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jueves, 6 de julio de 2023

Las rocas habitadas.

 Hola navegantes.

Hoy salimos Luis y yo de Granville al abrirse la compuerta a las 7.38 h. Aunque estaba pronosticado un viento del W de fuerza 2-3, la verdad es que hoy ha seguido de vacaciones y nos hemos hecho casi toda la etapa a motor. Y ha sido larga, 49 millas.  ¡12 horas de motor, pobre Luis, vaya estreno!.

Por el camino nos hemos acercado a Les Écréhous, unas casas construidas sobre unas rocas en mitad del mar, a 6 millas de la isla de Jersey. Al subir la marea el agua llega a las mismas puertas. Primero eran casas de pescadores, pero ahora se han reconvertido en viviendas de veraneo de algunos ingleses. No tienen agua ni luz, y meterse allí es como hacerse el ermitaño.



Como son muy patriotas, algunos izan su bandera todos los días escuchando su himno nacional llorando.

Por el camino he comprobado que el Navionics te calcula las rutas sin añadir un margen de seguridad a tu calado. Yo puse para el Corto Maltés 1,50 metros, y realmente me lleva por sitios donde el fondo es ese, sin añadir unos centímetros:


Hoy me ha trazado la ruta por una zona con 1,6 metros de fondo en bajamar. Si allí se forman olas choco con las rocas del fondo seguro. Para más seguridad lo he aumentado a 2 metros, y quizás lo aumente más todavía.

El puerto de Dielette lo elegimos como escala técnica por su proximidad al Raz Blanchard (10 millas). Además por el camino nos enteramos de que, aunque tiene una puerta con horarios limitados, también tiene un antepuerto con acceso casi durante las 12 horas de la marea. Y ya en el puerto nos enteramos de que lo acaban de dragar, y la zona limitante, que tenía 0,6 metros de calado en bajamar, ahora tiene 1,5, o sea que para el Corto Maltés es de acceso permanente. Eso nos facilita mucho las cosas para elegir el buen momento para llegar al Raz.

Por lo demás el puerto no tiene nada, está a 1,5 millas de la central nuclear de Flamanville, y el núcleo habitado más próximo (Flamanville) está a una media hora de bici. Llegamos tan cansados que no nos hemos molestado en acercarnos.

Mañana intentaremos pasar el Raz Blanchard,  el estrecho entre la Isla Anglonormanda de Alderney (en francés “Isla de Aurigny”) y el Continente. Los franceses le llaman “el infierno líquido”, la gente se despide diciendo “con cuidado”, y se producen corrientes de hasta once nudos que cuando se enfrentan al viento dominante provocan olas rompientes peligrosísimas. La parte continental de ese estrecho es el Cabo de La Hague, que es como un dedo que sale de Francia y se introduce casi hasta el centro del Canal de la Mancha, acelerando los vientos, tanto del Este como del Oeste, en dos grados (si entras con fuerza 5, en su entorno habrá fuerza 7). A pesar de esta descripción apocalíptica, en la vuelta a Francia elegimos bien el momento de pasarlo y fue como una navegación de paseando a Miss Daisy. Todo apunta a que mañana también será fácil.

Me despido con una foto del Corto Maltés en Dielette. Nos hemos amarrado muy cerca del muro que retiene el agua en el interior del puerto, o sea que me imagino que a media noche nos despertemos con el ruido de catarata que produce el agua al retirarse la marea.


Con cuidado, navegantes.

1 comentario:

  1. Me he alegrado mucho al saber que habéis a esa rutina llena de novedades que es la navegación, paso a paso vais acercándose al estuario del Támesis...

    Buenos vientos! (que esperemos hoy despierten)

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