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lunes, 26 de junio de 2023

Incidente en una esclusa.

 Hola navegantes.

Ayer salimos de Bourg des Comptes mientras seguía el concierto de las ranas. Seguimos pasando infraestructuras del río, y os enseño alguna para que veáis la importancia de los reglamentos. En este puente el sentido común te pediría pasar por el ojo del centro. Pues ese está prohibido, y hay que pasar por el pequeñito de la izquierda, el del rombo amarillo. Y además es de doble dirección, o sea que el tráfico de frente también pasa por ese.


Pero a veces hay casos como éste en que no te indican nada, y tienes que arriesgarte. Un árbol plantado en un islote en el medio del río, y ninguna indicación. ¿La restinga que le une a la orilla estará a babor o a estribor?



Las algas siguen preocupándome. En algunos recodos ya ocupan la mitad del río, y hasta las han balizado:


En la esclusa de Apigné casi tenemos un accidente. Habíamos llegado durante la pausa para comer del esclusero y estábamos en el pantalán de espera, viendo las compuertas de nuestro lado abiertas.


Cuando volvió no advirtió nuestra presencia y se puso a cerrar las compuertas para dar paso a otro que venía en dirección contraria. Aclarando todo a gritos y con las prisas, nos lanzó mal las amarras y una cayó al agua con el motor en marcha. Total, que se trabó en la hélice y el fueraborda se paró. Y con las prisas de sacarlo del pozo dentro de la esclusa se trabó el tubo de endulzarlo, se arrancó del motor y se fue al fondo. Solucionarlo todo nos llevó como una hora, pero por suerte sólo quedó en el susto.

A primera hora de la tarde llegamos a Rennes. La siguiente foto es una alegoría de la navegación frente a las prisas de la vida moderna. He sacado fotos parecidas en anteriores viajes, en otras ciudades. El canal va como una vía urbana más, paralela a las de los coches, unos a 6 km/h y los otros a 90. Y cada uno a su bola. Me gustaría saber lo que piensan los que van en el coche a su oficina y ven el barco en el canal.


Finalmente llegamos a una bifurcación curiosa, donde a la derecha sigue un canal, que no es el que cogimos nosotros, que discurre por el subsuelo de Rennes. Y encima está nada menos que la plaza de la República y el Palacio de Comercio. En el suelo de la plaza hay unas rejillas por donde pasa el canal, y a veces oyes conversaciones que salen del suelo, de los barcos que pasan por debajo.



Finalmente nos hemos quedado en el Muelle de San Martín. Está en pleno centro de Rennes, es gratuito, tiene agua y electricidad, y aunque no tiene duchas puedes usar las de un albergue de juventud al otro lado de la calle.


Ya me están silbando los oídos con vuestras ironías pero sí, es verdad, de juventud.

Y finalmente, como tardaremos en encontrar el ventilador que necesitamos, hemos decidido intentar un arreglo quirúrgico, y por ahora parece que aguanta. Menos mal, porque hoy el calor aplastaba. Cuando acabamos de navegar, y con todo el barco abierto, en la cabina hacía 33,3 ºC.

Con cuidado, navegantes.

1 comentario:

  1. Vaya susto me ha dado el titulo de esta entrada, me alegro de que haya sido poca cosa. Un abrazo.

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