Ayer salimos pronto del pantalán de espera de la esclusa donde dormimos, con intención de llegar a Toulouse a media mañana. Pero no fue así. Para empezar nos faltaban 6 esclusas, no 3, porque aunque en efecto nos quedamos en la número 3 contando desde Toulouse, luego hay otras 3 dentro de la ciudad antes de llegar al puerto. Y por si fuera poco, las de dentro de la ciudad son con esclusero, lo que significa que se cierran de 12 a 13 h. para su pausa para comer. Como no contábamos con ello resultó que justo la última la embocamos a las 11.55 h., y ya no nos la abrieron. Con las ganas que teníamos de llegar al puerto para ducharnos y comer tranquilos, nos encontramos en el sitio de la foto (aunque parece idílico su acceso era un váter público al aire libre) y sin comida.
Menos mal que estábamos cerca de la estación de tren y nos acercamos a comprar allí una focaccia y una pizza.
La entrada a Toulouse, como a las grandes ciudades, por el canal es sorprendente, porque circulas con el barco entre los coches, los camiones o los trenes como si fueras un vehículo más por la carretera:
Y da mucha pena porque debajo de los cruces vive el lumpenproletariado de la ciudad, los sintecho que buscan la sombra y la protección de la lluvia en tiendas de campaña o chabolas de cartón.
Este vivía bajo uno de los puentes gemelos, uno de los sitios míticos de los canales porque es donde confluyen el Canal de Midi hacia el Sur y el Canal Lateral del Garona hacia el Norte.
En Toulouse queríamos quedarnos en el Halte Nautique porque llevábamos varios días sin ducha y queríamos poder enchufar la neverita. Pero es un puerto expuesto al sol infernal y nos pasamos mucho tiempo en el hall de la oficina, que tiene aire acondicionado. En el barco era imposible. Entre otras cosas hice las gestiones para arbolar en Port-La-Nouvelle a primeros de la semana que viene. El canal de Midi es algo que no paraban de recomendarme hasta que empecé a ser yo el que lo recomendaba, pero ahora, con este calor y con las algas y los mosquitos, empiezo a ponerlo en duda.
Cuando empezaba a refrescar salimos para ver Toulouse y recordar los sitios de nuestro paso anterior, en la vuelta a España. En aquella ocasión no vimos mucho pero por la lluvia, que cayó con rabia y nos hizo algunas goteras. Pues ayer, al coger las bicis, vimos que la pequeña tenía la rueda desinflada. Perdía por la válvula y no tenía arreglo. Como llevo casi un taller en la mochila le puse la cámara de repuesto, pero ésta se pinchó. Por suerte fue a unos cientos de metros de una tienda de bicis y pudimos solucionarlo.
Lo que vimos de Toulouse en el crepúsculo nos encantó. A ver si a la vuelta no hace tanto calor y podemos verla con más calma. Especialmente nos llamó la atención la enorme animación en las calles para ser un lunes. Supongo que todos quieren salir de casa cuando llega el fresco, después de haber estado ocultos en su cueva para huir del calor. Para esta semana esperan casi 41 ºC.
Hoy empezamos el descenso por el Canal de Midi. Las esclusas van a ser la mayoría con esclusero, pero fijaos qué curioso, hasta las que son automáticas cierran de 12 a 13 h. para "la comida". ¿Qué comerá la esclusa?.
Y aquí el kit de supervivencia que vamos a llevar siempre en la mochila, hasta que lleguemos al Mediterráneo, si es que llegamos:
Aunque no está en la foto, también incluye la pomada para las picaduras.
Con cuidado, navegantes.
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