Hola navegantes.
Nuestras navegaciones nunca empiezan a toda orquesta sino de una forma bastante prosaica. Entre ayer y hoy hemos preparado el barco para el transporte por carretera. Hay que quitar las velas, doblarlas y encontrar sitio en el barco para ellas.
Muchas veces te encuentras sorpresas inesperadas. En esta ocasión el vástago del grillete de la trapa saltó como si fuera una cerilla.
Si hubiera saltado navegando podría habernos dado un buen susto. Como en el barco todo se aprovecha, con los restos he hecho un gancho para colgar los chicotes de las drizas que echamos hacia dentro al navegar a vela.
Después engrasamos todos los cadenotes para evitar sorpresas al aflojarlos (a veces por falta de uso están gripados) y medimos su longitud de enroscado para dejarlos igual cuando reinstalemos el mástil. Así evitamos las tediosas operaciones para ajustar su posición erguida.
A las 17 h nos citamos con José Luis, el transportista, en el muelle pesquero de Santurce. Quitar el palo, comprobar toda la jarcia, sacar el barco, calzarlo bien en el camión, y finalmente atar el palo en la cubierta.
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