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miércoles, 30 de junio de 2021

Llegamos a Roma.

 Hola navegantes.

Hoy salimos de Riva di Traiano con calma, para una etapa de 36 millas hasta Roma, porque el pronóstico era extraordinario. Y se confirmó. Un viento de fuerza 4-5 del SW, que nos entraría por el través de estribor, ya que nuestro rumbo era al SE. Toda la etapa a vela, 7 horas de una cabalgada maravillosa levantando perlas por la proa, sin bajar de los 5 nudos. El trak parece hecho por una motora pero no, éramos nosotros a vela:



Al poco de salir escuchamos por la radio un PanPan o llamada de emergencia de un ferry con 129 pasajeros que había chocado de frente con un mercante. Estaba a la salida de Civitavecchia, a 5 millas de nuestra posición. Nos pareció extraño pues la visibilidad era extraordinaria, de decenas de millas, y el mar estaba tranquilísimo. Al parecer en la colisión había habido un derrame de 150 litros de combustible, y había un herido grave con fractura de pelvis y de las piernas, y 15 heridos leves. Como Mario y yo somos médicos estuvimos considerando seriamente ofrecernos para ir al ferry a atenderlos, pero enseguida se organizó su rescate por helicóptero, que por supuesto tardó menos que nosotros en llegar al ferry. Toda la mañana estuvimos escuchando los avatares del rescate.

Pero al mediodía empezamos a mosquearnos porque no se comunicaban nunca con el segundo barco implicado, del que no sabíamos nada, porque no emitieron un mensaje de Securité para todos los barcos presentes en la zona, y sobre todo porque al final alguien dijo que el "material fotográfico" se entregará al guardiamarina "X". Yo me quedé con la sospecha de que había sido un simulacro, pero desde luego no lo advirtieron para no preocuparme a los demás. Si alguien sabe más detalles que nos lo cuente.

A eso de las 16 horas pasamos frente al faro de la desembocadura del Tiber.


Justo hoy se daban las circunstancias para que la desembocadura estuviera revuelta: viento del S enfrentándose a la corriente del río, que viene del N. Y allí había algunas rompientes, lo que dificultaba la entrada y salida del río. Pero nosotros ya habíamos decidido seguir al puerto de Ostia, que es el puerto deportivo de Roma y está fuera del río.

Hemos llegado un día antes por los problemas en Civitavecchia, y lo aprovecharemos para ir a Roma. Y el viernes haremos el cambio de tripulación. Se marcha Mario y se incorpora David, que me acompañará hasta Sicilia (si llegamos).

Con cuidado, navegantes.

martes, 29 de junio de 2021

Remover Roma con Santiago.

 Hola navegantes.

Como era de esperar, la noche fondeados nos ha dejado baldados, por los despertares debidos a la alarma de garreo que se activaba cuando el viento cambiaba de dirección y desplazaba al barco. Madrugamos, nos bañamos en el mar en vez de la ducha, y salimos para Civitavecchia a las 7, con una travesía por delante de 37 millas.

La navegación ha sido perfecta, con una gran variación en la intensidad del viento, desde fuerza 5-6 para ir con la mayor rizada, hasta calma chicha donde el único soplo venía de nuestros suspiros por la lentitud del avance. Pero lo malo ha sido que me he pasado toda la mañana al teléfono, como si estuviera en la oficina, para resolver el tema del atraque. 

En Civitavecchia me dijeron que no tenían, y me pareció tan sorprendente que llame a la autoridad portuaria (Civitavecchia es un puerto comercial) y me dijeron que esos atraques los gestionaban agencias privadas. Al preguntarle si podía darme algún teléfono me dijo que los buscara en Internet (¡y estaba en mitad del mar!). Para mayor desesperación los siguientes puertos no cogían el teléfono.

Entonces tiré de mis amistades hasta encontrar, de rebote, a Marco, un italiano que vive en Venecia, casado con una santanderina, que sin conocerme de nada nos hizo el favor de localizar una de esas agencias, confirmar que en Civitavecchia no había atraques, y conseguirme uno en un puerto cercano, Riva di Traiano:


Gracias Marco. Te debo una para cuando pase por Venecia (si llego). Este problema sólo lo hemos encontrado en el entorno de Roma, y mi sospecha, aunque puedo estar equivocado, es que los puertos de alrededor permiten a los navegantes romanos ocupar los atraques de tránsito, dejando sin ellos a los que viajamos. Ya os diré si lo confirmo. De momento un navegante italiano que hemos conocido hoy me ha asegurado que de aquí hacia el Sur no voy a encontrar ese problema.  Desde luego en la navegación a Elba me pasé en Italia 2 meses, y no me ocurrió nunca.

La verdad es que al pasar frente a Civitavecchia se te quitan las ganas de conocerla. Igual es que estoy sesgado por el problema de hoy, pero su fachada marítima es completamente anodina y además afeada por una industria química:


Y los grandes ferries:


Las fotos publicitarias donde se ve una fortaleza con un islote están con el encuadre trucado, pues todo ello está junto a los grandes muelles de hormigón del puerto comercial, que lógicamente dejan fuera de la foto. Nosotros estuvimos dudando si retroceder mañana en autobús para conocerla y enseguida lo hemos descartado. Adelantaremos un día la llegada a Roma y tendremos un día libre para volver a visitarla.

Riva di Traiano debe ser el puerto de descarga de Civitavecchia. Está solo 3 millas más al Sur, y consiste en un gigantesco espigón de un kilómetro y medio en mitad del mar, o sea, no cierra una ensenada natural, con 1.800 atraques. Los amarristas disponen de plaza de aparcamiento y de un local para trastero:


Hay un proyecto para ampliarlo al doble de su capacidad actual, lo que apoya mi teoría sobre los navegantes romanos. Como curiosidad, fijaos cómo está la que debería ser la boya roja de la entrada:


Un poco de pintura ya le falta.

Aprovecho para recordaros que los que estéis suscritos al blog tenéis que volver a registraros en la columna derecha (ver entrada de 20.6.21) y que es posible que las primeras entradas que os lleguen el ordenador las dirija a la carpeta de spam.

Con cuidado, navegantes.


lunes, 28 de junio de 2021

Sigue la mala racha.

 Hola navegantes.

Hoy salimos sin prisa de Talamone haciéndosenos la boca agua por el buen día que nos esperaba: una navegación corta, contornear el Monte Argentaria y llegar a una ensenada preciosa donde hay dos puertos contiguos, para elegir.  

Salimos sobre un mar que parecía un baño de mercurio y creaba unos escenarios de postal, pero claro, eso no hace andar a un velero:


Todo el día hizo una brisa despreciable que nos hizo primero dar unos bordos en los que no avanzábamos casi nada, y luego tener que ayudarnos por el motor. 


Pero lo malo no es eso. Es que en ninguna de las dos marinas tenían plazas libres. Se ve que los navegantes de Roma han aprovechado el puente para venir aquí. Nos hemos tenido que limitar a conocer el sitio desde el mar y buscar un lugar de fondeo en la playa. 



Así que hoy dormiremos fondeados. Mal rollo, porque se descansa peor y mañana nos espera una etapa larga (unas 35 millas hasta Civitavecchia) y como no contestan al teléfono tampoco estamos seguros de que allí haya sitio.

Y en el fondeo ha hecho tanto calor que por primera vez en esta navegación he sacado el toldo de la bañera, ese que me hice con una vela vieja para la navegación a Elba, y que llevaba 5 años en el barco dentro de su bolsa. No hace falta decir que en Santander es innecesario.

Con cuidado, navegantes.

domingo, 27 de junio de 2021

Empieza lo nuevo.

 Hola navegantes.

En mi anterior navegación a la Isla de Elba con el Corto Maltés, precisamente desde San Vincenzo di el salto a Elba, y no descendí más por el continente. Por eso todo lo que queda de la vuelta a Italia va a ser un descubrimiento para mi barco. Para mí solo a medias, porque ya navegué en barcos de alquiler por las islas del Mar Tirreno y por las Eolias.

Hoy salimos muy temprano de San Vincenzo con la intención de ir a la Isla de Giglio. 


Menos mal que se nos ocurrió llamar por teléfono, porque eran unas 50 millas y resulta que tenían el puerto lleno y no habríamos podido quedarnos ni hoy ni mañana. Eso habría supuesto tener que volver al continente de noche, una paliza. Como destino alternativo, ya que habíamos madrugado, elegimos Talamone, un puerto en el continente a la misma distancia.

La travesía ha sido otra vez magnífica, con un buen viento portante que nos ha permitido hacer las 52 millas en 11 horas. Al poco de salir pasamos por la Isla Cervino, al Sur de Elba, y como es domingo a sotavento estaba lleno de barcos fondeados



Por el camino todos nuestros intentos de contactar por radio o por teléfono con del Puerto de Talamone fueron infructuosos, así que nos decidimos a entrar improvisando. Su entrada está vigilada por un castillo:


Y detrás de ese cabo aparece el puerto, que está trufado de barcos tanto en los pocos pantalanes como en las zonas de fondeo. Nosotros indagamos un poco y nos hemos quedado en el muelle de las vedettes que llevan a los turistas a las islas, teniendo que marcharnos mañana antes de las 8, que llega la primera.


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De todos modos, como mañana nos proponemos una etapa corta para compensar la de hoy, nos gustaría no tener que madrugar. Y a lo mejor se nos arregla, porque echando el barco muy para atrás no ocupamos su zona de muelle, y además el martes es fiesta en Italia y es posible que hagan puente.

Estábamos tan cansados que nos hemos ido a cenar a un restaurante, después de visitar el pueblo, que es precioso y tiene omnipresente a la Isla de Giglio:


Y por cierto, ¿os acordáis que ayer no encontramos gasolina sin etanol?. Pues finalmente está mañana salimos un poco justos si hubiéramos tenido que hacer la travesía a motor (lo que por suerte no ocurrió) esperando encontrarla en la siguiente escala. Pues en Talamone tampoco la tienen sin etanol, y es que ni el gasolinero sabía lo que vendía, porque desconocía completamente que la indicación "E5" en la manguera significa etanol al 5%. Ver para creer. No me ha quedado más remedio que comprar esa, y ahora estaré todo el viaje cruzando los dedos por el motor.

Con cuidado, navegantes.


Ya nos lo merecíamos.

 Hola navegantes.

Ayer empezó el día con dos malos augurios. Primero se nos rompió la carcasa del compás. Eso lo resolvimos con masilla epoxi.




El segundo fue una amenaza más preocupante, pues se volvió loco el Navionics, que es el programa de navegación y cartografía electrónica que utilizamos. Debió ser por pasar una zona de mala cobertura del GPS, porque igual que se declaró en huelga, se reanudó. Por suerte llevo uno de repuesto en otro móvil y habría servido con ése.

A media mañana pasamos frente a Livorno. Es un gran puerto comercial y estuvimos pendientes del cruce con un enorme barco cochero, que obviamente tiene preferencia, tomando demoras con el compás para ver si nos pasaba por proa o por popa. El tema es que estaba primero levantando el ancla, luego navegando despacísimo, hasta que vimos que estaba esperando al práctico, y en cuanto embarcó avanzó hacia Livorno. 

También frente a Livorno tuvimos durante mucho tiempo a la vista, por estribor, la famosa Torre Meloria. Os hablé de ella en la entrada de 16.6.2016. Está marcando un bajo de un metro y pico en mitad del mar, y en su aspecto actual, después de otras que destruyeron los temporales, es una torre cuadrada con una puerta de arco musulmán en cada pared. Está vacía, y las puertas son sólo para no ofrecer resistencia a las olas de los temporales. Hoy el mar estaba plato, y la torre rodeada de botes de pescadores.


Los pescadores se sitúan precisamente en los bajos, la zona más peligrosa, y puede darte la falsa confianza de que aquello es navegable.

Toda la mañana fuimos a motor, pero al mediodía nos sonrió por fin la fortuna y salió un viento del W que fue aumentando hasta fuerza 5, y nos permitió una preciosa cabalgada de 5 horas con la mayor y el espinaker, y luego con el génova y el espinaker en orejas de burro, con picos de 6,6 nudos. Una gozada. Y además todas la tarde tuvimos a la vista por el horizonte la Isla de Elba y las demás del archipiélago toscano, y como la atmósfera estaba limpísima, hasta Córcega. A mí me trajo preciosos recuerdos de mi viaje anterior por esta aguas.

A las 18 h. llegamos a San Vincenzo. Es el puerto desde donde dimos el salto a Elba en nuestra navegación anterior. Sigue teniendo el mismo problema artificial que entonces. Han puesto en el espigón de babor, el de la baliza roja, una estatua de un pescador, dos o tres veces más grande que la baliza, y que como es de cobre ha adquirido color verdoso. Desde el mar se ve antes la estatua verde que la baliza roja y produce confusión, pues no sabes lo que estás viendo. Os lo conté en la entrada de 2.6.2016.



Antes de cenar fui a por gasolina porque hoy nos espera una etapa larga, y me encontré otra sorpresa desagradable. Como la gasolinera de la marina ya había cerrado fui a las de carretera. Después de recorrer tres de ellas en casi una hora porque están en las afueras, resultó que en todas tenían la gasolina mezclada con etanol al 5%, una mezcla que ya expliqué en otra entrada que no es adecuada para los fuerabordas. Así que volví al barco sin repostar.



Y aquí la dibufirma de San Vincenzo:


Con cuidado, navegantes


viernes, 25 de junio de 2021

Playas de mármol de Carrara.

 Hola navegantes.

Por desgracia hoy ha sido otro día de mucho motor. Ya sé que no es tan malo como el hongo atómico, pero vaya si jode. Salimos de Portovenere para conocer la bahía de La Spezia, situada inmediatamente al Este y muy cerquita, pero separada por un cabo que oculta al precioso pueblecito todo lo feo que tiene detrás. Es una bahía enorme donde se alberga una base militar, un puerto comercial, una central petrolera y un muelle de ferries. 


Está cerrada por una escollera enorme, de casi una milla y media, para frenar el oleaje, y que se puede atravesar por dos canales de navegación, uno en cada extremo. El del oeste está protegido por artillería militar.


Después de ver Portovenere hace raro ver esos tinglados, esas grúas, esos mercantes, y esos ferries que ahora estaban fondeados con todas las persianas cerradas por falta de clientes.

A continuación pasamos junto a la Torre Escuela, que obviamente nunca ha sido una escuela y no sé la razón del nombre. Fue una fortaleza para ubicar la artillería que protegiera la entrada de Portovenere. Ahora es un faro y está medio destruida.

Por la mañana salió un céfiro del S que nos permitió navegar a vela, ciñendo pero a rumbo directo, poco más de una hora. Pero no duró más. Entonces estábamos pasando frente a las montañas de Carrara, de donde se extrae el famoso mármol blanco. Es muy raro porque ves vetas blancas como si fueran neveros, y parece una alucinación ver nieve tan cerca del mar y con este calor.


Al mediodía empezamos a ver en el horizonte la Isla Gorgona, de la que os hablé ayer. Estaba a casi 30 millas de nosotros, pero la limpieza del aire permitía verla con nitidez. Yo tuve un pensamiento para los internos que cumplen allí su pena, que en vez de lamentarse de no poder ir, se lamentarán de no poder salir.

A primera hora de la tarde llegamos al puerto de Pisa, que se llama "Boccadarno", que significa "desembocadura del Arno", que es el río que atraviesa la ciudad de Pisa y que desemboca aquí. Nos quedamos en el puerto exterior, porque en los del interior del río te arriesgas a no poder salir el día siguiente si se levanta viento u oleaje que se oponga a la corriente del río (se forman olas rompientes). Eso pasó cuando estuvimos aquí al volver de la Isla de Elba. Si queréis verlo en un video, id a la entrada del 19.6.2016.

Las playas de Pisa se ven muy blancas desde el mar, y es porque las hicieron artificialmente con mármol picado de las montañas de Carrara. Los pisanos están muy orgullosos, pero para bañarse o tomar el sol allí hay que ser un faquir.


La marina Boccadarno es muy reciente y tiene modernidades curiosas. Por ejemplo, aparcamiento cubierto para los amarristas, donde además del coche pueden dejar el anexo o todos los abalorios necesarios para navegar.




Y también, un doble circuito de agua: la potable en azul, y la no potable (para baldear) en marrón. Cuidadín con confundirse.



Pero lo malo es su entrada, que tiende a colmatarse con los sedimentos del río, que desemboca justo al lado, y eso hace que se formen olas rompientes a la mínima. Nosotros hoy entramos con olas como de medio metro por la popa, pero no rompían.


Y aquí la dibufirma de Boccadarno, la marina de Pisa:


Con cuidado, navegantes.

jueves, 24 de junio de 2021

¿Un mal día?

 Hola navegantes.

Hoy ha sido un mal día, si es que es lógico decir eso cuando estás en el mar haciendo lo que te gusta. Pero es que no ha habido casi nada de viento y nos hemos hecho casi toda la jornada oyendo el runrún del fueraborda. Y encima con un calor abrasador, todo el día con el paraguas para protegernos del sol. La parte buena, que al ir a motor hemos podido ir paralelos a la costa y muy cerquita, para ver todos los pueblecitos de "Le cincue terre". Son unos pequeñitos en las laderas de la montaña, con minúsculos puertos y que harían las delicias de un fabricante de postales:



Por desgracia también se ven los pecados urbanísticos, como este camping entre tanta belleza:


Otra parte mala, que no podremos visitar la Isla Gorgona. Es una del archipiélago toscano, al que pertenece Elba, que es una isla-prisión (también un Parque Natural) y por lo tanto ha estado cerrada durante décadas a los visitantes. El año pasado la abrieron al público mediante visitas guiadas, y se especuló que también podría abrirse al visitante aislado que llegara en su barco. Pues he llamado al parque natural y ni se permite ir en tu barco, ni quedan plazas para las visitas guiadas, que salen de Livorno, hasta el año que viene. Un chasco.

En fin, que hemos venido Portovenere. Otro precioso y hasta hace poco modesto lugar que se está vendiendo al turismo rico, por la ley de la oferta y la demanda. En Italia es temporada alta desde el 1 de junio, y aquí una plaza para nuestro barquito vale 74 euros por noche. Por suerte nos han dado una en el muelle de piedra, entre las barquitas locales, por 25 (sin luz ni agua). Los barcarrones que veis detrás pagan unos 1300 euros por noche. Y más grandes no los hay porque no caben en el puerto.


Pasado el cabo donde se ubica Portovenere está el gran Golfo de La Spezia, con una base militar y un puerto mercante, pero pasan muy desapercibidos detrás del Cabo. Por eso la dibufirma de Portovenere tiene este toque marcial:


Y aquí la luna haciendo de faro en la Isla Palmaria, y el Corto Maltés en el muelle de Portovenere:



Con cuidado, navegantes.

miércoles, 23 de junio de 2021

Cortamos el Golfo de Génova.

 Hola navegantes.

Hoy salimos temprano de Finale Ligure para cortar el Golfo de Génova hacia el Este y acortar nuestra ruta. Fijaos en Finale Ligure el vecino de pantalán que tiene la Zodiac roja: ¡una roca!. Alucino de que la hayan dejado allí al terminar el puerto:

 

Por desgracia, y como ya preveíamos, hubo muy poco viento y hemos hecho casi toda la travesía a motor y bajo un sol de derretir coletas. Han sido 43 millas en unas 11 horas, de las cuales 3 o 4 sólo a vela, el resto oyendo el motor.

Por la mañana empezaron a emitir mensajes de Securité anunciando maniobras militares para los próximos días en la zona que vamos a recorrer. Es una letanía de las posiciones que van a utilizar, con sus coordenadas, que te dan en latitud y longitud y sin repetirlas. Hay que llevar galones para apuntarlo todo bien y sin equivocarse, pero de eso depende que te caiga un proyectil encima o que no lo haga. Ejemplo de las anotaciones de hoy:


Por eso digo que la vela de crucero no son unas vacaciones, es más bien otro oficio.

A mitad del golfo nos agarró un chubasco que sirvió para dos cosas: para que nos refrescáramos con la lluvia, y para que se rompiera el espí.

Le hemos hecho una reparación provisional con cinta de velería, a ver lo que aguanta.


Estas reparaciones hay que hacerlas poniendo la cinta adhesiva por ambas caras y de distinto tamaño, para que no coincidan y se forme una nueva doblez que acaba siendo un punto frágil. Si con la cinta adhesiva no aguanta me tocará coserlo.

Por el camino sacamos el ancla de popa de su sitio de estiba, para tenerla dispuesta siempre, ya que a partir de ahora utilizaremos mucho el sistema Mediterráneo: perpendicular al muelle, con tu ancla por la popa en la distancia, y las amarras al muelle desde la proa:

El puerto de destino lo decidimos sobre la marcha y según el viento que nos llegara, porque ya hay muchos donde elegir. Finalmente hemos venido a Chiavari, donde en la navegación a Elba entramos para destrabar un hilo de pescar de la hélice. ¡Cómo ha cambiado!. Donde antes había un puerto vacío, la ampliación llamada "Caleta Ovest", ahora está lleno de pantalanes. 

Como siempre, nos han mandado al final, gracias a nuestro poco calado, y que es la parte más protegida.


Chiavari nos ha gustado mucho, con sus grandes playas, su ciudad antigua con casas de tonos pastel, y su desproporcionada Catedral, que parece un templo griego:


Mañana seguiremos ya hacia el Sur, comenzando el descenso de la bota italiana hasta que nos dé la patada en Sicilia.

Con cuidado, navegantes.

martes, 22 de junio de 2021

Otro día de mucha vela.

 Hola navegantes.

Hoy hemos tenido otro maravilloso día de la vela, 38 millas casi todas a pura vela, con la mayor y el espinaker aprovechando vientos portantes del Sur. Hemos contorneado los cabos que separan San Remo de Finale Ligure a poca distancia de la costa, disfrutando del paisaje terrestre desde el mar.


A media mañana la caída del viento nos costó un refunfuño, pero sólo tuvimos que escuchar los caballos del motor unas 2 horas de las 10 que hemos navegado. Más tarde hasta he podido grabar un vídeo del Corto Maltés navegando en orejas de burro, que os enseñaré otro día.

Por el camino hemos dejado a babor la Isla Gallinara. Es privada y no se puede acceder, aunque tiene un puertecito. Su nombre procede de la gallinas salvajes que antiguamente la ocuparon y no a su forma, que en realidad recuerda a una tortuga, no a una gallina.

Nos hemos quedado en Finale Ligure, un pueblo cuyo nombre llama a engaño porque allí no acaba Liguria, y cuyo puerto tiene dos grandes problemas. Uno, la colmatación  de arena, que cierra o dificulta la entrada a los veleros grandes y les obliga a un dragado permanente. Y otro, que está mal cerrado y le entran las olas y la resaca, y los barcos se mueven como su estuvieran en mar abierto. Mal rollo para coger el sueño.

Está separado del pueblo por dos túneles de carretera. El pueblo es muy coqueto y, como otros que ya os he  contado, con mucho turismo de playa y restaurante, desde luego mucho más que en mi anterior navegación en 2016. Igual es verdad que el Covid está potenciando el turismo nacional.


Mañana intentaremos acortar el Golfo de Génova hacia el Este, pero el pronóstico es de muy poco viento y, desde luego, a motor no nos apetece. Saldremos sin un plan fijo y decidiremos por el camino.

Aquí la dibufirma de Finale Ligure:


Hasta mañana, navegantes.

A propulsión a San Remo.

 Hola navegantes.

Después de tanta bellaquería, hoy hemos tenido un día de auténtica navegación veraniega: un rumbo directo hasta San Remo de 28 millas, con la mayor y el espinaker y sol para regalar. 

Por el camino cambié el amantillo que se rompió al llegar a Niza. La gente a veces se lía pero es facilísimo: se cose el viejo al nuevo en continuidad, se envuelve con cinta aislante para que pase bien las poleas, y se tira del viejo hasta que pase:



Luego pusimos la bandera de cortesía italiana, pues cambiamos de país:


Al llamar por la radio a San Remo para pedir plaza lo primero que me preguntaron es de dónde venía, y al decir que de Francia me preguntó si tenía "il tampone". Al parecer es así como llaman a la prueba del Covid. Al decir que sí me dijo que entonces podría acercarme a la Capitanía. Allí, además de los papeles habituales, me dio un impreso para rellenar, de 4 folios, diciendo todo lo que quieren saber de nosotros sobre el Covid. Tuve que mandarlo por correo electrónico a 3 organismos oficiales italianos con la copia de nuestro test antígénico, y sólo entonces pudimos bajar a tierra. Me han asegurado que a partir del 1 de julio van a dejar de pedir el test antígénico a los vacunados.

Nos han situado en un ataque para barcos de 24 metros porque al parecer no los tienen para barcos más pequeños. El barco de al lado se dedica a la investigación oceanográfica, y le pregunté al capitán la mejor pagina web para consultar la meteorología en Italia, y resulta que me recomendó Windfinder o Windy, justo las que ya utilizo. 

Hemos visitado San Remo ya muy cansados, y más con las enormes cuestas y escaleras que la caracterizan, pues está en la ladera de una alta colina. Hemos subido a la Iglesia de la Madonna de la Costa, con unas vistas impresionantes de la ciudad y el puerto:


Hemos visitado el casino:


Y hemos recorrido sus callejas. 


A la vuelta, en el edificio de los aseos y las duchas, vimos que tienen un intercambiador de libros, algo muy útil en las navegaciones. Los navegantes dejan los que ya han leído y se llevan otros, sin más trámite, porque en el barco los libros estorban mucho:


Y aquí la dibufirma de San Remo:


Hasta mañana, navegantes.