Hoy salimos de Cassis con intención de llegar a Embiez. Por el camino íbamos a pasar por la Isla Verde, frente a La Ciotat, una de las que queremos conocer en este viaje. Es una isla deshabitada ocupada por un pinar, con un diámetro de 600 metros.
Tiene un pequeño desembarcadero en su esquina NE con fondos de unos 2 metros. Cuando ya estábamos frente al desembarcadero pasó una Zodiac con dos guardias de la reserva marina, y me dijeron que hoy no se podía desembarcar por el riesgo de incendios. En condiciones normales sí se puede, utilizando el lado izquierdo del pantalán.
La islita está justo bajo el famoso pico de águila que da forma y su nombre al Cabo del Águila, justo antes de La Ciotat.
Mientras eso ocurría se levantó un viento maravilloso, primero del Sur y por la tarde del Oeste, que nos permitió navegar a vela a una velocidad impresionante, y decidimos no desaprovecharlo. Así que cambiamos de planes y decidimos llegar a Porquerolles, el siguiente archipiélago, y dejar las Embiez para el viaje de vuelta. En total 36 millas en unas 9 horas, pero contando en ese tiempo todo el rollito de la Isla Verde.
Por el camino cruzamos el Cabo Sicié, uno de los más altos de esta costa, y que por eso mismo suele haber aceleraciones del viento a su altura. En su extremo se encuentra un edificio que parece de ciencia ficción, especialmente cuando ves coches en su entorno sin ninguna carretera ni camino que acceda al edificio.
Es la estación de depuración del agua de Toulon, y su acceso es por un túnel que perfora la montaña que tiene detrás.
Los próximos días recorreremos las islas del archipiélago de Porquerolles y aquí ya daremos media vuelta, porque no nos da tiempo a llegar a las dos últimas islas de Francia, Santa Margarita y San Honorato, frente a Cannes. Nos separan 50 millas desde aquí, 100 entre la ida y la vuelta, más dos días para recorrerlas y algún imprevisto hacen toda una semana. Nadie es perfecto.
Con cuidado, navegantes.
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