Hola navegantes.
Ayer dedicamos el día a resolver el tema del desarbolado y a recibir a Ana.
Respecto al desarbolado, ya os dije que se presentaba difícil. De los dos astilleros que lo hacen en Saint-Malo uno está de vacaciones en agosto y el otro no podía hacerlo antes de una semana.
El puerto de Sablons, donde nos hemos quedado, tiene una grúa con la que sacan los barcos del agua con su propio personal pero no hacen desarbolados. He preguntado muchas veces por qué, pero nadie parece saberlo. Alquilan esa grúa por medias horas pero tiene que manejarla personal titulado. Entonces el problema pasó de buscar una grúa a buscar un gruista. En la foto, ese oscuro objeto del deseo:
De los dos contactos que me dieron, uno no contestaba y el otro era de los ambiguos. Me dijo que el trabajo lo hacía él completo con su personal, o sea, no podíamos hacerlo nosotros y él limitarse a la grúa. Pensaba venir con otros ayudantes para soltar los obenques, la jarcia móvil, desconectar la electricidad, amarrar el palo tumbado, etc, lo que hemos hecho siempre nosotros mismos. No me dijo el presupuesto ni la fecha, me llamaría más tarde para concretarlo.
Volviendo al barco vimos a dos hombres que iban a botar un velero de regata desarbolado y lo iban a arbolar en el agua. Nos enrollamos con ellos y el patrón resulta que tiene la formación necesaria y puede trabajar con la grúa. No tardó en ofrecerse para ayudarnos, y me dio la impresión que desinteresadamente. Quedamos en hacerlo hoy por la mañana, que hablaríamos después de la regata.
Con eso resuelto recibí la llamada de uno de los empleados del ambiguo, pero ya no me molesté en pedirle detalles, y le dije que ya no le necesitaba.
Más tarde recibí otra llamada, esta vez del taller Saint Samson. Es uno de los talleres de Plouer sur Rance, el primer puerto dentro del río La Rance y donde había arbolado en el viaje de ida, diciéndome que estaba disponible hoy. No me acordaba de él porque le había dejado un recado en el contestador hace un par de días y no me había respondido, y en el viaje de ida me había dicho que estaría de vacaciones. Le dije que se lo agradecía pero que ya lo tenía resuelto. Así pues, en pocas horas había pasado de no tener ninguna opción a tener tres.
Después de comer recibí la llamada del regatista para quedar hoy pero a las 15 h., no por la mañana como habíamos quedado. Prefiriendo hacerlo a esa misma hora pero ya el Plouer sur Rance, dentro del río y habiendo avanzado el camino, se lo agradecí mucho y le dije que lo haría en Plouer.
Al atardecer llame al del taller Saint Samson y me dijo que su gruista se había puesto enfermo, pero que si se había comprometido conmigo que estaría en la cita. Así pues, es posible que vuelva a estar el la posición de partida, con cero opciones, pero no lo sabré hasta esta tarde en Plouer Sur Rance.
Pero lo más importante del día fue recibir a Ana, porque como dice Sabina, con ella cerca las amarguras no son amargas.
Lo malo, que era su cumpleaños y tuvimos que dedicarlo a todos las preparativos del barco para desarbolar, que ya os he contado otras veces. Media tarde trabajando. Aprovechamos para recortar unos centímetros la driza del génova, que se estaba desgastando en el punto de roce:
Siempre hay que aprovechar el desarbolado para revisar la jarcia y resolver lo que esté mal. Esta vez, cuando baje el palo (si es que lo consigo) tengo que revisar la polea de la driza del espí, que va dura.
Luego nos fuimos a disfrutar de Saint-Malo y a desconectar un poco de las incertidumbres del barco. Hoy pasaremos la esclusa del Río La Rance, la de la presa mareomotriz, y a ver qué nos depara el día.
Con cuidado, navegantes.
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Pues solo me queda desearos toda la suerte del mundo en tan controvertida maniobra.
ResponderEliminarEstoy seguro que, como es ya habitual, todo saldrá finalmente bien, es como si siempre tenga que haber un primer período "negativo" por el que hay que pasar...
Crucemos los dedos...