Hola navegantes.
Yo no soy de los que escucha el Himno Nacional llorando, pero respeto las expresiones de patriotismo. Y una de ellas es el tema de las banderas en el barco. Esta regulado hasta su tamaño relativo, y no está bien que la Nacional sea más pequeña que la de cortesía, que es la del país que visitas. A lo mejor a algún gendarme francés no le gusta la mía. Ya es la tercera navegación por Francia con ella, y está un poco descolorida:
Por supuesto le faltaba el cabito de amarrarla y se lo tuve que coser, y ya luce en nuestro obenque de estribor.
En la Capitanía de Narbona regalaban un curioso estuche para el tabaco, para no dejar colillas en la playa. El texto explica los peligros de las colillas, especialmente que una colilla poluciona 500 litros de agua, y tiene 4.000 productos tóxicos, de los cuales 50 cancerígenos.
Y ofrece una solución para no dejarla en la arena de la playa. Se mete por una ranura bajo la cajetilla y se apaga por falta de oxígeno. Luego se tiran todas las apagadas en una papelera. Una buena iniciativa para tener la playa limpia y respetar a los demás.
Hoy salimos de Narbona a las 8.30 con dirección a Sete. Y ha sido una navegación maravillosa con el viento siempre de través o por la aleta, con la mayor y el espinaker, 28 millas en 7 horas y media y bajo un sol abrasador. A media tarde estuvo amenazándonos una tormenta situada sobre Sète, pero no llegó a alcanzarnos. A mitad de camino dejamos a babor el Islote Brescou, con un fuerte construido ocupando toda su superficie que le hace parecer desde lejos un barco:
Sète es el puerto de la entrada al Etang de Thau, un mar interior del que os hablé en la entrada de 22.3.16. Fuimos a recorrer la ciudad y me trajo unos recuerdos preciosos de cuando estuve aquí con Ana al volver de la Isla de Elba. Y también algunos angustiosos, como cuando confundimos el camino por los canales y pasamos con el Corto Maltés por debajo de este puente:
Os prometo que es verdad. Lo conté en la entrada de 14.1.17.
Vimos también una escuela de un "deporte" local que llaman "las justas". Es un combate como los medievales en que se enfrentaban dos caballeros con una lanza a ver quién derribaba al otro del caballo, pero desde una barca de remos:
El contendiente se sitúa arriba de esa especie de escaleras con un palo y un escudo, y se enfrenta al de la otra barca mientras los otros de su equipo reman. Lo practican hasta los niños, y en la escuela han hecho una réplica para poder ensayar en tierra sin caerse si agua:
¡Lo que se inventa!.
Mañana el pronóstico da unos vientos muy flojos por lo que posiblemente tengamos que avanzar a motor. Ojalá se equivoque.
Hasta mañana, navegantes.
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