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jueves, 5 de agosto de 2021

Volvió el viento.

 Hola navegantes.

Ayer dedicamos la tarde, después de una buena siesta, a recorrer Crotone. Tiene poco que ver, un museo arqueológico y el Castillo de Carlos V, ese al que una periodista que no se sabía los números romanos llamó "Carlos Palito de España y Ustedes de Alemania". 


También me sorprendió ver una costumbre que había hace años en España, la de poner un muro al público con las esquelas de los fallecidos, para que se sepa en el pueblo. Lo hemos visto en muchos pueblos de Calabria y de Sicilia.


Y por fin hoy hemos tenido un día de auténtica vela. Salimos de Crotone sin prisa para una etapa corta hasta Ciro Marina. Y nos beneficiamos de un viento del Sur de fuerza 5, como el del estrecho de Mesina, que nos llevó la mitad del viaje a 5-6 nudos sólo con el génova. Luego roló al NE, con un poco menos de fuerza, y terminamos la navegación con las dos velas bien impelidas. Hoy el motor no se lució.

Ciro Marina es un puerto pesquero con algunas plazas para veleros deportivos. A los grandes los acomodan abarloados a los pesqueros (sin luz ni agua) pero a nosotros nos dieron plaza en un pantalán con agua, sin luz. Además al lado de una ferias. A mí normalmente no me importa no tener electricidad, pero en esta ola de calor es un suplicio. No podemos encender los ventiladores ni la neverita, los únicos lujos que tenemos en el Corto Maltés. Y al ir al edificio de las duchas, que en realidad es la ducha del marinero de guardia que te la deja, resulta que habían cortado el agua 3 días y no se acordó de decírnoslo. Nos duchamos con la manguera del pantalán.

Con tanta cutrería junta le insistimos al marinero que necesitábamos la electricidad para cargar la batería de cara a la etapa de mañana, y entonces se acordó que la farola del Puerto, que se enciende de 20.30 a 6.00, tiene la puerta de la caseta de su base forzada, y allí hay un enchufe. Por supuesto hemos cambiado el barco de sitio y hemos utilizado la farola. Ahora mismo estoy escribiendo debajo de un ventilador, con una bombilla de 220 sobre la cabeza, y escuchando el run run de la neverita. La buena vida. Aquí podéis ver nuestro paraíso y, a la derecha, la farola.


Si Crotone tenía poco que enseñar, Ciro Marina, por desgracia, menos. Andando por sus calles interiores casi nos chocamos con una bolsa de basura en levitación. Algún vecino ha encontrado la manera de bajar la basura sin tener que bajar a bajar la basura, ese compromiso tan incómodo de todos los atardeceres:


Lo gracioso es que le admitan el procedimiento, porque si cunde la costumbre va a ser divertido andar por la calle de noche.

Hasta mañana, navegantes.

1 comentario:

  1. Buenas. Lo de la bolsa de basura igual es por los gatos.
    Animo que viene la cuesta arriba.
    Sois un ejemplo.
    Jesús.

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