Un resucitado que muere.

 Hola navegantes.

Hoy salimos de Camerota para una etapa larga (42 millas hasta Cetraro) pero ilusionados con el pronóstico de vientos del oeste que nos permitirían reestrenar el espí. Y así fue, una larga galopada con el viento por el través o la aleta de estribor, con el espinaker desplegado y bien lleno de viento empujándonos a más de 5 nudos. Hasta le hice esta foto para enseñaros cómo había quedado de bien:

Lo malo es que el resucitado no aguantó y volvió a rajarse entero debajo de la nueva costura. Ahora está claro que ha rendido su alma y que no merece la pena invertir más en él. Nuestra prioridad ahora es conseguir uno de segunda mano pronto, porque los nuevos, en este mes de julio, no te los entregan hasta después del verano, y yo lo necesito de inmediato. Si alguno de los que me sigue conoce alguien interesado en vender un asimétrico (grátil 7,5 metros, pujamen 3,94 metros, distancia de base del mástil al estay 2,40 metros) que me lo diga cuanto antes, a ver si puede traérmelo a Italia mi siguiente tripulante. Puede escribirme a alvarogaledo@gmail.com.

Acabamos el día con la mayor y el Genova en orejas de burro hasta Cetraro. Es un puerto con un grave problema de colmatación de arena, que está bloqueando la entrada. Hay una lengua de arena que tapa ya la mitad de su entrada en el lado de babor:

Definitivamente ya se han terminado los problemas de  encontrar atraque en las zonas turísticas del entorno de Roma, y volvemos a encontrar plaza como siempre, llamando por la radio al llegar a la entrada del puerto. Eso sí, las tarifas son caras (por ejemplo ayer en Camerota 52 euros sin incluir la luz, el agua, los aseos ni las duchas). Hoy en Cetraro solo nos ha costado 30 euros e incluyendo la lavadora gratis, y suponemos que al alejarnos de las zonas chic bajen aún más. Ya os he comentado otras veces que hacemos la colada, que esto también es la vela de crucero:

Hasta mañana, navegantes.