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sábado, 15 de julio de 2023

Una cita en Londres.

 Hola navegantes.

Ayer pasé el día en Londres, donde fui en tren para recibir a Ana, que venía de Santander en avión para incorporarse otra vez a la tripulación. A Luis le hemos ofrecido seguir con nosotros hasta Londres por el Támesis, el punto culminante de este viaje, para agradecerle su buena disposición y el esfuerzo que hizo por ayudarme en el momento más difícil, cuando me dejó tirado Bartomeu. O sea que seguiremos los tres hasta Londres.

Para hoy y mañana se confirma el temporal del Oeste de fuerza 9, o sea que el barco se tiene que quedar en Dover. Vamos a aprovechar para conocer el interior y hoy iremos en tren a Canterbury. Es una antigua ciudad a sólo media hora de aquí, con un casco de la época medieval y una famosa catedral. También tiene unas murallas de la época romana, calles adoquinadas y casas con estructura de madera, creo que un regalo para la vista.

Como hoy no tengo nada que contar de nuestra navegación os resumo el tema de los semáforos portuarios, que creo que a partir de ahora vamos a encontrarnos muchos. Sólo aquí, en Dover, que hay 5 puertos, todos están regulados por semáforo (10 en total). En España no es muy habitual, y no solemos conocerlos.

Son puertos con dificultades en la entrada, y el semáforo suele ser un conjunto de luces situadas en el edificio de un faro o similar, en un lugar bien visible desde el mar. El código es más complejo que los semáforos de carreteras y podéis verlo aquí:

Aunque os parezca mentira, estas señales semafóricas no son internacionales. Por ejemplo, cuando en la vuelta a España bajábamos por la costa de Portugal, allí la entrada prohibida no se marcaba con 3 luces rojas verticales sino con verde-rojo-verde en vertical, y la entrada peligrosa con verde-destellos rojos-verde. Y por si fuera poco, a veces prevalecen las marcas poco ortodoxas consagradas por la tradición, que pueden ponerte en un serio aprieto por su chapucería. Por ejemplo la barra del río Etel,   una de las más peligrosas de Francia, se señala con una flecha roja horizontal o vertical, una bola negra y una bandera roja. Por eso hay que consultar las guías náuticas de los sitios a los que vas, conocer la señalización local y llevarla memorizada, para no tener que ir a buscar el libro en un momento tan difícil como el nuestro anteayer en la entrada de Dover.

Mañana cabe la remota posibilidad de que el temporal amaine al mediodía, y como la siguiente etapa es corta (15 millas hasta Ramsgate) y además ese puerto no está limitado por la altura de la marea, igual nos decidimos a hacerla por la tarde. 

Con cuidado, navegantes.

1 comentario:

  1. Bueno, pues ya se ha reincorporado Ana, y el temporal os ha permitido hacer turismo de interior, que no está nada mal...
    Las señales, semaforicas o no, en los puertos y canales, son de las que, por lo que cuentas, más aferrados están a los costumbres y tradiciones locales, resistiendo el paso del tiempo y la globalizacion y no me extraña nada que haya tantas diferencias entre ambas orillas del canal...
    Buenos vientos (tras el temporal, claro)

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