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martes, 4 de julio de 2023

Sin salir del shock.

 Hola navegantes.

Ayer salimos de Saint Malo por los pelos. A las 8:20 nos enteramos que la apertura de la esclusa de las 9:39 se había anulado, y por lo tanto la última de la mañana era a las 8:39. Si perdíamos esa no podríamos salir hasta las 18.30 , y perderíamos el día. Sin recoger, con las bicis en la cubierta y con todo lo de la noche empantanado, y avisando a la torre de control de que íbamos a pasar, conseguimos llegar a tiempo. La pasamos 5 barcos, y al salir, en el lado del mar, nos amarramos a una boya para ordenar todo y repasar con mi tripulante los protocolos de seguridad antes de empezar a navegar.

La salida de Saint Malo es la gyncana más difícil de todas mis navegaciones. Está llena de escollos e islotes, y tiene como cien boyas y balizas entre las que marcan el canal principal, los secundarios y las marcas cardinales. 

Salió un viento del W maravilloso que nos entraba por la aleta, y pronosticaba una travesía placentera a vela (nuestro rumbo a Granville era NE). Entre eso y que la marea estaba aún a mitad de la vaciante (y con unos 4 metros por encima de las profundidades de la carta) decidimos tirar hacia Granville por el canal secundario. Está bien balizado, aunque las distancias son enormes (desde una boya había que buscar la siguiente con los binoculares) y discurre entre escollos. Pero nos ahorraba una vuelta de unas 6 millas. En total navegamos entre los escollos como una hora y media, un poco estresante. Como curiosidad, algunas balizas con campana:


Son para que se oigan cuando hay niebla, y la campana suena al moverse el badajo con las olas.

A media mañana Bartomeu se mareó, y estuvo echando los kiries toda la navegación, a pesar de hacer algunas pausas quedándonos a la capa, o para que se bañase. Las pastillas para el mareo las vomitaba y no le hacían efecto.

Llegamos a Granville como media hora antes de abrirse la puerta del umbral sumergido, para poder pasar. Es uno de esos puertos cuya entrada se seca, y sólo se puede pasar a partir de una determinada altura del agua. Un cartel luminoso indica a altura sobre el umbral:


A la hora exacta la puerta se abrió y pudimos entrar. Hay que entrar entre las dos perchas roja y verde:


En cuanto atracamos Bartomeu hizo el petate y se marchó, y me dijo que así no podía seguir, sin darse la oportunidad de intentar otros modernos tratamientos del mareo, como los parches de escopolamina, ni de tomar la decisión en frío el día siguiente. Y eso que también es navegante y sabe que en uno o dos días el cuerpo se amarina. Aún estoy intentando reponerme del shock y,  como sabéis, buscando con urgencia un tripulante que me acompañe hasta Dover. No es cuestión de seguir en solitario hacia el Raz Blanchard, uno de los puntos más calientes de este viaje. Ya sé que en pleno julio y con las vacaciones ya organizadas es una misión casi imposible. Si no lo encuentro tendré que dar media vuelta y volver a Santander con un plan alternativo. Pero claro, perjudico a los siguientes tripulantes que ya tienen sus billetes de avión y sus planes de vacaciones. Me siento como un tonto de capirote enfrentado a una situación absurda que no puedo resolver.

Me despido con una imagen del Corto Maltés en Granville. Esta mañana se levantó viento del Sur que metía las olas por la bocana y el barco se agitaba mucho, imposible hacer nada dentro. Y como es posible que me pase aquí encerrado varios días, pedí que me cambiarán a una plaza más al interior. 


Con cuidado, navegantes.

1 comentario:

  1. Vaya, que poca flexibilidad o persistencia tiene la gente. Un abrazo.

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