Hoy ha seguido soplando el mistral de fuerza 5-6 y nos hemos quedado en La Ciotat. Con una ruta a favor del viento me habría decidido a salir, pero la siguiente etapa hacia el Oeste sería contra el viento, y lo que a rumbo directo serían unas 16 millas, dando bordos se alargaría en distancia a veintitantas y mucho más en tiempo, ya que la velocidad sería muy lenta. Pero por suerte, igual que en Porquerolles, La Ciotat ha resultado un buen sitio para quedarse inmovilizado dos días.
Así que hemos dedicado el día a recorrer los alrededores de La Ciotat, que nos han encantado, y a temas de intendencia.
Por la mañana hemos ido andando a las calas de la costa Norte de La Ciotat. Se recorren por caminos de montaña que no se pueden hacer con nuestras bicis. Todas tienen unas vistas maravillosas a la Isla Verde, que recorrimos ayer.
Una de las excursiones pasa por una ladera montañosa, al Norte del Pico del Águila, donde hasta hace medio siglo se recogía el agua de lluvia con un curioso sistema fácil como la tabla del uno. Parece el bosquejo de un embudo, y de trata de un vierteaguas gigantesco que aboca la lluvia a una pequeño colector, desde donde una tubería la llevaba a La Ciotat.
Es como las trampas de lobos en Cantabria, pero en pequeño. Ya no se usa, pero es curioso ver el hilo de Ariadna que encontraron nuestros antepasados para resolver el problema del abastecimiento.
Por la tarde fuimos a hacer con las bicis el circuito Patrick Boré, que se ha construido sobre el antiguo ferrocarril, dejando incluso las vías, un puente, un túnel, los pasos a nivel y la estación:
Casi todo transcurre a la sombra y rodeado de macizos de flores. La estación es por donde entró en 1896 el famoso tren de una de las primeras películas del cine, rodada por los hermanos Lumière, sus inventores. Al final de la senda ciclable hay un monumento dedicado a ellos:
En la parte práctica y de intendencia, hemos buscado una lavandería para la colada y yo he aprovechado para ver los episodios que tenía pendientes de The Low Cost Sailor. Mañana esperamos poder seguir hacia el Oeste, y llegar al Golfo de Marsella.
Con cuidado, navegantes.
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