Hola navegantes.
Hoy el Corto Maltés ha estado flotando en una nube. Pero no en sentido figurado por llegar a Inglaterra, que aún no lo ha logrado, sino en sentido literal:
Estamos en el primer pantalán después de la esclusa, y el agua sale con tanta fuerza que se forma espuma:
No nos había pasado nunca y da una imagen curiosa del barquito. Por cierto, al lado nuestro podéis ver otros veleros de 12 metros que llegaron ayer, como nosotros, y que tampoco han salido con el temporalillo. Os lo he dicho muchas veces, en la vida real tener un barco más grande no te hace salir a navegar con pronóstico meteorológico peor. A nadie le gusta pasarlo mal en el mar.
Hemos dedicado la mañana a algunas gestiones que han resultado en unas de cal y otras de arena.
Los trámites de inmigración han sido facilísimos, al menos en su primer paso. Nos han pedido rellenar un formulario por Internet con los datos del barco y los nuestros, y en una hora recibimos la respuesta favorable. Lo único sorprendente es que te piden el día y la hora de llegada con un margen de dos horas, como si la vela fuera así de exacta y el viento pudiera encargarse. Si no vas a llegar en el margen de dos horas que has escrito tienes que mandar una corrección a su web, y ya me diréis cómo hacer eso desde el barco si lo que te ha retrasado es un temporal.
Ahora nos queda la visita de aduanas cuando lleguemos a Dover.
Por el contrario en la marina de Santa Katerina, que teníamos reservada una plaza del 19 al 25, me han dicho que el 18 y el 19 no pueden recibirnos porque está en labores de mantenimiento la esclusa. ¡Y teniendo mi teléfono y mi correo electrónico no me han avisado!. Podríamos ir el 17 (demasiado pronto para nuestros planes) o el 20. Ahora tenemos que reestructurar las siguientes etapas a este nuevo condicionante inesperado.
En el apartado e bricolajes, hemos arreglado el grifo de la cocina, que perdía agua y tenía la base de fijación a la cocina muy floja. No nos ha dado tiempo a cambiar el aceite del fueraborda ni a colocarle el tubito de endulzar.
Por la tarde hemos ido a conocer Boulogne. Tiene un centro histórico amurallado, con un paseo que recorre lo alto de las murallas. También unas preciosas pinturas murales dispersas por la ciudad, algunas de ellas auténticas obras de arte. Por ejemplo esta del español Gonzalo Borondo, que pintando unas escaleras consigue que de frente parezca existir una puerta enrejada, que realmente no existe:
y algunas otras.
A partir de mañana se celebra el Boulogne una "Fiesta del Mar", y entre otras cosas hay una concentración de grandes veleros de época. Nos hemos enrollado con los marineros de la réplica de la Nao Victoria, con puerto base en Sevilla, y nos han dado algunos consejos para el cruce del Canal de la Mancha.
También está por aquí el Atyla, que hace unos años fue el velero "Cantabria Infinita" y nos representaba en estas ferias y festivales. Habíamos coincidido con él al principio de esta navegación en la Ría de Bilbao.
Hoy estamos oyendo silbar el viento del temporalillo que os anuncié ayer, y sufriendo sus embates en el pantalán, a pesar de estar tan protegidos. Mañana tenemos un paréntesis favorable por la mañana, con vientos del SW de fuerza 4-5 y la marea a favor, que intentaremos aprovechar para llegar a Dover antes del mediodía.
Por cierto, algunos me habéis dicho que el trak de la baliza de hace dos días nos llevaba nada menos que a Kamtchatka, al Este de Rusia. Obviamente es un error, y solo se me ocurre atribuirlo a que ese día cambiamos de meridiano, y pasamos de la latitud Oeste a la Este. A lo mejor la inteligencia artificial no es tan inteligente como parece, y quiso cambiarnos de meridiano por las antípodas.
Con cuidado, navegantes.
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