Hola navegantes.
Hoy salimos sin prisa de Talamone haciéndosenos la boca agua por el buen día que nos esperaba: una navegación corta, contornear el Monte Argentaria y llegar a una ensenada preciosa donde hay dos puertos contiguos, para elegir.
Salimos sobre un mar que parecía un baño de mercurio y creaba unos escenarios de postal, pero claro, eso no hace andar a un velero:
Pero lo malo no es eso. Es que en ninguna de las dos marinas tenían plazas libres. Se ve que los navegantes de Roma han aprovechado el puente para venir aquí. Nos hemos tenido que limitar a conocer el sitio desde el mar y buscar un lugar de fondeo en la playa.
Así que hoy dormiremos fondeados. Mal rollo, porque se descansa peor y mañana nos espera una etapa larga (unas 35 millas hasta Civitavecchia) y como no contestan al teléfono tampoco estamos seguros de que allí haya sitio.
Y en el fondeo ha hecho tanto calor que por primera vez en esta navegación he sacado el toldo de la bañera, ese que me hice con una vela vieja para la navegación a Elba, y que llevaba 5 años en el barco dentro de su bolsa. No hace falta decir que en Santander es innecesario.
Con cuidado, navegantes.
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