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viernes, 7 de julio de 2023

No paseamos a Miss Daisy.

 Hola navegantes.

Ayer os decía que todo apuntaba a que hoy pasaríamos el Raz Blanchard como en una navegación de paseando a Miss Daisy. Pues no ha sido así. El pronóstico daba vientos flojos del SW mientras estuviéramos pasando el Raz. Pero se equivocó en 180 º, y de donde sopló es del NE. Eso produjo el conocido efecto de viento contra corriente (en este caso una corriente de 6 nudos hacia el Norte y un viento de fuerza 4 hacia el Sur), lo que provoca olas grandes y rompientes, en este caso de unos 2 metros. 


Estuvimos en la coctelera como media hora, y en ese momento llegamos a ver los 14 nudos de velocidad en el GPS:


Pero además hubo dos detalles que aumentaron el estrés: antes de salir del Raz, aunque ya en su parte final y habiendo pasado lo peor, se nos paró el motor. Fue una tontería: con los pantocazos se había soltado el tubo de la gasolina y se quedó sin alimentación. Fácil de resolver, pero impresionante pensar que hubiera sucedido 15 minutos antes.

Y el segundo detalle, que las boyas cardinales se prestaban a error, lo que en ese paso puede ser calamitoso. Desde lejos las veías negro-amarillo-negro, o sea, una cardinal Este, cuando en realidad eran cardinales Norte (amarillo-negro). Hasta que no veías con los prismáticos las marcas de los conos no salías de la duda, y eso con el oleaje era una labor de titanes.  La siguiente es la única que pudimos fotografiar de cerca, ya fuera del paso, pero las del Raz estaban igual.


¿La razón del error?. Que no han pintado la base de hormigón y con el tiempo y la humedad ha cogido color negro. Nos pareció una imprudencia temeraria, en el estrecho más peligroso de Francia, esa negligencia con la pintura y poner los conos tan pequeños que a duras penas distinguías su posición con los prismáticos.

Tras pasar el Raz aprovechamos el viento del NE, que fue aumentando de intensidad a fuerza 5, para llegar a Cherburgo dando unos bordos. En las siguientes fotos, Luis y yo frente a los fuertes de su entrada, y ya dentro de la protección de sus enormes espigones.



En Cherburgo hemos aprovechado la tarde para conocer un poco la ciudad con las bicis, y en el apartado de bricolajes para sustituir las poleas de la botavara. Son las que reenvían los cabos de los rizos y del pajarín,  y se me habían roto. Tuvimos la suerte de encontrar el repuesto en una tienda de acastillaje, y entre Luis y yo ha sido muy fácil reponerlas.



Mañana seguiremos hacia el Este.

Con cuidado, navegantes.

1 comentario:

  1. Un pasito más, habéis llegado a Cherburgo!. En cuanto a las cardinales, SIEMPRE! me limitó a observar los conos, pues la suciedad y/o el óxido nos pueden engañar. Si le añades que los conos en esa zona son pequeños.... Apaga y vámonos!

    Buenos vientos! (las corrientes allí son inevitables!

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