Los acantilados de Normandía.

 Hola navegantes.

Ayer salimos de Ouistreham bajo una lluvia intensa, y nos acompañó toda la mañana. Pasamos de largo por Le Havre, un gran puerto comercial en la desembocadura del Sena. A su altura hay un montón de mercantes fondeados esperando que les den entrada para cargar o descargar, y un gran tráfico de megabarcos. Cruzamos su canal de navegación con el AIS de Internet, que te permite ver su localización y sus rumbos, aunque ellos no te ven a tí en sus pantallas, pero es suficiente para esquivarlos. Yo uso la aplicación OnCourse, y siempre que la abro me vengo arriba, porque dibuja mi barquito en el centro de la pantalla mucho más grande que los mercantes que me rodean:

Por la tarde llegamos a los acantilados de Normandía. Paramos en el Arco de Etretat, un icono de Normandía. Es un monumento natural impresionante. La erosión del mar ha excavado un arco en el acantilado de unos treinta metros de vano, al que han bautizado “Porte d’Aval”, justo al lado de una roca cónica, “L’Aiguille” (o sea, “La Aguja”) de unos setenta metros de alto. Un espectáculo de granito que está en todas las postales y libros de Normandía y verlo desde el mar es aún más impresionante. 

La foto nos la hizo Jeremy (https://youtube.com/@jetnek8004?feature=sharea) desde su moto de agua, al que conocimos allí mismo y no le importó hacerla con su teléfono y mandárnosla por WhatsApp.

Un poco más adelante están instalando otro campo de energía eólica en el mar. Esta vez está muy cerca y se ve desde la costa.

Fijaos el barco tan curioso que usan para montar los molinos. En una de las fases del montaje le salen unas patitas que se apoyan en el fondo del mar, y sacan al barco del del agua:

Llegamos a Fécamp para pasar la noche. Es un puerto sin limitaciones de marea, o sea, se puede entrar a cualquier hora, lo que en esta costa es un plus importante.  Y más para nosotros en este viaje, que ya sabéis que vamos apurados de tiempo por el abandono de uno de mis tripulantes. Lo de entrar a cualquier hora se refiere por supuesto al Corto Maltés, que tiene 70 cm de calado. Porque nos dieron atraque en el pantalán de visitantes, que tiene 50 cm de calado según sus datos (según el Bloc Marine 30 cm) pero que ayer era mayor ya que la marea no era muy fuerte (coeficiente 78).

Referente a la marea, aunque ya os dije que ajusté el reloj de mareas en Saint Malo, donde ya tenía 3 horas de diferencia con Santander, he tenido que volver a ajustarlo. El canal de la Mancha es tan atípico que entre Saint Malo y aquí, que nos separan unas 150 millas en longitud, ya hay ¡5 horas de diferencia!. Voy a tener que revisarlo cada poco.

Detrás nuestro entró una motora con un adulto y dos adolescentes, y antes de amarrar se les cayó el perro al agua. Es un accidente dramático, porque el perro puede  nadar pero no subir al pantalán, y se pone atacado de los nervios y no obedece. El padre tuvo que quedarse a bordo para acabar la maniobra, y los chicos saltaron al pantalán para intentar sacarlo del agua, pero no podían. Al final entre los cuatro le sacamos, tirando uno de cada sobaco. ¡Pobre Maya, qué susto se llevó!. Luego venía a nosotros agradecida cuando nos veía. En el lío a uno de los chicos se le cayó el anorak al agua, y tuvimos que pescarlo con el bichero. 

En Fécamp tiene un barco de vela adaptada para personas con movilidad reducida o carencias de vista u oido, o problemas mentales:

Lo más curioso es el acceso por la popa con las sillas de ruedas, y la distribución a bordo de los asientos.

Y finalmente otra curiosidad de Fécamp, una de las calles más estrechas del mundo, la "Pequeña calle del Casino". Y tan pequeña, casi no cabe una bici!. Y además no conduce al casino.

Con cuidado, navegantes.