Hoy habíamos decidido quedarnos en La Ciotat para ir a conocer la "Île Verte" (Isla Verde). Esta vez ha coincidido bien porque ha salido un mistral de fuerza 5-6 que nos habría venido de cara, y nos habría hecho muy difícil avanzar hacia el Oeste. Por el contrario, la Isla Verde está a sotavento del enorme Pico del Águila y hemos podido llegar sin problemas.
La isla mide como medio kilometro (más o menos como Bendor) pero no tiene ningún edificio. En su costa Norte hay un pequeño chiringuito junto al embarcadero, que tiene espacio para unos 6 barcos y un calado como de dos metros. Pero el agua está tan limpia que ves el fondo y puedes decidir a ojo por dónde acercarte.
Está cubierta por un pinar espléndido y recorrida por un sendero de montaña. La habitan anfibios, reptiles y conejos, y por el aire distintas rapaces. Su principal interés radica en las ruinas militares. Estuvo ocupada por los alemanes en la segunda guerra mundial, con el nombre clave de STP MAL 044, y luego fue muy bombardeada por los aliados para liberar Francia, especialmente el 12 de agosto de 1944. Tiene los restos de tres fuertes de distintas épocas y muchas trincheras.
Las trincheras son de las época de la aviación, en zig-zag:
Antes de la aviación las trincheras eran rectas, pero al entrar en combate los aviones les resultaba muy fácil ametrallar una trinchera recta, y empezaron a hacerse en zig-zag.
Los alemanes habían reforzado los fuertes anteriores con techos de hormigón. Pero eso no impidió que un obús perforara el techo mientras jugaban una partida de cartas. El agujero se ha conservado de recuerdo.
También hay bunkers, soportes de la artillería antiaérea y restos de las galerías que conectaban unos fuertes con otros y donde se guardaba la pólvora. Galerías que fueron excavadas por presos de Indochina.
Desde toda la isla se ve, el Oeste, el cabo Pico del Águila y se comprende su nombre. Es el que deberemos contornear cuando nos deje el mistral.
Y como otras veces, pido disculpas a los que aún estáis trabajando por la siguiente foto, pero no he podido resistirme.
No es la Polinesia, es la Isla Verde, y acaba de sustituir a Bendor como mi preferida. Nadie me había hablado de ella, la vi en Google Maps al preparar este viaje, ni siquiera estaba seguro de intentar verla o que se pudiera desembarcar, y ha sido un descubrimiento.
Entre las curiosidades, un sofá inflable para la bañera:
y en la Iglesia de Notre Dame, un rincón de guardería para que los niños no tengan que intentar entender lo del uno y trino, y eso lo dejen para sus padres:
Con cuidado, navegantes.
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