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miércoles, 25 de agosto de 2021

Llevar galones.

 Hola navegantes.

Eso es lo que nos merecemos Juan y yo después de los avatares de hoy. Los días anteriores habíamos observado que de madrugada soplaba un viento terral, del SW, que nos venía muy bien para avanzar hacia el Norte. Pero se agotaba enseguida, hacia las 8 h., y una hora después estábamos luchando contra un NW de cara de fuerza 5 que había temblar todo el barco. Como el pronóstico para hoy daba más de lo mismo, y queriendo llegar a San Giorgio (unas 30 millas) decidimos madrugar a lo bestia, salir a las 5, y así aprovechar el terral con idea de hacer la etapa del día antes de que saliera el NW. Luego ya tendríamos tiempo de descansar en la marina.

Ya, ya. Desde antes de las 5 estaba soplando el NW, que hoy había decidido madrugar como nosotros para castigarnos bien. Antes de amanecer ya estábamos dando bordos a lo loco, y no solo eso, empezamos a ver relámpagos en el horizonte. 

Después de salir el sol empezó a contraerse el horizonte y a oscurecerse todo, y nos envolvieron unas nubes tan negras que ocultaban la perilla. Y luego vino la hecatombre. Nos sacudieron 3 o 4 aguacerazos como no he conocido en mi vida, ni siquiera en Cantabria. Caía tanta agua que aplanaba las olas, y veíamos que fuera del aguacero las crestas de las olas rompían, pero dentro del aguacero se quedaban planchadas. Entre las 6 y las 8 de las mañana estuvimos navegando con un viento variable en dirección (del W al NW) y fuerza (fuerza 6 o 7 en los chubascos, fuerza 2-3 entre ellos), teniendo incluso que ponernos a la capa para poder manejar la situación.


Con gran dificultad conseguimos entrar al puerto de San Benedetto, a mitad de camino. Pues justo al amarrar en el atraque salió el sol, y el paseo sobre la escollera se llenó de veraneantes paseando.

Por cierto, ese paseo sobre la escollera es una auténtica obra de arte deliciosa. Los bloques de piedra están esculpidos por artistas conocidos o anónimos, haciendo del paseo un asombro permanente.




Entonces tuvimos que decidir si seguir navegando para llegar a nuestro destino, o pasar el día en ese agradable pueblecito descansando y tomando el sol. Sólo eran las 11 de la mañana, pero ya llevábamos 5 horas de dura ceñida y aguaceros. A pesar de eso decidimos seguir, para intentar no fallar a nuestra cita en Rimini. Después de secar toda la ropa al sol continuamos hasta San Giorgio, donde llegamos a primera hora de la tarde.

San Giorgio no tiene nada que os pueda contar por haberme llamado la atención, como no sea esto: saber qué aspecto tendrá mi barquito de mayor:


Con cuidado, navegantes.

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