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viernes, 20 de junio de 2025

Una esclusa que se avería.

Hola navegantes. 

Ayer llegamos "tarde" (para el horario francés) a Agen y estaba la capitanía cerrada y las torres de luz y agua sin servicio. Y los sanitarios cerrados. Temiendo que nos quisieran cobrar sin haber recibido ningún servicio nos fuimos a la orilla de enfrente, a abarloarnos a una peniche,  donde hemos dormido como marmotas después del cansancio y la insolación de ayer. En la foto el Corto en el ensanche del canal que hace una pequeña laguna,  con la aguja de la Iglesia de Saint Hilaire al fondo.


Estamos navegando casi todo el día a la sombra del paraguas y remojándonos cada media hora, y a pesar de eso el calor nos hace sufrir. Nuestro principal objetivo cada día es conseguir que alguien nos congele los frigolines, y cuando lo conseguimos es como si viniera Papá Noel. Al parecer Agen tiene el record de Francia de calor, y estamos justo en su centro.

Hoy hemos padecido la primera avería en una esclusa. La puerta se cerró detrás nuestro pero el agua no cargaba, dejándonos en el cajón de la esclusa empantanados. Tuvimos que escalar por el muro que veis en la foto para llamar por el interfono al esclusero, que tardó más de una hora en venir a resolverlo. Tuvimos que improvisar un campamento en la única sombra para no morir en la espera.


A las 14 h , bajo un sol de derretir coletas, la única sombra que encontramos para parar a comer tuvo que tener como decorado de fondo una central nuclear. Hoy estamos gafados.


Por eso tiene más mérito la ilusión con que Ana preparó la comida:


Me está preocupando que en todas las esclusas del canal lateral del Garona, que es el que estamos recorriendo ahora, la escala para salir del barco y activar el mecanismo está en estribor. Cuando volvamos estará en babor y eso nos pondrá muy difícil la maniobra con el palo tumbado en esa banda. En efecto, en nuestro anterior paso por este canal íbamos cuatro a bordo, pero ahora solo vamos Ana y yo. Tenemos que amarrar en corto el barco a la escala por la mitad de la eslora (usamos el cáncamo de los puntales). Entonces Ana se sube por la escala con el cabo de amarre de la proa en la mano y lo hace firme al noray. A continuación le mando el cabo de popa, lo pasa por seno en un noray y me lo devuelve. Yo lo hago firme en cubierta y voy a soltar el de la escala (no se puede quedar atado porque el subir el agua hundiría el barco). Entonces Ana activa el mecanismo de la esclusa y controlamos las amarras, ella la de proa desde arriba y yo la de la popa desde el barco. Cuando ha terminado de llenarse, el barco queda al nivel del suelo y Ana vuelva a embarcar. Todo eso, a la vuelta, tendremos que hacerlo por babor y se complica mucho con el palo allí. Hay que darle otra pensada.

Hoy nos hemos quedado en Valence d'Agen, una escala con un Halte Nautique (es como una marina pero en modesto, tirando a muy modesto). Sólo tiene torres de agua y luz, no tiene aseos ni duchas, pero a estas alturas del viaje esto que tiene nos parece una maravilla. Con la electricidad nos funciona la neverita y los ventiladores, y con agua corriente nos podemos duchar a bordo. Un chollo. Pero la imagen de vacuidad de los pantalanes da pena. 


Y por cierto, el bajo colchón sigue funcionando perfectamente hasta en estos días de calor tórrido.

 Con cuidado, navegantes. 

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