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sábado, 4 de junio de 2022

Cedeira, una bahía mágica.

 Hola navegantes.

Finalmente ayer en Ortigueira se nos arregló todo. Conseguimos contactar con un miembro de la directiva de los atraques y nos abrió la puerta, además de dejarnos pasar la noche en su marina sin cobrarnos nada. Gracias, Miguel. Hemos puesto un apunte en la aplicación "Navily", que se consulta mucho para encontrar marinas y fondeaderos, para que nadie se llame a engaño de lo que va a encontrar en Ortigueira. Es una pena porque el sitio lo merece, y es más bonito que las rías que la preceden.

Porque, en efecto, al salir esta mañana con la pleamar, todo lo que ayer fue angustia, estrés y preocupación por las rompientes, la bajamar y la tormenta, se ha convertido en un abra de paz, un paisaje fluvial y campestre con veleros fondeados, reflejados en el espejo de agua.

Hasta la Isla de San Vicente, donde ayer encontramos las rompientes, parecía hoy plantada en un baño de mercurio:

Salimos de la ría y afrontamos el Cabo Ortegal, que también despide una restinga hacia el Norte que parecen dientes de sierra:

El mar estaba tan tranquilo y sin viento que nos permitimos atajar, pasando entre los picos del serrucho:

Luego seguimos por la costa ártabra, ya descendiendo hacia La Coruña, pero casi sin viento y apoyados por el motor, hasta llegar a Cedeira. Es una profunda bahía donde desembocan dos ríos, que me recuerda mucho a algunas esquinas de la bahía de Santander. Un plano de agua protegido, con un muelle pesquero, playas de arena blanca y muchas vegetación adornando las orillas:

Nos hemos quedado abarloados a un pesquero en la zona del travelift y los astilleros:

En estos amarres tenemos una entrada curiosa al barco, a través de un hall con cierto olor a pescado:

Hemos dedicado la tarde a intentar resolver un problema con la carga del panel solar, a comprar gasolina (la gasolinera está fuera del pueblo, en la carretera) y a recordar el precioso pueblo, que yo ya conocía pero Daniel no.


Tiene un precioso monumento a la mujer del pescador, "compañera en el trabajo y en la vida":


Y otro, del Principado de Asturias,  en homenaje a los represaliados republicanos de la guerra civil presos en un campo de concentración que hubo en Cedeira. Se instaló en una fábrica de salazón y acogió a más de 1.000 presos donde las previsión era para 200. La mayoría eran asturianos. Las chicas de Cedeira, a las que llamaban "as madrinas", intentaron aliviar su sufrimiento dándoles conversación, pequeños regalos y lavándoles la ropa.



Al acabar la tarde ha venido a saludarnos un seguidor del blog, Jesús Barcia, que tiene su velero "Simbad" aquí en Cedeira, y hemos compartido una larga conversación sobre temas náuticos, nos ha aconsejado sobre lugares y precauciones en nuestras próximas etapas, y se ha ofrecido para ayudarnos en cualquier necesidad. Así da gusto viajar, gracias, Jesús.

Mañana esperamos llegar a La Coruña, donde se incorpora Ana a la tripulación el lunes.

Con cuidado, navegantes.

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