Hoy ha sido un día de normalidad en los canales, si puede llamarse normalidad a esta ola de calor insoportable que se hace difícil de sobrellevar, especialmente en el cuenco de las esclusas donde no corre el aire.
Otras veces os he comentado que el calado"estándar" de los canales es en condiciones ideales, pero que cuando hay sequía u ola de calor el agua se evapora y el calado disminuye. Pero nunca pensé que tanto. Hoy hemos ido por tramos que el agua había bajado por lo menos 20 o 30 cm:
Si a eso le añadimos que para activar la trompa con que se abre la esclusa, que siempre está cerca de la orilla de estribor, tienes que salirte del eje del canal, las conclusiones las podéis sacar vosotros mismos. No os arriesguéis a venir en verano por los canales con el calado justo.
También os he dicho que la navegación no es ir de fondeo en fondeo tumbado en una hamaca con una piña colada. En los canales una de las obligaciones más desagradables es ir a buscar la gasolina a las estaciones de carretera, porque las pocas marinas que hay sólo suelen tener gasoil, para los barcos de alquiler. Y te toca ir por la carretera bajo la canícula:
Y encima hoy en esa gasolinera sólo tenían la de 95 octanos e10, o sea con etanol al 10%. Los fueraborda normalmente sólo deben usar al 5% o sin etanol. En España la de 95 octanos tiene etanol al 5%, pero en Francia la hay al 5 y al 10 %. Hoy no me ha importado porque los dos últimos bidones que llené eran de 98 octanos sin etanol, o sea que las mezclaré a partes iguales para que el etanol quede al 5%.
Al final del día hemos pasado sobre el puente-canal de Agen. Una infraestructura impresionante, y más pensando que se hizo piedra sobre piedra a principios del siglo XIX. Te permite navegar por encima del río Garona y de dos carreteras, una sensación rarísima porque contrasta la placidez de la navegación por los canales con las prisas de la vida moderna por la carretera. Mide 580 metros de largo y es el segundo más largo de Francia.
Allí arriba estábamos Ana y yo mirando el mundo con superioridad, y me encantaría saber lo que pensaban los de los coches al vernos allí arriba con el barco.
Y vuelvo a despedirme con el sitio donde hemos parado hoy a comer, para que veáis que con un calado pequeño se puede parar en cualquier parte del canal aunque no haya pantalán, simplemente amarrados a los árboles. Como no hay ni corriente, a veces nos hemos amarrado simplemente a un manojo de arbustos de la orilla.
Con cuidado, navegantes.
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