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miércoles, 26 de junio de 2024

A Cambados en bici.

Hola navegantes. 

La marina de Vilanova de Arosa es la primera de este viaje en que hemos encontrado problema de plazas. Esta orilla de la ría tiene pocas marinas y es mayor la demanda. Al parecer tienen ya comprometido todo el año y nos han dejado la plaza de un amarrista que ha salido. El ambiente al salir del pantalán es como el de Xufre: el área de carenado y reparaciones. A cambio los baños y duchas están recién renovados y han sido lo mejor del viaje hasta ahora: unas duchas tan limpias y blancas que ves irse por el desagüe lo que ya considerabas parte de tu moreno.

El carril bici a Cambados discurre pegado a la ría, y la mayor parte es de todo uno y tierra, sin asfaltar, y en un momento tuvimos que pisar el lodo negro de un entrante de la ría. Un poco asqueroso, la verdad. Pero a la vuelta, por evitarlo, fuimos por la carretera nacional y es aún peor, por el tráfico.

Cambados es un bonito pueblo famoso por sus pazos, sus palacios y sus edificios religiosos. Por ejemplo las ruinas de la Iglesia de Santa María Dozo,  sobre las que se ha gestado un cementerio, y que aún conserva un altar con su crucifijo y todo: 



o la plaza y Palacio de Fefiñáns, la foto icónica del pueblo.

Como anécdota, en la iglesia de San Benito venden unos botucos de aceite de oliva virgen a 3 euros (unos 100 euros/litro) que hace competencia desleal a los dermatólogos, porque dicen que cura las verrugas, el eccema y la psoriasis (es sólo aceite de oliva y se unta). Es caro pero es porque está bendecido por San Benito. Es curioso lo que consiguen hacer creer los de falda negra de cuello para abajo cuando predican a convencidos.


Cambados tiene un puerto pesquero lleno de rocas y que en su mayor parte se seca en bajamar, inaccesible para la mayoría de los veleros y sin marina deportiva. Como curiosidad, hemos visto usar como material de construcción las conchas de los mejillones, rellenando bloques de barras de hierro armados, como ya vimos en Arcachón con las conchas de ostras:


Tiene también un islote, el de San Sadorniño, unido a tierra por un puente peatonal, donde sobreviven los restos de una torre. El islote tiene una playita de arena blanca. La torre estaba entroncada con otras de la costa para anunciar, mediante señales luminosas, la presencia de piratas que se dirigieran a Compostela. Se abandonó en el siglo XVIII.




A mi me han gustado más la torre y el islote que todos esos edificios antiguos que a los de Cambados les ensanchan el pecho hasta estallar. Y no os digo nada si lo hubiéramos visto en el ocaso, cuando el sol es un rescoldo detrás del horizonte. Aunque seguramente se debe a mi ignorancia artística. A ver lo que dura ese resto arqueológico, porque en pleamar el agua le moja los cimientos.

 Mañana intentaremos ir a la Isla de La Toja. 

Con cuidado, navegantes.

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2 comentarios:

  1. Hola Álvaro, ayer 26 a las 15:00 ataque de orcas a un velero frente a la isla de Sálvora, ya están por Galicia. En orcas.pt viene la posición.
    Un abrazo, José Antonio

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    Respuestas
    1. Vaya!, sí que es raro porque hasta ahora no habían subido del Cabo de Sines. Si se confirma estamos cerquísima, hoy en La Toja y mañana pensábamos ir a Sálvora.

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