificultad en la pleamar.


Siguió una navegación marítima maravillosa que nada tuvo que ver con la del día anterior, bajo los chubascos y con el barómetro pesimista. Al salir de Suances había un viento de fuerza 4-5, muy manejable pero con olas de 1,5 a 2 metros que eran las que hacían la navegación más movidita. Como íbamos a hacer rumbo directo a Santander y sólo con el génova sacábamos 4,5 nudos, y por lo tanto no teníamos prisa, la primera mitad de la travesía la hicimos así. A media tarde el viento decayó, y también la ola, y terminamos la ruta con la mayor y el génova, siempre bajo un cielo despejado y felices de estar a tantas millas del semáforo rojo más cercano. Llegamos a Santander a las 19 h después de 4 horitas de mar deliciosas.


 Como la semana que viene ya podremos cambiar de Comunidad, haremos una incursión por Euskadi.

Hemos vuelto a activar la pestaña "Dónde estamos", que se encuentra arriba de la columna derecha de este blog, para acceder a nuestras posiciones mientras navegamos.

Con cuidado, navegantes.


miércoles, 17 de junio de 2020

Para quitar el mono.

Hola navegantes.

Después de tener que anular la vuelta a Italia y 3 meses de confinamiento, había muchas ganas de navegar, y los primeros días en que se podía hizo malísimo. Así que ayer no aguantamos más y nos hicimos una navegadita. Como Cantabria es pequeña y no podemos salir de la Comunidad Autónoma nos vinimos a Suances, el primer puerto por el oeste.

El tiempo fue de perros, con viento de cara, del oeste, chubascos y las olas que no paraban de hacernos dar pantocazos. Al tener que dar bordos, las 11 millas en línea recta se transformaron en 23, que nos hicimos en 7 horas. Aquí el trak:


La entrada a Suances tiene una barra de arena de los sedimentos del río, como todos los ríos, y hay que entrar en pleamar y sin efecto de viento contra corriente, porque en esas condiciones se vuelve muy peligrosa:


El depender de la marea es otro factor más a tener en cuenta en esta navegación, porque teníamos que llegar a una hora fija y eso nos obligó a ayudarnos con el motor.

Nos quedamos en el puerto pesquero donde hemos pasado una noche maravillosa, a refugio de lo que soplaba fuera.


Por la mañana vamos a remontar la ría aprovechando la marea, y al mediodía saldremos de la ría en pleamar para volver a Santander, esperamos que esta vez a rumbo directo y con el viento por la aleta, porque sigue soplando del oeste.

Con cuidado, navegantes.

martes, 16 de junio de 2020

Dibupoema Si alguien llama a tu puerta (Gabriel García Márquez).

En el móvil poner la pantalla horizontal.

Si alguien llama a tu puerta (Gabriel García Márquez).

Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,
y algo en tu sangre late y no reposa
y en tu tallo de agua, temblorosa,
la fuente es una líquida armonía;

si alguien llama a tu puerta y todavía
te sobra tiempo para ser hermosa,
y cabe todo abril en una rosa
y por la rosa se desangra el día;

si alguien llama a tu puerta una mañana
sonora de palomas y campanas,
y aún crees en el dolor y en la poesía;

si aún la vida es verdad y el verso existe;
si alguien llama a tu puerta y estás triste,
abre, que es el amor, amiga mía.

Aquí el dibupoema: