Hoy hemos dedicado al día a recorrer el Etang de Berre, el más grande de los tres que queríamos conocer este verano. Os hablé de él aquí:
Es tan grande que hemos navegado 30 millas por su interior y seguramente no lo hemos visto todo.
Claramente tiene dos zonas: la Sureste es donde están las industrias, la hidroeléctrica y el aeropuerto de Marsella, es fea y según cómo sople el viento puede hacer que huela a petróleo. El resto es precioso, con orillas sin urbanizar, algunos pueblecitos y varios puertos deportivos. El agua aparentemente está limpia pero llena de medusas.
Se entra por el puente levadizo después de haber confirmado a los responsables tu intención de pasar. Si nadie lo pide no se abre.
Enseguida aparece a estribor el inicio del canal que llevaba al túnel de Rove:
Ahora se ha hecho allí una marina. Luego pasamos la mañana dando bordos con un viento escasísimo, y fondeamos en mitad del mar para la comida y la siesta. Allí en medio del mar sólo había 6 metros de fondo.
Pido disculpas a los que todavía estáis trabajando por esta foto, pero no he podido resistirme después de lo que sufrimos ayer con el mistral.
Después de comer se levantó un viento del SW que fue arreciando hasta fuerza 5, y que nos venía justo de cara para volver a Martigues. Porque, en efecto, decidimos volver a Martigues en vez de quedarnos en algún puerto del interior. Nos habían recomendado dos. Pero Les Heures Claires está en obras y no recibe visitantes, y Saint-Chamas está muy lejos para hacernos mañana muchas millas antes de que abran el puente, a las 6 o a las 9 h., teniendo luego que parar a hacer la compra y después tirar para Marsella.
Como digo, la tarde acabó con un viento de cara de fuerza 5 que nos habría hecho llegar tarde a la apertura del puente y perderla, teniéndonos que quedar fondeados con ese viento. No muy agradable. Así que tuvimos que ir a toda marcha "a la francesa" (con motor más mayor) para llegar.
Además, distraído hablando con Ana, me metí en una zona con medio metro de calado y rocas en el fondo, de lo que me percaté al ver los restos de un naufragio asomando del agua. ¡Qué susto!. Salimos con un golpe de timón y por suerte sin tocar fondo, pero por pelos.
Mañana seguiremos hacia las Islas Frioul.
Con cuidado, navegantes.
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