Hola navegantes.
Hoy salimos de Milazzo con intención de cruzar el estrecho de Mesina. Una etapa que me recordó la vuelta a Francia y las etapas de Normandía, en que lo que dictaba la planificación era la hora de la marea. Teníamos que estar en la boca Norte del estrecho hacia las 15.40 h, después de consultar las tablas de las corrientes y ver que a esa hora empezaba a tirar la corriente hacia el Sur, con un pico de 3,2 nudos.
Las grandes corrientes se producen por las diferentes horas de la marea en el Tirreno y en el Jónico, y en las tablas "montante" no significa que la marea sube sino que tira hacia el Norte, y "scendente" no significa que la marea baja sino que tira hacia el Sur. Las tablas de publican para cada mes del año, como en Cantabria las de mareas.
El pronóstico de viento era de muy flojito hasta el mediodía, y luego de componente Norte de fuerza 3, o sea perfecto para bajar el estrecho a favor del viento y la corriente.
Así que hicimos la primera mitad del viaje apoyados por el motor. Pero cuando llegamos a la boca Norte del estrecho lo que hubo fue un viento del SE, que aquí llaman "sirocco", inicialmente de fuerza 5 que nos obligó a rizar el Genova, y más tarde de fuerza 4. En la siguiente foto en la entrada del estrecho, frente a las torres que llevaban la electricidad a Sicilia hasta los años 90, en que se sustituyó por un cable submarino. Al fondo el Continente, en primer término Sicilia.
El Sirocco es un viento fuerte y racheado que viene desde el Sáhara. En origen es seco, pero al atravesar el Mediterráneo se carga de humedad y llega a Italia caliente y húmedo, incomodísimo, con mala visibilidad y nubes bajas. Por si fuera poco íbamos viendo el humo de los incendios de Sicilia, que están siendo noticia en los periódicos en esta ola de calor que nos azota. Más tarde, en la marina, nos seguiría llegando su olor aunque ya no lo viéramos.
Para cruzar al otro lado del estrecho hay que atravesar un dispositivo de separación de tráfico para mercantes y hay que notificar a los controladores tus intenciones. Les llamé por la radio cuando estábamos en la orilla siciliana cerca de Mesina, y me dijeron que podía pasar y que prestara muchas atención a los transbordadores. Una advertencia innecesaria porque ya íbamos pendientes de ellos, llegando a contar hasta 7 cruzando el estrecho por delante de nosotros, y teniendo que maniobrar para esquivarlos porque tienen preferencia. La parte buena, que en la aplicación "OnCourse", donde se ven todos los barcos que te rodean y si van a rumbo de colisión, fijaos cómo aparecía el Corto Maltés: más grande que los ferries de 4.000 toneladas que nos rodeaban. Con esa imagen cualquiera se viene arriba:
El grandote del centro es el Corto Maltés.
También vimos unos barcos curiosísimos que se usan para divisar el pescado (sobre todo atunes y peces espada) cuando atraviesa el estrecho en sus migraciones. Tienen una torre metálica más grande que el propio barco (las hay de 15 metros de alto) encima de la cual hay una silla desde donde el capitán otea el horizonte y a la vez dirige el barco. Naturalmente sólo pueden navegar en tiempo calmado. Al parecer el pez espada duerme en la superficie y le arponean antes de que se despierte.
A última hora de la tarde llegamos a Regio Calabria, el último puerto antes de la larguísima etapa de mañana, 60 millas hasta Rocella Iónica. Justo en la entrada, y expuestos al tráfico de entrada y salida del gran puerto, el motor trabó el hilo de una nasa de pesca y se paró. Tuvimos que sacar el fueraborda a lo me cago en diez, cortar el hilo, volver a instalarlo, y todo ello cruzando los dedos para que el viento no nos llevará contra las rocas ni le diera por salir en ese momento a un transbordador. Por suerte todo salió bien, y aquí podéis ver al culpable:
Es increíble que alguien ponga "eso" a la entrada de un puerto, pero es que hay muchos egoístas que hacen lo que les sale de la peineta, como si los demás humanos no existieran.
Con cuidado, navegantes.
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