Hola navegantes.
Esta mañana salimos de Cattolica con destino a Rimini, una etapa corta para llegar a tiempo a recoger un coche de alquiler. Hubo un viento del NW (de cara) que nos hizo dar varios bordos, y llegamos a Rimini antes de comer. La ciudad de reconoce desde lejos por un rascacielos (le veíamos ya ayer antes de Cattolica):
y de más cerca por una caseta de pescadores y un restaurante en la punta del espigón:
A primera hora de la tarde fuimos en bici al aeropuerto de Rimini a recoger el coche. Debe tener pocos vuelos, porque la oficina de alquiler (elegimos la del aeropuerto porque es la única que abre los domingos) está en la zona de las salidas internacionales, y aquello estaba desierto como tras una bomba de neutrones. No había nadie, ni pasajeros ni personal, y cuando llamé por teléfono a la oficina de alquiler para saber dónde se encontraba, se dió cuenta de dónde estaba yo por el ruido de nuestros pasos.
También aprovechamos para ir conociendo Rimini (os lo contaré otro día que lo visite con Ana), y a última hora para cambiar el aceite del fueraborda. Ya os dije que no pude cambiarlo por su sitio normal porque la tuerca de vaciado estaba apretada a muerte, y hoy lo hemos hecho Juan y yo por la boca de llenado, vaciando el viejo con una jeringa.
Mañana vamos en coche al aeropuerto de Bolonia para el cambio de tripulación, y Ana y yo dedicaremos 3 o 4 días a descansar un poco del barco y hacer un poco de turismo por estos alrededores.
Con cuidado, navegantes.
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