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lunes, 31 de julio de 2023

Resistiendo a la depresión.

 Hola navegantes.

Hoy es el tercer día inmovilizados por el temporal en Boulogne sur Mer,  y va haciendo mella la depresión. El cielo está cubierto,  no para de llover,  hace frío,  la ropa no se seca,  si ponemos mucho tiempo el calefactor se salta el automático del pantalán,  y dos detalles me han dado el puntillazo.  

Se me estropeado el móvil. No carga la batería.  Por suerte tengo otros dos con el Navionics instalado y con ellos saldré del paso para la navegación. Pero me pone difícil la comunicación con casa (que tendré que hacer con el teléfono de Mario) y el uso del WhatsApp y el correo electrónico.  

Y se nos ha gastado la bombona de gas de la cocina. Al ir a sustituirla no me la han querido cambiar por ser de otra marca,  en este caso española. Nunca me había pasado porque la botella es la misma.  Por suerte tengo una de repuesto, pero da mal yuyu saber que en lo que me queda de navegar por Francia no podré cambiarla.  

Hoy nos hemos quedado en Boulogne para la cosas prácticas, intentando que la etapa de mañana, que será movidita y larga (52 millas con un viento de fuerza 5-6 por el través de estribor) sea lo más cómoda posible.  Ya os diré si lo conseguimos.  Nuestra intención es llegar a Dieppe.

Con cuidado, navegantes 

domingo, 30 de julio de 2023

Jornada de reflexión.

 Hola navegantes.

Hoy ha sido nuestra segunda jornada de reflexión en Boulogne Sur Mer, inmovilizados por el temporal. Para aprovechar la parada obligada hemos ido a conocer Calais en tren.

Es el puerto principal del tráfico entre Francia y en Reino Unido y su puerto es impresionante. Hoy estaba azotado por el temporal y a pesar de eso estaban saliendo los ferries como si nada.

Cerca de la estación hay un monumento a los caídos por Francia en la guerra de Marruecos en los años 50, y esta vez el monumento está regido por el símbolo actual de la República, Mariana:


Si yo fuera uno de los homenajeados preferiría mil veces compartir el monumento con Mariana que con el gallo del que os hablé en otra entrada:


Cerca del puerto estaban todas las gaviotas en tierra aguantando el temporal.  Una de las formas de saber en la costa de dónde viene el viento es ver a dónde miran las gaviotas, porque toda la colonia se coloca igual, de cara al viento. Supongo que es porque al revés se les descolocan las plumas:



Nos acercamos a conocer el puerto deportivo. Al salir de Ramsgate era nuestro plan B si el viento no nos hubiera permitido ceñir tanto como para venir a Boulogne. Y menos mal que pudimos venir, porque el de Calais está orientado en sentido Oeste-Este, y todo el temporal se encajonaba en el puerto. Los barcos estaban tan azotados casi como fuera.


Luego fuimos a ver los otros atractivos turísticos de Calais, como su faro:

La Iglesia de Notre Damme:


Los jardines Tudor:


La Ciudadela:


El monumento a los burgueses de Calais, seis nobles que ofrecieron su vida para evitar la represalia sobre todo el pueblo de los ingleses:


El Ayuntamiento:


El monumento a los De Gaulle, que se casaron aquí:


O el monumento a Churchill y De Gaulle:


A la vuelta, en la estación, nos encontramos con una chica austriaca que hablaba español y nos contó cómo le ha afectado a ella el temporal. Está recorriendo Francia en bici, y esta mañana intentaba llegar a Boulogne desde Calais. Son unos 40 km. Pues cuando le quedaban 15 para llegar le pilló el viento del Oeste de cara y no fue capaz de avanzar con la bici. Tuvo que dar media vuelta, como nosotros cuando corremos un temporal, volver a Calais con el viento por la espalda, y ahora iba a llegar a Boulogne en tren.  Dentro de lo malo tiene esta opción que nosotros no tenemos. ¡Ojalá pudiéramos meter el Corto Maltés en el tren y avanzar hacia Cherburgo!.

Mañana sigue el temporal casi peor que hoy, y pasado mañana, martes, es cuando esperamos poder salir de este encierro. Lo malo, que va a ser una ventana de sólo 24 horas, porque el miércoles vuelve a anunciarse un temporal del Oeste que tampoco nos permitirá navegar.

Con cuidado, navegantes.

sábado, 29 de julio de 2023

Costó volver a Francia (+41,7=1241,4 millas).

 Hola navegantes. 

Ayer por la mañana, antes de salir de Ramsgate y con todo preparado para ir a Boulogne Sur Mer, se me ocurrió llamar al puerto de destino para pedir plaza y preguntar si había que poner la bandera amarilla y hacer trámites de inmigración, por venir del Reino Unido. La chica me dijo que tenía que ir obligatoriamente a Calais, el único puerto de entrada en Francia que tiene oficina de aduanas y que te puede sellar el pasaporte. Ante mi incredulidad y el obligado cambio de planes que suponía, le dije que preguntara a su jefe. Y entonces se aclaró todo. Me estaba diciendo lo que se aplica a un inglés que viene a Francia en un barco inglés. Al decirle que era español me dijo que entonces podía llegar sin ningún trámite y al puerto que quisiera. ¡Qué alivio!.

Salimos de Ramsgate un poco tarde para aprovechar la corriente de marea, y fue una de las navegaciones más duras de este viaje. El barco saltaba tanto que no pude escribir en el cuaderno de bitácora, ni pudimos comer, ni por supuesto hacer fotos. Pero conseguimos llegar a Francia y eso ya es un alivio. Estaba deseando salir de Inglaterra, con su meteorología podrida, su lenguaje gutural que no se esfuerzan en que comprendas, y los precios exorbitados de sus marinas y de la compra.

Al salir de Ramsgate nos tocó dar unos bordos antes de entrar en el Canal de la Mancha, y eso trastornó toda la planificación. Eso, y que el viento fue más fuerte de lo anunciado pero siempre de cara, obligándonos a una dura ceñida. Nos hicimos las 42 millas con la mayor en el primer rizo y el tormentín,  dando saltos entre olas de 1,5 a 2 metros y con un periodo muy corto, unos 5 segundos. En cada pantocazo la proa pulverizaba el agua hasta la mitad del mástil y el barco se frenaba, y claro, con el retraso se nos invirtió la marea, y las últimas dos horas la tuvimos en contra. Llegamos empapados (está vez de agua salada) y exhaustos a Boulogne a punto de cerrar las oficinas, porque en Francia es una hora más tarde y no lo habíamos tenido en cuenta.

El cruce del Canal esta vez fue más complicado que a la ida. En el sector hacia el Oeste (el del lado inglés) nos cruzamos con 10 o 15 mercantes, pero solo a 3 o 4 tuvimos que esquivarlos maniobrando. En el sector hacia el Este (el del lado francés) sólo con 3 y no tuvimos que maniobrar. Además nos cruzamos con 3 o 4 ferries de los que atraviesan el Canal entre Dover y Calais. 

Al doblar las escolleras de Boulogne saboreamos el placer de cambiar por fin el caos del Canal por la superficie lisa del puerto. En la Capitanía nos dejaron una manguera y lo primero fue endulzar todo el barco, las ropas y las botas de agua, los chalecos y el tormentín, ducharnos, cenar, y caímos rendidos cerca de la una.

Para los próximos 3 días hay anunciado un temporal del Oeste de fuerza 6-8 que nos tendrá inmovilizados aquí, y nos obligará a recuperar el tiempo perdido en las próximas etapas, que se prevén duras.

Con cuidado, navegantes.

viernes, 28 de julio de 2023

Los túneles de Ramsgate y la visita de Aduanas.

 Hola navegantes.

Ayer se confirmó en temporalillo y nos quedamos en Ramsgate, aprovechando para descansar y dormir el sueño de los justos. Por la mañana fuimos a ver los túneles de Ramsgate. Son un conjunto de túneles que se excavaron para proteger a la población de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. 



En la Primera, Ramsgate fue bombardeada y se perdieron muchas vidas. Era un objetivo preferente por ser la ciudad inglesa más cercana al Continente y por su cercanía a Londres. También se dice que cuando un bombardeo no se podía realizar sobre Londres, la aviación prefería descargar las bombas sobre Ramsgate antes que volver a su base con ellas.

En los años 30, previendo que se avecinaba otro conflicto, el gobierno decidió ampliar una antigua estación y unos túneles ferroviarios para utilizarlos como refugio. Iniciado el conflicto, esos túneles se utilizaron para alojar a las personas que perdían su casa en los bombardeos, y como refugio antiaéreo de toda la población durante los bombardeos. Miden varios kilómetros, llegaron a vivir de forma permanente unas mil personas, y podían acoger a 60.000, toda la población de la ciudad, durante los bombardeos.

A los que tenían derecho a vivir allí se les daba un pase como éste, donde se especificaba incluso las horas a las que tenían derecho a dormir, porque supongo que las literas eran compartidas:

Al principio los túneles eran muy precarios, pero poco a poco se dotaron de servicios, enfermería, cantina y una especie de habitaciones, porque hubo personas que vivieron en ellos varios años. Una visita muy interesante, si no fuera porque el guía hablaba con ese dialecto del inglés que consiste en tragarse sus palabras, y porque cuando le pedías una aclaración empleaba más dedicación en deglutirlas.

Por la tarde tuvimos otra interesante visita, de los funcionarios de aduanas. Se presentaron dos uniformados que parecían dos jugadores de rugby, con uniforme militar. A pesar del frío que hace por aquí iban con pantalón corto. Los zapatos no deben estar incluidos en el uniforme, porque llevaban unos mocasines llenos de protuberancias. Nos pidieron los papeles del barco y los pasaportes, y luego nos recitaron una lista de las cosas prohibidas para ver si llevábamos alguna. Tuve que ayudarles con la lista porque acababa de leerla y me la sabía mejor que ellos. No, no llevamos drogas, ni perros, ni pornografía, ni comidas de la lista prohibida, ni explosivos, ni armas del fuego, ni diamantes, ni 10.000 libras esterlinas ("qué más quisiera", me dieron ganas de decirle). Se fiaron de nuestras respuestas y no nos hicieron una inspección. Tiene gracia que en la era de la informática uno de los tiarrones lo apuntaba todo con boli en un bloc escolar de papel cuadriculado, del tamaño de una agenda de bolsillo. Tendríais que haberlo visto.

Les dije que por la mañana habíamos pedido el permiso de salida del país para hoy, y que no habíamos recibido respuesta (para el permiso de entrada nos contestaron en pocas horas). Me dijeron que podía irme igual (es lo que pensábamos hacer) porque para salir no ponen problemas, sólo para entrar.

Así pues, con todos los temas de inmigración resueltos, hoy vamos a intentar volver a Francia.

Con cuidado, navegantes.

jueves, 27 de julio de 2023

Una etapa maratoniana (1.128+71=1.199).

 Hola navegantes.

Como para hoy se había pronosticado otro temporal del SW de fuerza 6-7 en el Canal y no íbamos a poder navegar, ayer decidimos Mario y yo hacer una etapa larga. Y conseguimos llegar desde Londres a Ramsgate (71 millas) haciendo en un día lo que a la ida nos costó dos. Por cierto, voy a añadir después del título de cada día un contador de las millas náuticas navegadas y el total desde que salimos de Santander, para que os hagáis una idea de la magnitud del viaje. De Santander a Londres fueron 1.128, y ahora empezaré a sumar las de la vuelta. Para saber los kilómetros hay que multiplicar las millas náuticas por 1,8.


Por la mañana descendimos el Támesis. Salimos en la primera apertura de la esclusa, a las 6, con otros barcos, y en la siguiente foto podéis ver por qué a la gente le sorprenden los viajes que hacemos con mi barquito. Parece el barco de los liliputienses del viaje de Gulliver.


Y si, a pesar de la luz eran las 6 de la mañana, que aquí sale el sol a las 5.

Nos despedimos del Tower Bridge y del Cutty Sark , y volvimos a pasar la gran barrera de mareas.




Hizo una mañana soleada pero fría, y sin viento. En un momento se nos acercó una foca a menos de 20 metros del velero y se quedó mirándonos con curiosidad, como otras veces hacen los delfines. 

Al llegar al mar se levantó el esperado viento del SW, incluso más fuerte de lo esperado, y pudimos navegar a vela a una velocidad endiablada, 6-7 nudos cuando la marea nos fue favorable. Al final de la tarde incluso tuvimos que tomar el primer rizo de la mayor y enrollar parte del génova. Aún así pasábamos de los 5 nudos.

En una de las marcas cardinales del recorrido alguien ha colocado una bandera gay. Si ya son difíciles de identificar de lejos, sólo faltaba que los colectivos empiecen a utilizar las señales de navegación para sus reivindicaciones y nos lo pongan más difícil todavía.


Al doblar el cabo North Foreland, el más al SE de Inglaterra, nuestro rumbo a Ramsgate era Sur, y el viento que nos había estado entrando por la aleta empezó a venirnos de proa. Por eso las últimas millas fueron de una dura ceñida, y además bajo la lluvia. Como el puerto de Ramsgate tiene un amplio antepuerto protegido por las escolleras, decidimos hacer la maniobra de velas dentro. Y menos mal que lo hicimos así, porque se trabó un patín de la mayor con el cabo del amantillo y la vela no bajaba. Tardamos un buen rato en resolverlo, y no quiero imaginarme que ese problema lo hubiéramos tenido fuera, con las olas, el viento y la corriente castigando a nuestro barco.

Hoy pasaremos el día en Ramsgate protegidos del temporal, y si todo se da bien a lo mejor mañana cruzamos a Francia desde aquí.

Con cuidado, navegantes.

NOTA: debido al gran número de personas que se han suscrito a este blog, resulta que agoto el número de correos electrónicos disponibles a mitad de mes. Es posible que los últimos días de cada mes no os lleguen las entradas ni los comentarios a vuestro correo electrónico, y tengáis que entrar directamente al blog.

martes, 25 de julio de 2023

Bajar del Everest.

 Hola navegantes.

Mi amigo Nacho me decía en un comentario que ahora quedaba bajar la montaña, y que sería otra aventura. En efecto, entre patatín y patatán se nos ha pasado la semana de vacaciones y ahora nos queda volver de Londres a Santander, más de mil millas y un mes y medio de navegación. Hoy cambiamos de tripulación, se incorpora mi amigo Mario Soler y salimos mañana.

En principio la ruta será la misma que al venir, no necesariamente con las mismas escalas. La duda principal es si los canales estarán plenamente navegables en agosto, por la posible sequía y el empeoramiento de las algas. En este caso el plan B sería rodear el Finisterre francés, lo que alargaría la ruta.

Para empezar con dificultades, el jueves se anuncia un temporalillo de fuerza 6-7 en el Canal de la Mancha y posiblemente no podamos navegar. Mañana tendremos que intentar alargar la ruta lo más posible para compensar ese día que perderemos, y sobre todo intentando llegar a un puerto donde estar encerrados 24 horas no sea muy aburrido.

Me despido con otras curiosidades de Londres e Inglaterra. En primer lugar, las bicis de alquiler en Londres llevan las publicidad del Banco de Santander. Nos ha parecido que no habíamos salido de Cantabria:

Y en segundo lugar, estos carteles en los supermercados.

El primero dice que hay que demostrar la edad para comprar bebidas energéticas por debajo de los 25 años. Y el segundo que te quites la mascarilla al comprar productos restringidos por la edad, para que la cajera pueda verte la cara y decidir si te pide el carnet o no. Aquí la mascarilla ya no es obligatoria pero algunos la llevan, y estaría bueno que se haya utilizado ese truco para disimular la edad.

Y por supuesto, hoy sigue lloviendo.

Con cuidado, navegantes.

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domingo, 23 de julio de 2023

La vida práctica.

 Hola navegantes.

Uno de los problemas principales en un barco pequeño es cómo secar la ropa que se te moja navegando. Nosotros lo hemos resuelto con el calefactor. Está colocado en la proa, y hemos puesto un tendal justo donde envía su chorro de aire caliente. La ropa se seca en pocos minutos, y además te calienta el barco. Si hace calor abrimos la ventana de proa y el calor del calentador se marcha por allí, después de secar la ropa.

A veces se pone a llover pero no te apetece cerrar la tapa del tambucho, para que se renueve el aire. Entonces tapamos la entrada con un paraguas, amarrado por dentro para que no se lo lleve el viento. No entra nada de agua, y como el cierre no es hermético el aire puede circular.


Ir a la playa en Londres. En 1934 el rey Jorge V hizo una playa artificial en la orilla del Támesis para los niños que no podían desplazarse a las costas. Tuvo que cerrarse en 1971 por la contaminación. Tiene gracia la publicidad de entonces, y esas fotos en blanco y negro donde se ven hasta tumbonas al lado de las peniches varadas. 


Aunque dicen que el Támesis ahora está muy limpio, ya os enseñé ayer cómo están sus orillas, y hace bastante poco subí unas fotos del Corto Maltés debajo del Tower Bridge, donde pudisteis ver que el agua es marrón. Yo no me bañaría allí ni después de recibir un golpe en la cabeza.

Hoy parece que no va a llover y seguiremos visitando Londres. 

Con cuidado, navegantes.


sábado, 22 de julio de 2023

Mucha lluvia.

Hola navegantes.

Yo me las prometía tan felices en esta semana de vacaciones con Ana en Londres, y estamos conociendo una ciudad vestida sólo de agua. Hoy hemos salido de la marina en las bicis para ir al mercado de  Portobello, y ya al poco de salir se puso a llover y todavía, que son las 21 horas, no ha parado. Visitamos el mercado bajo la lluvia después de comprar un paraguas, buscamos un sitio para comer bajo la lluvia, tuvimos que volver con las bicis en el Metro por la lluvia, entre la parada del Metro y el barco más lluvia, y toda la tarde más de lo mismo. 

Como hoy no puedo contar nada de navegación os voy a enseñar cómo es la Marina de Santa Katharine. Está justo al lado de del Tower Bridge, en la orilla izquierda del río:


Donde veis el punto azul de Google Maps es donde está amarrado el Corto Maltés. Da una imagen extraña con los barcos amarrados como en cualquier marina de las del mar, sabiendo que estamos en el interior de Inglaterra. Imaginaos esta foto en Madrid. 


A su alrededor hay un gran ambiente comercial y de restaurantes, y debe ser un lugar relajante de cita para quedar, lejos del ambiente urbano de la gran ciudad. También hay viviendas de alto standing que al asomarse a la ventana ven los barcos, y se pueden hacer la ilusión de que viven junto al mar:


La mayoría de los amarristas son grandísimas peniches-vivienda, mucho más grandes que mi casa.


Muchas usan el tejado de la cubierta como terraza, y tienen allí mobiliario de jardín:



Algunos hasta se permiten veleidades ornamentales, como esta, para sostener luces de diodos de colorines:


Hay varias que dejan luces encendidas, o incluso la televisión puesta, aunque no haya nadie a bordo, supongo que para disuadir a los ladrones. Lo único malo de estas viviendas es que están a la vista de todos los transeúntes y tienen poca intimidad. Hoy hemos pasado por al lado de una que no tenía cortinas, y se veía hasta su cama y su cocina.

Algunos tienen la manguera que alimenta de agua al barco protegida con tubos de gomaespuma, para que no se hiele en invierno:


Y también aquí hay contenedores de sal en los pantalanes para esparcirla en invierno cuando nieva o  hiela. ¡Brrr!.

Ya os dije que a la marina se accede por una esclusa, y allí, como en todos los sitios donde baja la marea, la cosa no es tan poética:



Aparece la porquería, y sobre todo en la orilla del Támesis, en su misma entrada:


Los aseos, aunque están en un prefabricado en el mismo pantalán, están muy limpios y cuidados.


Son cabinas individuales unisex, donde tienes el WC, el lavabo, la ducha, el secador de pelo, el radiador, el espejo, etc., para que no tengas que salir para nada hasta que estés limpio, vestido, afeitado y bien peinado.


Yo siempre recomiendo a mis tripulantes que traigan sandalias de agua para poder entrar en cualquier ducha sin aprehensión. Estar las duchas en el pantalán tiene una cosa graciosa, que es que cuando hay olas los chorritos de la ducha se mueven como serpentinas. 

También hay en la marina dos lavadoras y dos secadoras, que para nosotros son muy útiles para no tener que lavar a mano y tender en el barco.

Tiene una chupona de aguas negras para vaciar los tanques, pero me parece una concesión a la modernidad más que algo práctico. Estas peniches no van a moverse de su sitio a través del puerto para vaciar el tanque:


y si la chupona es para los barcos de tránsito, en el único hueco libre del pantalán, al lado de la máquina, no cabrían la mayoría de los veleros de crucero:

Al recibirte, además, te dan una tarjeta de descuento del 20 % en las tiendas y restaurantes del entorno de la marina.

Pues en este sitio vamos a estar esta semana. A ver si mañana mejora el tiempo y podemos recorrer Londres en seco.

Con cuidado, navegantes.

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viernes, 21 de julio de 2023

El Corto Maltés bajo el Tower Bridge.

 Hola navegantes.

Ayer fue el día culminante de este viaje, pues estuvimos navegando bajo el Tower Bridge, en pleno centro de Londres.



La mañana la habíamos dedicado a visitar , en Greenwich, el velero Cutty Sark y el Observatorio Meteorológico, el que definió el meridiano cero.


Aquí está la típica turistada, con un pie en cada mitad de La Tierra:


Hay un museo con los primeros instrumentos de navegación, y entre otras cosas los primeros GPS. 


Fijaos en el pequeño de debajo, en la foto. Casi me da por llorar, porque el que uso yo en el barco es más antiguo que el del museo, y con él he venido de Santander a Londres:


Por la tarde salimos de South Dock Marina para cambiarnos a Santa Katerina, un puerto fluvial al que se entra por otra esclusa, justo a los pies del Tower Bridge. En la esclusa de South Dock se metió una familia de cisnes, y los empleados salieron con trozos de pan y de galletas para encaminarlos a la salida antes de cerrar la esclusa. Si se quedan dentro y terminan en el Támesis es posible que no pudieran volver, por la corriente. Nos dijeron que es la segunda vez que lo hacen, pero esa forma de sacarlos, dándoles de comer, es el peor remedio. Los están condicionando, y a partir de ahora es muy posible que se meten siempre, y ese rollito retrasó nuestra salida casi media hora, todos tirando migas en dirección a la puerta interior de la esclusa.

En el Támesis había un tráfico enorme de barcos que levantaban olas de todas las direcciones, y además se acercaban mucho para vernos. No debe ser nada habitual ver un velero a esta altura del Támesis. Pero habíamos izado la mayor, y al pasar junto a las lanchas de la Policía no nos dijeron nada.


Habíamos quedado con nuestro amigo Bernat Albinyana, que también tiene un Tonic 23 y estaba de visita en Londres. A la hora exacta nos presentamos donde nos estaba esperando, y nos dio tiempo a hacer unos bordos bajo el Tower Bridge entre el tráfico rápido y pesado que lo atraviesa: muchas lanchas rápidas y un remolque. Este nos salió de repente por el vano central del puente, y era un remolcador con barcazas llenas de contenedores, ¡casi nada!:

 Luego fuimos a la marina, donde se incorporó su familia, Grettel, Eric y Mireia, para acompañarnos a cenar. Gracias, Bernat, por dedicarnos una tarde de vuestras vacaciones para conseguir este recuerdo tan precioso para nosotros.

Hoy se despide Luis, que se vuelve a España en avión, en un viaje que va a estar condimentado por unas huelgas del transporte (intercaladas la del tren y la del metro) que a lo mejor le ponen esta parte de su viaje más difícil que las del velero. Suerte, Luis, y sobre todo muchas gracias por tu esfuerzo para salvar esta navegación cuando desertó mi anterior tripulante por un mareo.

Con cuidado, navegantes.

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