Hola navegantes.
Hoy por fin nos sonrió la fortuna y hemos tenido una navegación magnífica, hasta Niza casi en un solo bordo. Fueron dos, pero uno impuesto por la zona de exclusión del aeropuerto de Niza, que prohíbe la navegación en un amplio rectángulo a cualquier barco de más de 4 metros de altura, lo que incluye, obviamente, a los veleros.
En la entrada al puerto, al bajar la mayor, se rompió el cabo que la sujeta a la perilla del palo, que se llama el amantillo, y con el viento se quedó arriba y no le alcanzaba ni con el bichero. Con el susto y los equilibrios para recuperarlo nos distrajimos y no supimos interpretar el semáforo portuario, y nos metimos cuando no se podía. Estaba saliendo un megayate y nos cruzamos en la bocana, aunque sin ningún peligro. No obstante estaba esperándonos un oficial uniformado de la Capitanía que nos dijo que nos acercáramos, y nos echó una pequeña reprimenda. Cuando le expliqué la razón y vio el amantillo colgando de la punta del palo nos perdonó la vida, aunque yo creo que su lengua seguía vibrando cuando nos alejamos.
Nos han dado amarre al fondo del Puerto, como casi siempre al lado del colorido mundo de los pescadores:
Sin prisa hemos ido Ignacio y yo a recorrer esta preciosa ciudad, de las que se sitúan al nivel de las personas. Al ser sábado estaba abarrotada. Me hace gracia el truco de convertir una playa en 18, a base de fraccionarla artificialmente y renombrada cada pocos cientos de metros. En la primera foto veis que es una sola (por cierto, de piedras, no de arena) y en la segunda cómo la han dividido para poder decir que Niza tiene 18 playas:
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