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jueves, 10 de junio de 2021

Una botadura de infarto.

 Hola navegantes.

Ayer trajimos el Corto Maltés por carretera hasta La Nouvelle. Fue un viaje pesadísimo al sol, de casi 9 horas. En la parada para comer, y aprovechando que el barco estaba en seco, le di otra capa de patente en las superficies donde estaba más gastadada (timón y línea de flotación).

Todo el día estuvimos haciendo gestiones para localizar el sitio para botarlo. Entre mi amigo Ignacio, que me acompañará hasta Niza y había llegado a la Nouvelle antes que yo, y yo por teléfono, contactamos con las 3 capitanías (la deportiva, la del Puerto pesquero y la del Puerto comercial) y algunos comerciantes náuticos locales, y ninguno tenía claro cómo proceder para echar al agua un barco que venía de España, en un camión español, y que sólo les pedía un sitio donde echarlo al agua con sus propios medios. Y el sitio que había localizado Ignacio resulta que lo cerraron con llave un poco antes de llegar nosotros.

 Finalmente utilizamos el sitio que yo ya conocía de la vuelta a España, un pequeño pantalán a la entrada del brazo de mar que lleva a La Nouvelle. El problema, que había que salvar con la grúa una distancia de unos 6 u 8 metros, hasta el otro lado del pantalán, y pasar el Corto Maltés por el aire por encima de ese pantalán. A mitad de la maniobra, con el barco tan alejado del camión y el brazo de la grúa estirado en horizontal, empezaron a levantarse del suelo las patas del camión del lado contrario. Me vi con el barquito estrellado en el pantalán y con el viaje abortado, como en estos vídeos de YouTube que te dan la risa cuando les pasa a los demás. Y que todo terminase en algo lucrativo para los abogados. Por suerte suspendimos a tiempo la maniobra, y la repetimos en el extremo del pantalán que estaba más cerca del muro, después de cambiar de sitio una barquita que lo estaba ocupando. 


En la foto veis el pantalán que había que salvar con el brazo de la grúa.

Allí todo se desarrolló bien,  nos cambiamos a la marina deportiva, y hoy dedicaremos la mañana a recolocar todo en el barco (la jarcia, las velas, la electricidad del palo, renovar los cabos deteriorados, etc.) y a una limpieza general, que después de un transporte en camión el barco queda como el almacén de un carbonero. Esperamos salir a navegar por la tarde, y la etapa la decidiremos según el viento que encontremos.

Y desde aquí mando un saludo a José Luis, el camionero que me ha traído el barco, que en vez de salir a navegar hoy se mete las 9 horas de vuelta para Santurce.

Hasta mañana, navegantes.

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