Hola navegantes.
Como para hoy se había pronosticado otro temporal del SW de fuerza 6-7 en el Canal y no íbamos a poder navegar, ayer decidimos Mario y yo hacer una etapa larga. Y conseguimos llegar desde Londres a Ramsgate (71 millas) haciendo en un día lo que a la ida nos costó dos. Por cierto, voy a añadir después del título de cada día un contador de las millas náuticas navegadas y el total desde que salimos de Santander, para que os hagáis una idea de la magnitud del viaje. De Santander a Londres fueron 1.128, y ahora empezaré a sumar las de la vuelta. Para saber los kilómetros hay que multiplicar las millas náuticas por 1,8.
Nos despedimos del Tower Bridge y del Cutty Sark , y volvimos a pasar la gran barrera de mareas.
Hizo una mañana soleada pero fría, y sin viento. En un momento se nos acercó una foca a menos de 20 metros del velero y se quedó mirándonos con curiosidad, como otras veces hacen los delfines.
Al llegar al mar se levantó el esperado viento del SW, incluso más fuerte de lo esperado, y pudimos navegar a vela a una velocidad endiablada, 6-7 nudos cuando la marea nos fue favorable. Al final de la tarde incluso tuvimos que tomar el primer rizo de la mayor y enrollar parte del génova. Aún así pasábamos de los 5 nudos.
En una de las marcas cardinales del recorrido alguien ha colocado una bandera gay. Si ya son difíciles de identificar de lejos, sólo faltaba que los colectivos empiecen a utilizar las señales de navegación para sus reivindicaciones y nos lo pongan más difícil todavía.
Al doblar el cabo North Foreland, el más al SE de Inglaterra, nuestro rumbo a Ramsgate era Sur, y el viento que nos había estado entrando por la aleta empezó a venirnos de proa. Por eso las últimas millas fueron de una dura ceñida, y además bajo la lluvia. Como el puerto de Ramsgate tiene un amplio antepuerto protegido por las escolleras, decidimos hacer la maniobra de velas dentro. Y menos mal que lo hicimos así, porque se trabó un patín de la mayor con el cabo del amantillo y la vela no bajaba. Tardamos un buen rato en resolverlo, y no quiero imaginarme que ese problema lo hubiéramos tenido fuera, con las olas, el viento y la corriente castigando a nuestro barco.
Con cuidado, navegantes.
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