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viernes, 2 de julio de 2021

Seguimos hacia el Sur llenos de incertidumbres.

 Hola navegantes. 

Hoy teníamos previsto haber pasado la tarde en Roma para la intendencia (poner la lavadora y hacer la compra). Pero todo se ha desarrollado muy favorablemente y hemos podido seguir la ruta hoy mismo. En primer lugar el avión de David llegó puntualmente, y en segundo lugar, lo que es mejor, conoció en el avión a Gustavo. Es un argentino radicado en Fiumicino, un aventurero que ha recorrido el mundo fuera de los cánones, una persona de rostro abierto, que se ofreció a llevar a David al puerto en el coche de la empresa y nos permitió ganar una o dos horas, con lo que nos planteamos aprovechar la tarde para adelantar la ruta.

Así que salimos del Puerto de Ostia a las 12 h. con los deberes medio hechos (la lavadora puesta pero la compra incompleta, porque el mini-market de la marina no tenía de nada).  Mal rollo por la inseguridad de encontrar plaza en las marinas, lo que también dificulta la intendencia. El caso es que ha sido otra vez una navegación magnífica de 30 millas en 7 horas, hasta Marina di Nettuno. El viento ha sido del Sur y del SW, empezando con una larga ceñida,  y al terminar el día con un bordo con el viento por la aleta de estribor, con la mayor y el espinaker. Todo bajo un cielo de cartulina sin una sola nube, y con un calor que nos permitía navegar en bañador, algo a lo que no estamos acostumbrados los de Norte.

Un poco antes del Cabo de Anzio, tras el cual está Marina di Nettuno, dejamos por babor las ruinas del antiguo Puerto de Nerón, actualmente sumergido y destruido por el mar, y con las ruinas de algunas edificaciones en la costa.


Cuesta entender por qué hicieron el puerto allí en vez de después del cabo, que está más protegidos de los elementos y donde, lógicamente, se ha situado el nuevo puerto de Anzio.

Llegamos a Marina di Nettuno a las 19 horas, justo cuando terminaba la jornada de la agencia que nos consiguió el atraque. Suponemos que por eso no dejaban de meternos prisa por la radio, que aceleráramos, que más deprisa, que no nos detuviéramos, etc. Pero con las prisas se nos cayó una defensa al agua, y justo debajo de la torre de control de la marina dimos media vuelta para recogerla. Tendríais que haber visto los aspavientos de los controladores en el balcón y haber oído sus imprecaciones para comprender que fue lo más divertido del día. Al final nos dieron un atraque, como siempre, al fondo, en la zona más tranquila:


Lo que no ha sido tan divertido es constatar que aquí hay gato encerrado, porque la plaza de al lado estaba vacía, y que tampoco en la isla de Ponza tienen plazas mañana, que es cuando pensábamos haber comenzado la visita del archipiélago pontino. De hecho, aún no sabemos lo que  haremos mañana, si ir a Ponza en precario o seguir hacia el Sur por el continente.

Con cuidado, navegantes.

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