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domingo, 27 de junio de 2021

Ya nos lo merecíamos.

 Hola navegantes.

Ayer empezó el día con dos malos augurios. Primero se nos rompió la carcasa del compás. Eso lo resolvimos con masilla epoxi.




El segundo fue una amenaza más preocupante, pues se volvió loco el Navionics, que es el programa de navegación y cartografía electrónica que utilizamos. Debió ser por pasar una zona de mala cobertura del GPS, porque igual que se declaró en huelga, se reanudó. Por suerte llevo uno de repuesto en otro móvil y habría servido con ése.

A media mañana pasamos frente a Livorno. Es un gran puerto comercial y estuvimos pendientes del cruce con un enorme barco cochero, que obviamente tiene preferencia, tomando demoras con el compás para ver si nos pasaba por proa o por popa. El tema es que estaba primero levantando el ancla, luego navegando despacísimo, hasta que vimos que estaba esperando al práctico, y en cuanto embarcó avanzó hacia Livorno. 

También frente a Livorno tuvimos durante mucho tiempo a la vista, por estribor, la famosa Torre Meloria. Os hablé de ella en la entrada de 16.6.2016. Está marcando un bajo de un metro y pico en mitad del mar, y en su aspecto actual, después de otras que destruyeron los temporales, es una torre cuadrada con una puerta de arco musulmán en cada pared. Está vacía, y las puertas son sólo para no ofrecer resistencia a las olas de los temporales. Hoy el mar estaba plato, y la torre rodeada de botes de pescadores.


Los pescadores se sitúan precisamente en los bajos, la zona más peligrosa, y puede darte la falsa confianza de que aquello es navegable.

Toda la mañana fuimos a motor, pero al mediodía nos sonrió por fin la fortuna y salió un viento del W que fue aumentando hasta fuerza 5, y nos permitió una preciosa cabalgada de 5 horas con la mayor y el espinaker, y luego con el génova y el espinaker en orejas de burro, con picos de 6,6 nudos. Una gozada. Y además todas la tarde tuvimos a la vista por el horizonte la Isla de Elba y las demás del archipiélago toscano, y como la atmósfera estaba limpísima, hasta Córcega. A mí me trajo preciosos recuerdos de mi viaje anterior por esta aguas.

A las 18 h. llegamos a San Vincenzo. Es el puerto desde donde dimos el salto a Elba en nuestra navegación anterior. Sigue teniendo el mismo problema artificial que entonces. Han puesto en el espigón de babor, el de la baliza roja, una estatua de un pescador, dos o tres veces más grande que la baliza, y que como es de cobre ha adquirido color verdoso. Desde el mar se ve antes la estatua verde que la baliza roja y produce confusión, pues no sabes lo que estás viendo. Os lo conté en la entrada de 2.6.2016.



Antes de cenar fui a por gasolina porque hoy nos espera una etapa larga, y me encontré otra sorpresa desagradable. Como la gasolinera de la marina ya había cerrado fui a las de carretera. Después de recorrer tres de ellas en casi una hora porque están en las afueras, resultó que en todas tenían la gasolina mezclada con etanol al 5%, una mezcla que ya expliqué en otra entrada que no es adecuada para los fuerabordas. Así que volví al barco sin repostar.



Y aquí la dibufirma de San Vincenzo:


Con cuidado, navegantes


2 comentarios:

  1. Hola, Alvaro.
    No encuentro la otra entrada en donde explicabas lo de la gasolina con etanol y los fuerabordas, podrias indicarme que fecha o el enlca directo para leerlo.
    Un saludo y buen viento.

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  2. Hola Daniel. Lo conté en la entrada del 11.12.18. Un saludo.

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