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domingo, 11 de julio de 2021

Donde Cristo perdió las Katiuskas.

 Hola navegantes.

Que nadie vea en el título una falta de respeto. Es que hoy hemos venido a un sitio que es una gran cantidad de nada en medio de ninguna parte: Amantea. 

Salimos de Cetraro, que tampoco fue una maravilla de escala, después de una aventura para conseguir hielo. No nos dimos cuenta que era domingo y estaba todo cerrado, hasta la gasolinera. En una pescadería que estaba abierta nos aseguraron que no tenían hielo (!!!), que se lo traen por la tarde. Y fue finalmente en un bar de carretera donde nos dieron el regalo. 

Con eso resuelto salimos sin rumbo fijo, porque en Amantea, nuestra primera opción, al llamar al puerto el marinero me dijo que sí tenía plazas, pero que no me podía decir que fuera para no asumir la responsabilidad de una varada. Es otro puerto que se está colmatando de arena en su entrada, según algunas fuentes sólo tiene 0,5 metros de calado y según otras entre 2 y 4 metros. Pero si yo entraba bajo mi responsabilidad y le pedía plaza estando ya dentro, me la daba.

Así pues salimos hacia Amantea (31 millas) sin la seguridad de quedarnos, y si decidíamos no entrar, nos quedaban otras 20 o 25 hasta el siguiente, o sea, en total unas 50 millas, una burrada porque además no había viento.

Las hicimos a motor pero aprovechando para algunos bricolajes. Reparamos un pestillo de la ventana de proa que se había roto, e hicimos una instalación provisional para enchufar el piloto automático directamente a la batería, ya que otra posibilidad de sus fallos esporádicos es que le falle la alimentación por deterioro de la línea eléctrica:


La próxima vez que falle le enchufaremos directo a la batería, y si así va bien estará el diagnóstico hecho.

Además hice varias gestiones para el tema del espinaker. Dos amigos me han ofrecido el suyo para que lo traiga Miguel, mi siguiente tripulante, y seguramente lo acepte si no consigo aquí, en Italia, uno de segunda mano. Gracias a Leopoldo y a Gaby, los amigos así son los que te hacen cómoda la vida.

A eso de las 15 h empezamos s ver la isla de Estrómboli por estribor y nos aventuramos a entrar en Amantea. Aunque es cierto que se veía el fondo de arena, en sitios peores he entrado. En el puerto hay dos veleros pero me dijo Tonino, el marinero, que "están caput", y luego me aclaró que ya no pueden salir del puerto por culpa de la arena, o sea que están condenados a perecer aquí dentro. ¡Qué pena!. También hay algunos pesqueros y, sobre todo, un montón de zodiacs.


Pero lo peor de todo es que el puerto no está ni siquiera en el pueblo de Amantea, sino unos 8 km más al Sur, en medio de un páramo seco y descampado. No tiene ducha y los aseos están en un contenedor, pero eso sí, ha costado sólo 20 euros. Aquí aguantaremos el canto de las chicharras hasta que el fresco nos permita ir con las bicis a por gasolina y luego al supermercado, si es que sobrevivimos. 

Ya estamos sólo a 3 días de Sicilia y al hacer zoom hacia arriba me parece mentira haber llegado hasta aquí.

Con cuidado, navegantes


1 comentario:

  1. Mucho animo, vais muy bienm parece mentira la cantidad de millas yarealizadas.

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