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viernes, 25 de junio de 2021

Playas de mármol de Carrara.

 Hola navegantes.

Por desgracia hoy ha sido otro día de mucho motor. Ya sé que no es tan malo como el hongo atómico, pero vaya si jode. Salimos de Portovenere para conocer la bahía de La Spezia, situada inmediatamente al Este y muy cerquita, pero separada por un cabo que oculta al precioso pueblecito todo lo feo que tiene detrás. Es una bahía enorme donde se alberga una base militar, un puerto comercial, una central petrolera y un muelle de ferries. 


Está cerrada por una escollera enorme, de casi una milla y media, para frenar el oleaje, y que se puede atravesar por dos canales de navegación, uno en cada extremo. El del oeste está protegido por artillería militar.


Después de ver Portovenere hace raro ver esos tinglados, esas grúas, esos mercantes, y esos ferries que ahora estaban fondeados con todas las persianas cerradas por falta de clientes.

A continuación pasamos junto a la Torre Escuela, que obviamente nunca ha sido una escuela y no sé la razón del nombre. Fue una fortaleza para ubicar la artillería que protegiera la entrada de Portovenere. Ahora es un faro y está medio destruida.

Por la mañana salió un céfiro del S que nos permitió navegar a vela, ciñendo pero a rumbo directo, poco más de una hora. Pero no duró más. Entonces estábamos pasando frente a las montañas de Carrara, de donde se extrae el famoso mármol blanco. Es muy raro porque ves vetas blancas como si fueran neveros, y parece una alucinación ver nieve tan cerca del mar y con este calor.


Al mediodía empezamos a ver en el horizonte la Isla Gorgona, de la que os hablé ayer. Estaba a casi 30 millas de nosotros, pero la limpieza del aire permitía verla con nitidez. Yo tuve un pensamiento para los internos que cumplen allí su pena, que en vez de lamentarse de no poder ir, se lamentarán de no poder salir.

A primera hora de la tarde llegamos al puerto de Pisa, que se llama "Boccadarno", que significa "desembocadura del Arno", que es el río que atraviesa la ciudad de Pisa y que desemboca aquí. Nos quedamos en el puerto exterior, porque en los del interior del río te arriesgas a no poder salir el día siguiente si se levanta viento u oleaje que se oponga a la corriente del río (se forman olas rompientes). Eso pasó cuando estuvimos aquí al volver de la Isla de Elba. Si queréis verlo en un video, id a la entrada del 19.6.2016.

Las playas de Pisa se ven muy blancas desde el mar, y es porque las hicieron artificialmente con mármol picado de las montañas de Carrara. Los pisanos están muy orgullosos, pero para bañarse o tomar el sol allí hay que ser un faquir.


La marina Boccadarno es muy reciente y tiene modernidades curiosas. Por ejemplo, aparcamiento cubierto para los amarristas, donde además del coche pueden dejar el anexo o todos los abalorios necesarios para navegar.




Y también, un doble circuito de agua: la potable en azul, y la no potable (para baldear) en marrón. Cuidadín con confundirse.



Pero lo malo es su entrada, que tiende a colmatarse con los sedimentos del río, que desemboca justo al lado, y eso hace que se formen olas rompientes a la mínima. Nosotros hoy entramos con olas como de medio metro por la popa, pero no rompían.


Y aquí la dibufirma de Boccadarno, la marina de Pisa:


Con cuidado, navegantes.

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