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sábado, 12 de julio de 2025

Islas If y Pomègues.

Hola navegantes.

Hoy nos hemos quedado en las Frioul para conocer las otras dos islas, If y Pomègues.

Por la mañana hicimos uno de los mantenimientos habituales del velero: recortar las drizas. Se les quita un trozo para que las poleas y las mordazas no rocen siempre en el mismo sitio y acaben por romper el cabo, lo que siempre ocurre en el peor momento. Por eso conviene comprar las drizas con uno o dos metros de más. A la larga te sale más barato que comprar una nueva cuando se rompe.


A la isla de If no se puede ir en tu propio barco, o sea que tuvimos que ir en una navette.


 Está ocupada en su práctica totalidad por el castillo y el faro. El castillo fue durante años una prisión, y las paredes están repletas de grafitis de los que vivieron allí largos años con un número en la pechera. 


También hay graffitis de los visitantes, y para mantener la costumbre sin estropear el monumento han puesto una pared para hacer grafitis espontáneos.


El castillo tiene un pozo donde se recogía el agua de lluvia: 


y la que se supone que fue la celda del Conde de Montecristo (en la ficción) cuando a la sociedad su situación le importaba un bledo. Desde todo el perímetro del castillo se tienen unas vistas magníficas de la isla de Frioul, donde nos esperaba el Corto lamentándose por no haber venido, y de Marsella.




Por la tarde fuimos a recorrer Pomègues. De las dos que están unidas por el muro es la del Sur. Fuimos andando porque las pistas de Pomègues son más abruptas y con el suelo peor que las de Ratonneau y es muy difícil pedalear por ellas. Visitamos el puerto de cuarentena original, el que se usaba antes de construir la escollera
de unión de las dos islas. 


Todavía se ven las muescas en las rocas para amarrar las cadenas de los barcos y usar la propia roca como noray.  


En la ensenada se ha instalado una granja de cultivo marino,
la única actividad económica de la isla aparte del turismo. En todo el perímetro de la isla hay bonitas calas y buenos fondeaderos, más que en su vecina del Norte.


Fuimos hasta el extremo Sur, donde está el faro y el fuerte de Los Caballos, éste también en ruinas como el de Ratonneu.





Las Frioul nos han encantado, aunque están despobladas de
vegetación porque es uno de los sitios más secos de Francia. Los pinos se podrían contar con los dedos de las manos y tienen unas formas retorcidas e inclinadas,
forzado su crecimiento por la fuerza del mistral. Aunque los veáis tan rastreros son pinos:


Una cosa curiosa del puerto de las Frioul es que los baños de chicas son rosas y los de chicos azules, como si no hubiéramos salido de los años 60. A juego con el ambiente de viejo péndulo parado que transmite todo el pueblo.

El futuro de las Frioul es incierto, pues los promotores quieren convertirlas en un paraíso insular para gente de monedero abultado, mientras que el estado quiere preservarlas como espacio natural. Desde 2012 forman parte del Parque Nacional Les Calanques, que protege las preciosas calas al Este de Marsella.

Me despido con la dibufirma de las Frioul. Mañana seguiremos hacia el siguiente archipiélago, las Embiez.


 Con cuidado, navegantes.

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