De ayer hay poco que contar. Fue un día largo de pura vela. Había estado toda la noche soplando un mistral intenso y atrasamos un poco la salida, aprovechando para reparar una pequeña picada de la vela.
Salimos de Leucate cuando todavía había un mistral de fuerza 4-5, pero como nos entraba de través, ya que nuestro rumbo era al NE, nos decidimos a salir. Las primeras horas las hicimos sólo con el génova, luego con la mayor en el primer rizo, y finalmente, a partir del mediodía que el viento decayó, a toda vela. En algún momento vimos 6,2 nudos en el GPS. Ana y yo hablando de nuestras cosas sentados en la proa a la sombra del génova, y el piloto automático haciendo todo el trabajo. Un lujo.
Nuestro destino era el islote Brescou, el primero de los que queremos conocer en este viaje. Es muy pequeño, está situado frente al Cabo de Agde y ocupado por un fuerte. Desde la distancia tiene forma de barco.
Y el fuerte ocupa prácticamente toda la superficie útil.
En Cap d'Agde, donde hemos pasado la noche, nos han dicho que el fuerte está en obras porque el mar ha roto sus paredes (de hecho vimos los andamios) y no se puede visitar. Sólo podremos desembarcar en la playa y verlo por fuera. Está rodeado de bajos fondos rocosos y no estoy seguro de que podamos acceder.
Cap d'Agde es un sitio de veraneo con poco que contar. El puerto se creó en el interior de otro Etang de aproximadamente 1 km de diámetro, y todo él se ha llenado de distintas zonas de pantalanes (por lo menos 8 o 10). Nos dejaron elegir dónde quedarnos y preferimos en el más exterior, lejos del sarao para dormir más tranquilos. En la foto, el Corto Maltés con el islote Brescou al fondo. Atractivo como una golosina, tan cercano... pero a la vez tan inaccesible y tan hostil a la visita...
Ya os contaré si le pudimos conocer.
Con cuidado, navegantes.
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