Mucho viento hasta Ferrol.

 Hola navegantes.

Ayer salimos de Puenteume a mitad de la marea creciente según lo previsto. Nos fijamos que antes del puente han puesto una estatua de la Virgen en unas rocas, como para tener a quién encomendarte al darte cuenta de dónde te metes.

Siguió una rapidísima navegación hasta Ferrol, porque salió un viento muy fuerte del Nordeste (en altamar de fuerza 7, dentro del golfo era menos) que nos entraba por la aleta y luego por el través de estribor, el mejor rumbo para un velero, y solo con el génova íbamos a rumbo directo a 5 nudos. 

Hasta que llegamos a la ría de Ferrol, que tiene dirección SW-NE, y allí el viento se encañonaba y nos entraba justo de cara. Como la Ría es tan estrecha era imposible dar bordos dentro de ella, y además atravesando continuamente el canal de los mercantes, y tuvimos que entrar las últimas 3 millas a motor. Un tramo sin parar de dar pantocazos, contra un viento de cara de fuerza 5 con rachas de 6, pero a buena velocidad porque la marea todavía estaba subiendo y nos empujaba para dentro.

A mitad de la ría están los  castillos de San Felipe a babor

 y de Nuestra Señora de la Palma a estribor

uno enfrente de otro, que han hecho famosa la entrada de Ferrol por la sensación de seguridad que dan frente al enemigo, y su belleza estética. Son del siglo XVII.

Finalmente recalamos en la dársena de Curuxeiras, en pleno centro de Ferrol. Como siempre, parecía mentira aquella tranquilidad después de la coctelera de donde veníamos.

Dedicamos la tarde a conocer sin prisa Ferrol, una ciudad llena de monumentos militares y religiosos. Como curiosidad, mirad el muñeco que exhibían en una tienda de antigüedades:

Cuando yo era niño era normal, seguramente ahora heriría la sensibilidad de alguien si se regalase a un niño o a una niña.

Hoy estaremos en Ferrol y mañana cerraremos el recorrido del Golfo Artabro volviendo a La Coruña.

Con cuidado, navegantes.