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miércoles, 7 de julio de 2021

Buenos augurios.

 Hola navegantes.

Ayer escribí el blog esperando la cena en una pizzería de Amalfi, con el ruido de fondo de los fuegos artificiales del partido de fútbol Italia-España. El día había estado lleno de buenos augurios. Al salir de Procida no teníamos claro nuestro destino, pero cuando en Capri nos dijeron que una noche para mi barquito costaba 125 euros más el agua y la electricidad la cosa estuvo clara: seguir hasta Amalfi.

La navegación fue a motor por la mañana y a vela por la tarde, más o menos. A mí me tocó otro día de gestiones telefónicas pero que han dado su fruto. He conseguido que una velería de Salerno, aquí al lado, me recoja el espinaker hoy cuando lleguemos, lo cosa en el momento y me lo entregue al terminar. Llegar a esta solución que se dice tan pronto me llevó toda la mañana, pasando por soluciones intermedias como venir el de la velería a recogerlo a Amalfi, o llevárselo nosotros a Salerno en autobús. El milagro fue, al final, conseguir atraque en Salerno (y además barato, 28 euros) para hoy, lo que nos permitirá conocer otra ciudad de la costa amalfitana mientras nos lo cosen.

Con este asunto resuelto nos centramos en la navegación. Hizo un calor sahariano, y a mitad de camino decidimos parar para un bañito en las islas Galli. Son un archipiélago de 3 islas que constituyen una reserva natural:

En Italia no aciertan mucho con el nombre de las islas. ¿Os acordáis la que se llamaba Gallinara aunque tenía forma de tortuga?. Pues la más grande de las Galli se llama Gallo Lungo, aunque en realidad tiene forma de delfín. Aunque en este caso seguro que la bautizaron antes de que pudiéramos ver las cosas desde el aire:

Allí, delante de su nariz, hemos fondeado. El agua estaba deliciosa, y lo único malo la profundidad del fondo (entre 10 y 20 metros) que si el ancla se hubiera enrocado no creo que hubiéramos podido liberarla buceando. Por suerte no sucedió.

A media tarde llegamos a Amalfi, una joya colgada de las montañas que dan al mar, con la costa llena de terrazas cultivadas y las casitas aprovechando la más pequeña superficie horizontal para quedarse.

Nosotros hemos amarrado en el Pontile Espósito, que no tiene luz ni duchas pero sí una manguera que permite hacer la misma función que la ducha pero en la bañera.

Fuimos a recorrer el precioso pueblo, en el que empecé a tener dejá-vus, hasta que comprendí que ya estuve aquí con un catamarán alquilado hace unos años. Todo sigue igual, hasta los pretenciosos, como este del barcarrón que no sólo presume de helicóptero, sino que ha montado una feria de iluminación que incluye hasta focos láser al cielo, no vaya a ser que pase desapercibido.


Así pues, hoy iremos a conocer Salerno y coser el espí, y mañana seguiremos hacia el Sur. Y por cierto, respecto al partido, al ganar Italia todos los del pueblo gritaron hasta quedar afónicos, quemaron tantos petardos que dejaron el pueblo oliendo a pólvora, y en el puerto de gastaron los esprays de las sirenas de niebla. Y mi disculpa para no ondear la bandera a media asta fue que está atada a la antena

Con cuidado , navegantes.

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