Hola navegantes.
Ayer se confirmó el temporal y estuvo soplando todo el día con rachas de fuerza 9. Nosotros nos fuimos a conocer Canterbury en tren, dejando duplicadas las amarras y las defensas, y dejando instalados los muelles de amortiguar los estrechonazos. Estoy muy contento de haberlos traído de Santander. En días como éste te da miedo que se arranquen las cornamusas, y el barco acabe chocando con el pantalán y haciendo gluglú.
Canterbury está atravesada por un río que llaman Gran Stour, y que a pesar de su nombre es enano y no cubre ni por el tobillo.
A la vuelta fuimos conscientes de que el viento nos había seguido hasta tierra adentro. Había tirado algunas señales ferroviarias y tumbado algunos árboles sobre las vías, y la línea estaba cortada. Tuvimos que volver en autobús, por cierto uno de dos pisos que no paraba de dar tumbos y chocar con las ramas de los árboles impulsadas por el viento.
La noche ha sido toledana. Es duro intentar dormir cuando tu barco está sacudido de esa manera y hasta el estómago se te escora. A veces nos da la tentación de ir a un hotel y dejarlo solo, pero nos da miedo no estar presentes si ocurre algo y encontrarnos por la mañana con el barco suelto u otra desgracia.
Hoy el pronóstico es el mismo y seguiremos sin salir. Mañana continuaremos la navegación, calculando cuatro días para llegar a Londres.
Con cuidado, navegantes.
Viéndolo desde el lado positivo, el temporal os ha permitido hacer una visita que, de otra forma quizá habríais obviado, esperemos no se prolongue más allá del día de hoy y podáis continuar mañana.
ResponderEliminarBuenos vientos!
Claro que si, y hemos aprovechado para unos bricolajes que llevaban mucho tiempo pendientes. Un abrazo.
Eliminar