Hola navegantes.
Ayer fue un día de normalidad en los canales. Salimos de Saint-Medard-Sur-Ille a las 9 y llegamos a Rennes a las 15.30 h. después de hacernos 14 millas y pasar 12 esclusas. Todo el tiempo con un solecito agradable, una temperatura media y encima las esclusas descendentes, que son más cómodas de pasar. Entras en el vaso de la esclusa lleno, y se vacía al otro lado de las compuertas, donde se forman las olas y los remolinos sin afectarte. El barco desciende suavemente, como si estuvieras en un ascensor. Lo único malo, que al recuperar las amarras hacia abajo arrastran mucha suciedad del suelo y el barco se ensucia mucho de yerbas y piedrecitas. Llevamos un cubo preparado para baldear con el mismo agua del río (que es dulce) al salir de cada una.
Ya hemos dejado atrás la zona peor de algas, y como hoy entraremos en el Río Vilaine, donde el agua está menos estancada que en los canales, supongo que ese problema podemos darlo por terminado.
En la esclusa 5 (Gacet) nos tocó sufrir la informalidad de unos navegantes, no de los escluseros. Nos habíamos parado allí para comer sabiendo que había dos barcos esperando para pasar en sentido ascendente, y que nosotros bajaríamos después de pasar ellos. Pues al llegar el esclusero a las 13.30 no sólo no estaban preparados, sino que estaban pescando y paseando a un bebé en su sillita por el camino de sirga, sin tener en cuenta que su retraso también nos afectaba a nosotros. Perdimos tres cuartos de hora en meterles prisa y que pasaran. Uno de ellos era un velero desarbolado, el primer velero que nos encontramos en esta travesía por los canales, prueba de lo poco que se usan ya por los navegantes. Y además éste iba sin el palo (no le llevaba tumbado) y arrastrando una moto de agua casi tan grande como el velero. Evidentemente no era un navegante de mar.
Más tarde, revisar el fueraborda vi que se estaba desgastando el tubo de alimentación de la gasolina donde atraviesa el mamparo:
Ya os dije que en una navegación larga (más de 2.000 millas este verano) el barco sufre el desgaste que otros navegantes experimenten en muchos años. Con las propias vibraciones del motor se roza el tubo y se desgasta, con el riesgo de tener una fuga de gasolina de consecuencias graves. Fue fácil de resolver cortando un trozo del tubo.
En Rennes nos hemos quedado en el mismo atraque de la ida, un muelle de piedra con agua y luz gratuitas, y con la posibilidad de usar el aseo y las duchas del Albergue de Juventud en la otra acera.
En los próximos días descenderemos por el Río Vilaine hacia el mar. Tenemos una cita para arbolar el barco el Folleux, con el mismo gruista que a la ida, el día 16, y posiblemente volvamos al agua salada el 17.
Con cuidado, navegantes.
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Me alegro mucho de que haya vuelto la normalidad de la navegación fluvial y con buen tiempo, con la salvedad del retraso por culpa de egoístas de los que no suelen faltar.
ResponderEliminarYa mismo estaréis de nuevo en el mar, cosa que agradecerá mucho el Corto Maltés y su motor. A propósito, si el agujero en el manparo que atraviesa el tubo de la gasolina lo permite, puedes coger un trozo de manguera de agua de unos 10 o 15 cm de largo, abrirlo a lo largo, y colocarlo como una "camisa" encima del tubo de la gasolina y lo fijas con unas bridas, y evitas disgustos futuros.. .
Qué continúe la normalidad de la pasada etapa!....
Gracias por la idea. Ya lo había pensado, pero el tubo tiene que quedar libre porque a veces, en los puertos difíciles, tengo que girar el fueraborda dentro del pozo para la maniobra. Y al girarlo, el tubo de la gasolina tiene que poder moverse. En caso contrario se arranca de la conexión con el motor y el fueraborda se para.
EliminarGracias por seguirnos.