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martes, 21 de junio de 2022

Mucho, mucho motor.

 Hola navegantes.

Hoy salimos de Cedeira con pronóstico de poquísimo viento, y además de cara. Y por desgracia se cumplió. Nos hemos hecho 38 millas en casi 10 horas, y todas a motor. En la foto, Miguel al pasar el Cabo de Ortegal, con sus famosos picachos.

Después de las paliza queríamos conocer el puerto de San Ciprián, entre Alúmina Española y Burela. Es un puerto raro, raro, porque han bloqueado las olas con un muro construido encima de unos escollos, el islote Anxuela, frente al puerto. Eso ha dejado dos entradas estrechísimas y con poquísimo calado (la entrada del Este, la que recomienda la Guía Imray, 0,8 metros) muy peligrosas.



Llegamos a la trampa recién salidos de un chubasco, y poco antes de la entrada cogimos unas algas con la hélice, que por suerte pudimos quitar con el bichero sin sacar el motor, no me imagino si hubiéramos tenido que sacarlo allí. 



Después de una entrada estresante con la orza y el timón subidos, llegamos a una dársena enana con un pantalán pequeño, con cabida para un solo barco. Algunas barcas habían echado cabos entre el pantalán y su boya para acercarlas al embarcar, y claro, uno de esos cabos se trabó en nuestro fueraborda. Aunque lo soltamos enseguida añadió estrés al que ya traíamos. Y para rematarlo todo, el pantalán no tenía cornamusas para la popa y bailaba rock and roll aunque aparentemente no había olas. Mientras yo preguntaba a un paisano el mejor sitio para amarrar, Miguel a duras penas conseguía que el barco no se destrozase con el pantalán. Creedme, San Ciprián no es un sitio para entrar con un velero.


Ante lo visto decidimos que allí no nos quedábamos y retrocedimos al Portiño de Morás, que conocimos a la ida y nos encantó (ver entrada de 2.6.22). Aquí estamos ahora refugiados de la lluvia descansando de una jornada agotadora.

La parte buena, que hemos salido de la zona peligrosa de los ataques de orcas sin incidentes, porque la manada sigue en el Estrecho de Gibraltar, eso sí, allí haciendo de las suyas.



Mañana intentaremos llegar a Ribadeo, una etapa de sólo 21 millas, donde esperamos tener una tarde libre y descansar.

Con cuidado, navegantes.

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